El crimen contra este
prócer de la revolución colombiana es un punto más, un alfiler más
en el mapa de la eliminación sistemática de líderes que comete el
imperio contra aquellos que no se venden y luchan, cada
uno a su manera, para transformar una realidad insoportable, para que
los pueblos vivan en paz, pero con prosperidad e independencia. Iba
a decir “en libertad”, pero esa hermosa palabra ha sido tan vapuleada
al utilizarla como sinónimo de la explotación imperial, que prefiero
hablar más llano.
LA LARGA LISTA
Alfonso Cano se une a la larga
lista de revolucionarios del mundo que están siendo “eliminados”
sistemáticamente, tal vez con el objetivo de descabezar a los movimientos
populares para derrotarlos más fácilmente. En esa larga lista están,
además de todos los jefes de las FARC colombianos que cayeron últimamente,
el aún recientemente masacrado Muammar Gaddafi, bombardeado por la
OTAN; Yasser Arafat, envenenado, Saddam Husseín (¡Sí, Saddam Husseín!
quien tiene el mérito de haberse echado para atrás en su relación
con el imperio, lo cual le costó la vida), y territorialmente más
cercanos, como el Che Guevara, Salvador Allende, Omar Torrijos, entre
los jefes de Estado; y revolucionarios como Jorge Rodríguez, Alberto
Lovera, los miles de desaparecidos argentinos, los innombrados tupamaros,
los revolucionarios chilenos, brasileños, peruanos, ecuatorianos, centroamericanos.
De algunos de ellos jamás aparecieron los cadáveres, otros aparecían
amontonados como en las películas de terror. Es una lista larga, interminable,
la del reguero de cadáveres sobre los cuales se sustenta el poder de
los tiranos que aprisionan a los pueblos del mundo bajo sus puercas
botas.
Y LOS NEUTRALIZADOS....
Algunos quedaron vivos, pero
fueron derrotados, como el presidente Zelaya, el profesor Aristide,
como tantos que los gringos no precisaron gastar una bala. Y otros,
que han padecido extrañas enfermedades sin dejarse neutralizar, una
diría que tal vez víctimas de la guerra biológica: Kirchner, muerto
prematuramente con una presunta enfermedad “natural”, y los presidentes
del ALBA han sido también víctimas, sospechosamente, de sendas enfermedades
probablemente inducidas por agentes especialmente entrenados en ese
tipo de ataques. No bien se había levantado Chávez del cáncer, cayó
Lula. Ya los líderes de Bolivia y Ecuador habían pasado por algo similar.
Es necesario que las cabezas de las naciones soberanas que no estén
dispuestos a venderse, entre quienes se encuentran dos mujeres vergatarias
como Cristina Kirchner y Dilma Roussef, se hagan chequeos con una periodicidad
mínima, porque eso va a continuar.
QUIÉNES SON LOS INDISPENSABLES
Como ya lo dijera Bertolt
Brecht: “Hay personas que luchan un día y son buenas. Hay otros
que luchan un año y son mejores. Hay otros que luchan muchos años
y son muy buenos. Pero hay quienes luchan toda la vida, esos son imprescindibles”.
Los compatriotas colombianos
tienen años empantanados en una guerra que nadie gana, un equilibrio
maldito que a los únicos que “beneficia” es a los que venden
armas y al imperio, porque le proporciona una excusa para adueñarse
de buena parte del territorio de nuestro continente, en el cual tienen
más privilegios y derechos que los militares “nativos”. Según
lo que he podido extraer de entre las noticias contradictorias que la
guerra mediática lanza, mientras Alfonso Cano fue el jefe máximo de
las FARC, fue cuando más prisioneros fueron liberados, y de manera
unilateral. Quería lograr la paz, luchar de otra manera y e imperialismo
no se lo podía perdonar, porque le estaría tumbando el negocio a los
“perros” de la guerra (con el perdón de los canes). Y eso los que
oprimen y asesinan al hermano pueblo de Colombia no se lo podían perdonar.
De la misma manera que, cuando quisieron pasar a la legalidad, formando
un movimiento político nacional, todos los sindicalistas, activistas,
todos los revolucionarios que pudieron capturar, fueron asesinados.
Tal vez los gorilas quieran
sacarse la raya de que el gran Marulanda haya muerto de viejo, después
de medio siglo luchando y sobreviviendo a sus ataques, muchos de los
cuales destinados a eliminarlo.
QUÉ SERÍA DE LOS OPRESORES
SI NO EXISTIERAN LOS JUDAS
Presume el tal Santos de que
gente “dentro de las FARC” ayudó a asesinar a Cano.
Esa situación obliga
al movimiento revolucionario del mundo a ver hacia dentro, cuál es
la viga que tenemos en el ojo. Porque el roble es un árbol capaz de
resistir las mayores tempestades, pero un puñado de minúsculos gorgojos
puede debilitarlo de tal manera que un simple ventarrón lo revienta,
y de eso se trata la “inteligencia” imperial. Por eso se gastan
tantos millones en espionaje, provocaciones, infiltraciones, mientras
su propio pueblo en el Norte comienza a aprender en carne propia lo
que es la pobreza. Pero eso al capital transnacional no le importa.
Es parte del daño colateral.
Parte del entorno de Gaddafi
estaba vendido con el imperio, Allende confiaba en Pinochet, a Zelaya
lo entregaron sus compañeros del partido liberal... etc. ¿Y
nosotros qué? Eso nos obliga a estar alertas; por un lado, a
estar conscientes de que estamos infiltrados hasta los tuétanos; y
por otro, a no ser paranóicos. Hay uno que no se vende y es el beneficiario
del proceso revolucionario: El pueblo en general. Y Chávez, y un nutrido
grupo de camaradas que están cerca del Comandante, porque me niego
a pensar que todos son unos alacranes. Tal vez hay algunos con la cola
emponzoñada, pero en esas cosas del espionaje y la guerra ya no
tan fría, nada es lo que parece, y se juega a sembrar la desconfianza.
Así que confío más en aquellos camaradas que son más atacados por
el imperio. Por algo será.
LA NECESARIA COALICIÓN MUNDIAL
Los pueblos del mundo, los
países progresistas y aquellos que estimen en algo su independencia,
deben también unirse, y esa unión debe incluir convenios militares
vinculantes, porque un solo palo no hace montaña y estamos bajo el
yugo de un imperio global que todavía tiene gran poder de compra y
de amenaza. Por algo los yanquis están enseñando español a los
marines. Que no haya que repetir aquello de que primero fueron los
afganos, después los iraquíes y luego los libios, pero como yo no
soy musulmán no me metí en eso, y que cuando vengan por nosotros ya
no haya nadie con quien unirse. Como dice la cita de Martín Niemöller
o Bertolt Brecht, refiriéndose a los nazis:
«...Primero se llevaron
a los judíos,
pero como yo no era judío, no me importó.
Después se llevaron a los comunistas,
pero como yo no era comunista,
tampoco me importó.
Luego se llevaron a los obreros,
pero como yo no era obrero tampoco me importó.
Más tarde se llevaron a los intelectuales,
pero como yo no era intelectual, tampoco me importó.
Después siguieron con los curas,
pero como yo no era cura, tampoco me importó.
Ahora vienen por mí,
pero ya es demasiado tarde.»
andrea.coa@gmail.com