¡Liberar ya al patriota vasco ASIER GURIDI!

La delincuencia es algo más que una piñata (1)

“Para educar a los niños, primero hay que conseguir que vayan a la escuela, y eso no va a ocurrir si tienen que trabajar para que su familia pueda comer. Reconociendo esto, Buarque encontró una forma de pagar a las familias por enviar un máximo de tres niños a la escuela, siempre que asistan como mínimo al 85 por ciento de las clases. Puede que el equivalente a cinco dólares al mes no parezca una gran cantidad de dinero, pero para familias sin empleo o con un salario mínimo de alrededor de 75 dólares mensuales puede suponer una gran diferencia. El programa duplicó rápidamente el número de niños pobres que van a la escuela en el área de Brasilia y ha tenido efectos visibles inmediatos, entre ellos unos niños más altos, más sanos y mejor alimentados y una gran reducción de la pequeña delincuencia, puesto que los niños ya no están vagando por la calle.”.

El texto que antecede lo leemos en la página 131 del libro Otro mundo es posible si…, de Susan George y relata un programa propuesto por el educador brasileño Cristovam Buarque denominado “Bolsa Escola”. Con el mismo se combate el hambre, el analfabetismo, el trabajo infantil y la pequeña delincuencia. Fue tal el éxito del mismo que Lula designó a Buarque titular de la cartera de Educación Nacional. Pero…, ya volveremos sobre esto.

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Como hacemos toda vez que podemos, escuchamos el 7-12 al presidente Maduro en su cadena iniciando la tarde. El núcleo de la misma fue el tema de la seguridad ante la violencia desatada y que hizo eclosión con el horrendo crimen donde perdieron la vida la actriz Mónica Spear, su esposo y fue herida su pequeña hija de cinco años. Pero este no fue el único homicidio atroz consumado en el país. Para perturbar aún más el clima ya muy desasosegado, también asesinaron brutalmente a puñaladas a un profesor y a su madre en el interior de su casa. Lamentablemente no fueron los únicos crímenes perpetrados en esas horas, pero el de la joven actriz y su esposo fueron los que conmocionaron el país, lo que obligó la cadena presidencial.

Confesemos, que esta no cubrió nuestras expectativas. Esperábamos mucho más del presidente. Pero, además, de lo que expuso, hubo dos cosas que no compartimos, y estas fueron los nombramientos del nuevo jefe de la Policía Nacional, y la del rector de la Universidad de la Seguridad. Ambos militares, el primero, general, y el segundo capitán. Los militares parecieran ser para el gobierno mejores incluso que los comodines de la baraja, que fueran buenos tanto para un cargo como para otro totalmente diferente. Sin embargo la realidad nos muestra que no es así. Muchos que han ocupado cargos distintos a los de su competencia no lo hicieron tal como se esperaba. Es que es tan compleja la institución militar, y tanto lo que deben estudiar los aspirantes a oficiales, que no les queda tiempo para abordar materias ajenas a su especialización. Graduados ya, no cesa el estudio para el oficial pues cada ascenso es otro duro trajín por el galón o charretera.

Se divide el cuerpo armado en distintos componentes por su amplitud. A su vez hay también dentro de cada uno de estos, otras tantas divisiones para así poder elevar el dominio al infinito. Si el militar no puede conocer todo lo que le es propio de su misión, con mayor razón se entiende que desconozcan el funcionamiento de otras actividades con características muy peculiares como lo son las policiales.

Llegar al grado de general, en cualquier fuerza armada del mundo, está indicando una trayectoria sin duda muy meritoria pero para la función específica de la guerra, que es un campo muy diferente al policial. No se requiere de mucho discernimiento para comprender que la actividad policial es distinta al quehacer militar. Y eso es menester entenderlo si se desea enfrentar con éxito el delito. Se requiere una experiencia para esa confrontación que le es ajena al área militar.

Llegan los nombramientos cuando la delincuencia desbordada se ha extendido en todo el país agobiando a la población y sumiéndola casi en la desesperanza. Es algo ya extenuante vivir con la expectativa que genera esa inestabilidad, no sabiendo si mañana no seremos nosotros quienes nos convirtamos en las víctimas del hampa ya abiertamente desbocada. Porque todos nos sentimos en peligro, excepto aquellos que tienen guardaespaldas por docenas, y que por lo mismo son los menos indicados para hablar sobre seguridad. Nuestro cuestionamiento al nombramiento de un militar como la mayor autoridad de ese cuerpo policial es precisamente por su inexperiencia en ese campo que la requiere en demasía. El cargo demanda la formación y el conocimiento que difícilmente un militar posea. Adquirirlo precisa de un tiempo que el país hoy no se puede dar. Esa es la única razón que nos lleva a objetar al general.

