Hace 10 años se nos marchó físicamente el más grande intelectual y humanista de Monagas como lo fue el camarada abogado, periodista, poeta, escritor, comunista y hombre de una inmensa rectitud política. Fue un 9 de Octubre del año 2.002 cuando camaradas y amigos lo sembramos con la solemnidad de los grandes capitanes de la historia. Nos referimos por supuesto al Dr. Jesús Rafael Zambrano. Hace una década tuvimos el solemne y militante compromiso de dar sepultura a los restos mortales de nuestro insigne y fraterno camarada de siempre, hijo ilustre de Uracoa, hombre probo y de mirada cristalina. Militante toda la vida de las ideas de Carlos Marx, Federico Engels y Lenin.
Toda una vida dedicada a las causas más nobles de la patria de Bolívar, militando siempre en las trincheras de lucha del partido de Gustavo Machado, Pedro Ortega Díaz, Eduardo Gallegos Mancera y Jesús Farías. Ya para 1.942, cuando estudiaba en la escuela federal "Monagas" ingresó en Maturín al clandestino movimiento comunista. Fue pionero de la Federación de Estudiantes de Venezuela. Zambrano tuvo una dilatada militancia en las filas del PCV, tanto en el estado Anzoátegui, Caracas y su natal Monagas, llegando a ser Secretario General por un tiempo y miembro del Comité Central. Cada uno de sus viajes al exterior lo aprovechaba para cultivar su erudita inteligencia. No había tema o tópico de la vida que no conociera y dominara con lujo de detalles este monaguense universal. Estamos hablando del hombre que abrazó el estandarte de "Comunista siempre", el mismo que se llevó en su pecho como símbolo de la consecuencia y lealtad que siempre lo caracterizó como gran comandante de la revolución de nuestro país.
Como lo dijo el comunicado del Comité Central del PCV, "Jesús Rafael Zambrano fue un digno heredero de la ideología revolucionaria de Marx y Lenin, asumiendo una práctica transformadora en procura de la sociedad socialista de justicia social, solidaridad y paz". Como dije hace 10 años, Zambrano desde temprana edad y con el manifiesto comunista en la mano comprendió que "La firmeza es acero en la palabra y diamante en la conducta", planteamiento este que fue guía durante toda la vida de este brillante caballero de la esperanza; cuya partida hace una década lamentamos en un coro de voces y una plegaria plagada de inmensa resignación revolucionaria. Alguien dijo que la vida de Zambrano fue un mar de sueños y esperanzas aparejado con su inmenso e inseparable río bibliográfico, por donde desfilaron miles de personas en busca del necesario conocimiento y sabiduría.
Como hombre de letras, Zambrano fue un permanente columnista en medios regionales y nacionales, dejando una acuciosa obra literaria, digna de ser rescatada. Primer monaguense miembro de la Academia Nacional de la Lengua. En Monagas una constelación de hombres y mujeres fuimos alumnos de este maestro de la revolución. De Zambrano aprendimos a ser leales y consecuentes a ser humildes por sobre todas las cosas. A no desmayar en la lucha social y ser solidarios en toda la extensión de la palabra. A interpretar el momento histórico y asumir una posición sabia y de firmeza, sin mirar atrás, para ser consecuentes en la teoría y en la práctica. Estamos seguros que Zambrano se marchó con la mirada erguida y una sonrisa de satisfacción ya que vio los primeros destellos de la revolución bolivariana y chavista. Estaba plenamente convencido, al igual que el escritor uruguayo Mario Benedetti que "No solo se abrirán las puertas sino también las ventanas y las vidas".
A Zambrano lo despedimos como los grandes líderes de la historia. Camaradas y amigos le rendimos la respectiva "Guardia de Honor" simbolizando de esa manera nuestro profundo respeto y admiración a quien tuvo como estandarte la solidaridad humana haciendo de eso "la más alta disciplina del hombre, que templa el conocimiento y enseña a vivir". Parafraseando al escritor barcelonés Miguel Otero Silva, diremos que la vida de Zambrano fue una "larga línea recta como la trayectoria de un venablo, sembrado como un árbol con estatura y reciedumbre de samán". Recuerdo que en el cementerio viejo de la ciudad de Maturín, finalicé mis palabras de despedida recordando las palabras del desaparecido camarada Héctor Mujica, cuando propuso hace años en un acto homenaje al Dr. Zambrano, que en ocasión de su muerte colocaran un epitafio sobre la tumba que dijese: "Aquí yace un comunista de verdad, un comunista verdadero y un amigo sincero del pueblo venezolano".
Legislador del P.S.U.V (*)