La sociedad venezolana tiene que adecuarse a los tiempos y consecuencialmente a los retos que cada día se presentan y efectivamente por ello es que en esta época vivimos en una verdadera democracia, dentro de un proceso revolucionario y donde el pueblo tiene un gran papel protagónico, todo ello inspirado en el ideario de Simón Bolívar el Libertador. Venezuela se está adecuando a los tiempos y ha logrado vencer muchos retos, pero sin embargo hay uno de suma importancia que no se ha podido doblegar todavía, es el de impartir una pronta y verdadera justicia a todos por igual. Los conocedores de los asuntos judiciales dicen que las edificaciones tribunalicias son unas madrigueras donde moran muchos más de los 40 ladrones de Alí Baba, que allí lo que impera es el cuanto hay para eso, el dinero, y que es un verdadero mercado persa. En Venezuela hace falta que alguien entre decididamente en ese antro actual y saque a fuetazos a los mercaderes de la justicia y la indecencia, porque en verdad que en Venezuela el acceso a la justicia es muy precario, los juicios se posponen durante largo tiempo por diferente razones: no hay como trasladar al acusado al tribunal, que al juicio no se presentó el fiscal, que no hay despacho, que el juez no se presentó, que el alguacil no fue ese día, que la secretaria no asistió al trabajo, que no hay papel para escribir alguna diligencia, que la máquina de escribir no sirve o está dañada la computadora, y entonces se suspende el juicio y el privado de libertad sigue su calvario; a menos que aquel tenga una boloña de billetes y pueda comprar las conciencias de los trabajadores del tribunal. Existen muchos jueces que se ocupan demasiado del aspecto estructural de los Tribunales: un buen edificio, una buena oficina, un buen servicio público, un buen equipo técnico y/o electrónico, pero en cuanto al aspecto humano de la persona enjuiciada y sus familiares, no le paran: no reciben a los familiares del acusado y si hacen pasar al familiar a su oficina privada es para solicitar dinero; para ver si es posible soltar al preso. En Venezuela los juzgados penales deberían estar instalados al lado de los centros carcelarios y así tratar de minimizar las suspensiones de los juicios.
La idoneidad de algunas de nuestras leyes muchas veces no se adaptan al sistema de justicia que debiera imperar en el país en estos momentos, la justicia tiene que ser eficaz, tal como lo establece la Constitución Bolivariana y que garantiza la justicia por encima de cualquier otro formalismo. La impunidad para con el rico y/o poderoso es público y notorio, casi todos los acusados de dolo o cualquier otro delito, de esos que llaman de cuello blanco y que le hace daño a un conglomerado de miles de personas, generalmente lo declaran inocentes y quienes resultan culpables se escapan del país más rápido que inmediatamente. Lo más importante para nuestro país es lograr la eficiencia en el sistema judicial, que desaparezca la impunidad, y por supuesto que hay que mejorar el sistema penitenciario para que la reinserción de los penados a la vida social no sea un drama. Los procedimientos judiciales deben ser cada vez más expeditos y sencillos, para que el común de los venezolanos pueda llegar a los tribunales con facilidad y sin tener que pasar por una infinidad de innecesarios formalismos. La reforma del Poder Judicial se tiene que dar conjuntamente con la nueva misión anunciada por el Presidente Chávez “A toda vida Venezuela” y debe enfocarse en la modificación del ordenamiento jurídico vigente en el país y a la reforma de la doctrina que viene guiando las decisiones de los distintos juzgados; muchas de ellas por considerarse caducas o inaplicables. Habrá que revisar algunas normas que lo que hacen es ponerle inconvenientes al interesado. Existen leyes que tal vez tendrían la mejor intención, pero que no sirven como debe ser. Por ejemplo el Código Orgánico Procesal Penal (COPP), debe ser revisado porque en la práctica el Poder Judicial ha visto como algunos de sus aspectos no solamente han entorpecido la celeridad de la justicia sino que en otros han resultado inaplicables. En materia civil hay que establecer nuevas propuestas, entre otras el establecimiento del juicio oral en todos los tribunales civiles para alejar los retardos y para que se pueda decidir en el acto.
Los venezolanos debemos tener fe de que ahora el Presidente Chávez será capaz de ponerle el cascabel al gato, será sabio al nombrar una comisión de juristas honestos y con sensibilidad social que se dediquen a reformar para bien el engorroso problema del Poder Judicial, y entonces en unos dos o tres años el venezolano solo recuerde con soberbia como antes tenía que bajarse de la mula para conseguir fuera posible se aplicara la ley en los antros de corrupción que significó el anterior Poder Judicial. La elección popular de los jueces es fundamental.
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