Sobre el nombramiento del nuevo rector de la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (UNES), tenemos que decir que en nuestro criterio, esa designación fue uno de los mayores errores que se hayan podido cometer. Una ligereza que terminarán pagando los educandos. La gestión del hoy rector como gobernador del estado Táchira no fue buena, y somos generosos calificando así el trabajo que allí realizó. Asimismo no posee el capitán recién nombrado rector, credenciales docentes que le sirvan como aval para el cargo, lo que tampoco resulta alentador. En tema tan delicado como el de la seguridad, el gobierno no podrá ser tolerante con el ahora rector. 60 días bajo observación bastarán para ver el esbozo de lo que pudiera ser su gestión. La exigencia no puede ser sino la máxima. De la mala gestión que pudiera darse en la UNES, y lamentablemente creemos que así será esa, no será el rector responsable, sino el propio Maduro que supo a quien nombraba.

El cargo y el perfil necesario del candidato para restaurar la seguridad

De la asunción de Chávez a hoy, han pasado por el MPPPRIJP no menos de diez ministros y se han elaborado alrededor de veinte planes de seguridad. Ninguno sirvió. Ni planes ni ministros. Cada nuevo plan se creaba por el fracaso del anterior. Ídem sobre los ministros. Todos pasaron por el cargo sin pena ni gloria. Plan y ministro nuevo fueron el mejor indicativo del fracaso de las distintas gestiones. Pensamos que hay que ponerle fin de una buena vez a tanta improvisación y para ello es necesario comprender que la gravedad del problema obliga a buscar caminos hasta ahora inéditos en el país. Sobre todo cuando hablamos de la integridad de las personas. Hay que crear de una buena vez, la Superintendencia de Seguridad que dictaría las pautas principales de acción contra el delito. Se movería este órgano en las áreas de la Prevención y de la Represión simultáneamente. Al ser uno de los problemas más grave que enfrenta el país, sus atribuciones determinarían políticas de Estado. Sería algo así como un súper ministro.

Una de las primeras tareas del Superintendente, sería ejecutar lo que Maduro manifestó el 7-1 cuando enfatizó “que había que parar la fábrica de la violencia”. En otra cadena posterior señaló que en un recorrido que hizo por la ciudad, se encontró con un muchacho de 14 años absolutamente ocioso. Intercambió con el joven hasta que este “se le desapareció”. Ese tipo de muchacho está muy acostumbrado a hacerlo. En ello les va la libertad, y a veces, también la vida. Dijo el presidente que les había ordenado a sus asistentes que ubicaran al muchacho para auxiliarlo. Ahí mismo uno de ellos le informó que ya lo habían encontrado. Ese no fue un caso aislado. Es frecuente verles en la ciudad porque son muchos ya, rebuscando entre desperdicios qué comer, y en la noche durmiendo a la intemperie en todo lugar que les sirva de cobijo. Son muchos, repetimos, los que hay así hoy.

Abordar a los muchachos en situación de abandono, es la parte preventiva inmediata, y eso es comenzar a ejecutar la orden principal de todo lo que indicó Maduro, que se inicia bloqueando la cantera que alimenta la delincuencia que no es otra que la niñez y la adolescencia en situación de calle. Luego hay que ir en la búsqueda de aquellos que moran en las áreas más desasistidas para conocer su condición de vida. Para ello es de suma urgencia realizar el cotejo de los inscriptos en la enseñanza escolar y media en todo el país, con las del Censo Nacional. De ahí se extraería la cifra de deserción escolar, que es un asunto que el Estado debe enfrentar y superar con urgencia. Ese es el primer paso. El segundo descomponerlo y luego estratificarlos. Ya se sabría con estos primeros datos, donde es que hay que enfatizar el esfuerzo.

