“Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa Mejor.”
Samuel Beckett…
No asumir la posibilidad de la guerra desatada por el hampa, y no darse por enterado de lo que pasa en las cloacas de la delincuencia en los últimos días, es un acto de verdadero cinismo.
Hay que resarcir perfectamente la moral política del socialismo/democrático. Todo es posible, aún en el caso de que no se produzca. Lo importante es el fin, no los medios. La política para algunos es el arte de lo posible, si es moral o no depende de la ética individual que no afecte el parecer de la gestión bolivariana.
Esto lo dicen políticos del Foro Socialista venezolano, en debates en los diferentes medios de comunicación cuando se toca el tema de la inseguridad ciudadana, ante los casos de corrupción policial, judicial y penitenciaria, a la moral política que está reñida con la política de lo posible. Muchos ex funcionarios: ex alcaldes.diputados, gobernadores, ministros etc. Salen diciendo que la moral no existe en el foro público, que afecte al fuero personal, y se anide en el ámbito social. Con estos criterios no son extraños estos gestos de indolencia e impunidad.
Creo por convicción que la política es pedagogía, es una forma de educación hacia el pueblo, y viceversa, es emulación de gestos, actitudes y actos moralmente buenos, es ejemplaridad, es identificación con acciones heroicas, con referentes nobles y admirables, es transferencia emocional de buenas obras. Con ello se edifica el alma de las colectividades, su entramado afectivo/cultural, su cohesión y solidaridad intrínseca. Sin ella el resultado es lo que tenemos: defección, desmoralización colectiva, derrumbe del sentimiento de pertenencia del colectivo nacional. En definitiva disolución de los vínculos familiares y de amistades. Por eso la política tiene algo de religiosidad en sí misma, la religión también tiene una perspectiva política, lo cual no tiene porque estar reñido con el pluralismo político, y la tolerancia.
Pero hay muchos burócratas que le es cuesta arriba entender esto. ¡Pues para ello hay que tener algo espiritual en el corazón, y en las convicciones personales!
La incoherencia ya es el banderín del fracaso de los burócratas bolivarianos de la seguridad en el poder: se puede estar defendiendo la revolución bolivariana, y después volver la espalda, como se está haciendo ahora, a la vulneración de los más elementales derechos humanos.
Causados por la delincuencia desbordada. Todo ello en aras a intereses que algún día descubriremos, y que pueden estar asociados a esa imagen de la muerte todos los fines de semana.
Se puede defender el principio constitucional de la seguridad ciudadana, y al mismo tiempo impedir el castigo de los hampones asesinos en el Valle de los Caídos, vulnerando el sentimiento mayoritario del pueblo venezolano adolorido.
Se puede exhibir el principio de representación general de la nación venezolana como pilar de la democracia bolivariana, que significa que el PSUV en su agenda, deja de defender a los ciudadanos de su ideología que caen todas las semanas, al menos para mitigar el interés general de este terror, y al mismo tiempo negarse, a representar a la ciudadanía a través del mandato delegado en ellos. No por un líder no espiritual sino político, que es el que dirige en forma mayoritaria al pueblo venezolano.
El principio de primacía del Estado de Derecho (Articulo 2 de la CRBV), y la lucha contra el crimen, no es impedir la investigación de hechos luctuosos, que están causando estragos a la salud democrática del gobierno revolucionario, que dilucide sobre circunstancias tan graves como el de los penales Rodeo 1 y 2, el vaciamiento, y no ingreso de más delincuentes a las cárceles, a pagar sus delitos etc. Se puede decir con una voz que se lucha contra el hampa, y que los delincuentes han de estar en la cárcel cumpliendo sus penas, y al mismo tiempo permitir que exista un Poder Judicial, y un Ministerio Publico que se reúne sistemáticamente con los hampones, (ejemplo de los Rodeos 1y2, y ahora en el resto de los penales en el país) y negocia con ellos, sin que pase absolutamente nada.
Por todo esto, y mucho más considero que con estos encargados de la seguridad ciudadana, seguridad penitenciaria, y la administración de justicia actualmente, no puede haber democracia revolucionaria, ni verdadera libertad para el ciudadano, pues ambas sólo pueden desarrollarse en un clima político, y social saludable, y libre de podredumbre, incoherencia y mediocridad.
Percasita11@yahoo.es