El 23 de diciembre de 2011 fui objeto de una retención ilegal por parte de un cajero automático de la cantidad de 600 Bsf de mi cuenta en el Banco Bicentenario-Banco Universal, como ellos orgullosamente se hacen llamar. Inmediatamente me dirigí a una de sus agencias, interpuse mi reclamo en la esperanza de que ese dinero volviera a mí en medio de aquella temporada navideña, pero lo que recibí por respuesta fue que tenía que esperar y no hubo manera de que algún funcionario del banco me diera constancia de mi reclamo en ninguna de las oportunidades en que reclamé; así pasaron los meses, visitas recurrentes, esperas de hasta más de una larga hora en cola para la atención, oficios por escrito, algún twit manifestando mi frustración y muchas molestias de etcétera que pasé por aquella temporada, hasta que luego de muchos meses desistí y asumí que al final el banco me iba a responsabilizar a mí de la pérdida y temí que terminara mal aquel “encabronamiento” que me dio por tan irresponsable forma de actuar de la entidad. Total perdí mis 600 Bsf.
Para quienes piensen solidariamente en aquella injusticia, puede decirles que ya la superé y sigo como siempre realizando mis transacciones con nuestro patriótico y rojito banco bicentenario, fundamentalmente porque soy cuenta nómina del MPPE en esa entidad y no por conductas altruistas y nobles de mi parte.
Con el tiempo he seguido muy rutinariamente escuchando a decenas, creo que hasta centenares de compatriotas en mi Institución, en la cola del banco, en reuniones sociales o por donde me metiera, el mismo malestar, siempre sale a relucir este tema, ya no porque me haya pasado a mí, sino porque todas esas historias tienen en común que les a pasado a todos ellos, unos más molestos que otros, unos más resignados que otros, unos maldiciendo más a la revolución que otros; quien es al final la “responsable” de todo aquello que pasa en nuestra querida patria.
No tengo información privilegiada en esta materia, pero un pálpito me dice que alguien se está quedando con estas retenciones ilegales de los cajeros automáticos; si esto le ha pasado a una buena parte de la cartera del bicentenario, seguramente alguien ha hecho mucho dinero por el estado de indefensión en que nos encontramos ante esta bestia financiera; considero luego de muchos tiempo lanzar esta alerta por si llega a un oído adecuado, no sé si la superintendencia, el FBI o el Chapulín Colorado; pero escribo en la esperanza de que se haga justicia contra aquellos parásitos que han abusado de la confianza que les prestó la institución y la revolución bolivariana.
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