El paso que debiera de seguirse luego, es el mismo que aplicó Buarque en Brasilia con tanto éxito. Estimular a la madre con un bono por asistencia escolar. Es imprescindible también fortalecer el proyecto de la alicaída escuela bolivariana, esa donde el niño además de cursar doble turno, desayunaba, almorzaba y merendaba. Los errores de implementación llevaron a su fracaso. Es vital para su logro, que la preparación del condumio esté exclusivamente en manos de profesionales con experiencia comprobable, tales como son las del Instituto Nacional de Nutrición. Ahí trabaja una gente que quiere serle útil al país, y si se trata de favorecer al futuro, lo harán con más ahínco. Apostamos con los ojos cerrados por la eficiencia de esa gente. El ahorro del Estado además sería de tal entidad si el INN asumiera ese cometido, que le permitiría a aquel otorgarle una bonificación más que merecida a ese funcionariado tan abnegado.

Tanto el buen maestro como el buen profesor, son indispensables en un plan que promueva una instrucción liberadora, y por lo mismo generadora de valores, hoy una de las principales carencias de la nación. Pero para ello es imperioso mejorar sus condiciones salariales y de trabajo, siempre muy mermadas. Es indispensable suministrarles a los institutos pedagógicos todo aquello que propenda a elevar la calidad docente. Cumple un paso importante en la formación del educador, el año sabático que él obligatoriamente tendrá que transitar cuando le corresponda. No olvidemos que las sociedades son tales como las forman sus maestros.

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Tenemos que indicar que ya la policía capturó a los responsables del asesinato de la actriz, de su esposo y de las heridas de su hija. Son criminales, pero son muchachos. Todos muy jóvenes que habitaban en una zona de abandono y de miseria. La prensa informa que llevaban tiempo azotando la autopista. Por el crimen es que se hizo público algo que muchos ya conocían. Tuvo que llegar la policía porque el Estado fue el actor ausente. Es ineludible por lo mismo su responsabilidad. El expediente judicial de cada uno de los autores del crimen llevará sus nombres, números de documentos de identidad, nombres y apellidos de sus padres y algún otro dato totalmente intrascendentes. No indicará grado de instrucción cursado, algún cursillo realizado, u otra actividad formativa. De sus necesidades pasadas no habrá nada. El Estado, ahora que capturaron a los malos tiene que hacer presencia allí. Debe censar a los vecinos para conocer con exactitud sus necesidades y comenzar a trabajar para aliviarlas de inmediato, sino pronto volveremos a ver la misma película que ahora estamos lamentando. Pero, confiamos que se nombrará al superintendente para ejecutar ese trabajo y muchos otros similares.

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Hace ya unos años, a menos de 100 kilómetros de donde ocurrió el crimen señalado, atracaron al inspector de seguridad de la empresa Ron Santa Teresa. Para fortuna de los atracadores, -jóvenes y pobres, por supuesto-, fueron atrapados por las autoridades. Eran ellos de una población marginal cercana. Les participaron de esa detención a los principales de la planta industrial, algunos de los cuales se hicieron presentes en el lugar donde tenían a los detenidos. Les dieron a elegir entre ir a la cárcel y purgar allí los años que establece la ley, o trabajar tres meses con ellos en forma voluntaria sin ningún tipo de emolumentos. Nada tontos estos muchachos eligieron la segunda, pero pidieron que también le permitieran al resto de su pandilla ingresar en ese plan, a lo cual la empresa accedió.

La actividad que se generó luego de ese primer paso ha sido excelente y digna de emulación, mientras que sus resultados permitieron salvar de la desdicha a muchos jóvenes. Busque quien nos está leyendo en su buscador “proyecto alcatraz”. Esa eficiencia y esa entrega es encomiable. Es una de las fértiles nutrientes al que recurrirá quien desee disminuir inmediatamente la violencia que hoy se padece en nuestra sociedad.

Otra lectura que recomendamos para ver un nuevo enfoque es “cumana donde la vida esta venciendo a la muerte”. Es un excelente artículo de Marta Harnecker que vale la pena leer. En él percibirá cuánto tiempo ha perdido el Estado elucubrando planes y proyectos todos superados por la realidad. Porque ahí bastó la voluntad, el empeño y la solidaridad de un verdadero pastor que aun a riesgo de su vida, hizo un esfuerzo grandioso por salvar a unos muchachos que ya daban por perdidos. Tal vez hoy por la indolencia se haya perdido gran parte de ese logro. Si así fuera, hay que revitalizarlo.


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Roosevelt Barboza


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