¿Obama se rindió en Afganistán?

Los EE.UU. nunca se rinden en las guerras, tan solo se van, se retiran. Tampoco las ganan. Ni pierden ni ganan guerras, tan solo las hacen, es una suerte de desgracia que acompaña a los gringos y su superioridad bélica: nunca logran someter a los pueblos ni dominarlos, así pasó en Vietnam el siglo pasado, un día pusieron la fecha en que se “retiraban” las tropas invasoras, como ahora ha dicho Obama que a finales del 2.011 no quedarán tropas gringas en Afganistán.

Pero debemos hacernos las preguntas de siempre: ¿por qué vinieron y por qué se van? Vinieron después de la implosión de las torres Gemelas diseñada por el mismo pentágono a buscar a Osama Bin Laden, quien nunca apareció, vinieron a sacar a los terroristas hasta de la última cueva donde se encontraran y nunca encontraron nada, como no encontraron bombas químicas en Irak, vinieron, eso si lo lograron, por una buena parte del cartel de los opiáceos, que se la han quitado a los talibanes. Se van para dejarle paso a sus famosas “democracias” a la que le encomendarán crear espacios para que las burguesías nacionales e internacionales logren reestablecer un gobierno servil.

Quizá la mejor pregunta es ¿A dónde se van? Los soldados gringos son una fuerza de trabajo que no puede quedar en paro, la industria de las bombas y la dominación motoriza un gran porcentaje de la economía, así que Obama debe de tener lista las invasión ahora a Irán o a Corea del Norte, si es que no entonces, una guerra nuclear “limitada” con la que pretenda crear un “nuevo modelo de dominación” donde el terror se impondrá como supremacía imperial para someter al resto de los pueblos y su ejército debería remover escombros con trajes con protección radioactiva y poner en marcha la industria petrolera iraní.

Podría ser también otro el escenario. Más proclive a mantener la reputada premiación de Obama con el Nobel de la Paz: el manejo de tragedias inducidas podría suplantar los bombardeos. Los ensayos de Haarp a principios de este año, creando sismos, sequías e inundaciones, podrá permitirles ir a socorrer a los pueblos del mundo, al estilo de Haití: enviando sus gloriosos marinees en vez de enviar médicos y socorristas. Entre tantas incógnitas se debate el desarrollo del siglo que comienza. Lo cierto es que un imperio ante una crisis económica tan fuerte necesita guerras y ante una crisis política en donde el socialismo nace y crece en todo el mapa, necesita de más y mejor dominación.

Fidel ha denunciado ante el mundo el teatro de operaciones que se ha preparado alrededor de Irán y de Corea del norte. Igualmente nos informa sobre la capacidad del imperio de ataques masivos con armas no nucleares que podrán tener la misma o mayor capacidad de destrucción, lo que a mi criterio, sería más convenientes para ellos, en su afán de dominar, pues se ahorran el daño residual de la radioactividad, a menos que quisieran usar el terror que producirá en la especie, los efectos de ésta, y someter a la población mundial a un nuevo orden de dominación que nacería de la muerte y la mutación de un gran porcentaje de la población, este escenario sería el más terrible.

¿Qué más cabría entre las posibilidades? Cabría la última de todas y que es el permitir el desarrollo de la historia del hombre y tratar de transformarse junto a ella: un camino gradual hacia sociedades socialistas y posibilitarias, cabría hacer realidad el derecho a la autodeterminación de .los pueblos y el respeto a las nuevas ideas que florecen en Suramérica con gobiernos que invierten en el desarrollo social. Cabe este camino de humanizarse y acercarse al resto de los pueblos. Quizá seria Obama quien en nombre de la paz, pretenda este camino, que es el único que garantizará la paz. Pero atrás de Obama hay un imperio de dominación, vestido con los uniformes del ejército americano, que de seguro se opondrán a un manejo tan entreguista de las ideas de dominación y guerra.

Los gringos se van de Afganistán y quedará otro pueblo más en ruinas que deberá de empezar a renacer entre cenizas y escombros. Es indudablemente un triunfo de los pueblos y una derrota más para ellos.

La humanidad debe seguir cada vez más en su lucha por impedir el desarrollo de la guerra, en impedir el daño terminal que el capitalismo ejerce sobre el ambiente y el planeta, debe seguir al frente de la gran lucha por salvarse a si misma y nuestro medio ambiente. No se puede permitir que la caída y el final del imperialismo, como fase superior del capitalismo, incluya un daño mortal a la humanidad y al equilibrio ecológico de nuestro medio ambiente.

Venceremos.

brachoraul@gmailcom


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Raúl Bracho


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