El asesinato del integrantes de colectivos del 23 de Enero de Caracas, camarada Juan Montoya, por las evidencias (Aun no todas publicitadas), que hasta ahora se tienen, es lógico que fue un crimen selectivo y premeditado, es decir, estamos ante un “asesinato selectivo” por parte de la ultraderecha, aunque no es “poder” en Venezuela, es el poder-gobierno mundial de la globalización neoliberal capitaneada por los yanquis, o sea, que no estamos hablando de ningún pendejo o al decir de Maduro, un “ultraizquierdista”, elemento inexistente en Venezuela, en Venezuela ahora ni siquiera hay “izquierda”, mucho menos ultras zurdos.
Ahora, estos asesinatos selectivos por parte de la ultraderecha demuestran (En Venezuela si hay centro-derecha, derecha y ultra-derecha) que esta actúa dentro del país con total impunidad y “a sus anchas”, cuestión esta que se demuestra con el asesinato selectivo y a estas horas aún no han sido ni capturado ni identificado sus autores.
Quiero aclarar que esto pudo haber ocurrido dentro del puntofijismo, que algún activista de las izquierdas de aquella época, fuera de control, asesinara a un integrante de la derecha o funcionario de su gobierno, pero este inmediatamente era capturado y sometido a una golpiza inclemente y/o aparecía “muerto en enfrentamiento”, a la par que se desataba una represión nacional e intensa en contra del movimiento revolucionario y popular, así no tuviese absolutamente nada que ver con el “asesino” pero de todas manera era golpeado. Esto demostraba que la derecha tenía un control real, efectivo y eficaz de la situación del país y un control al minuto o al segundo, de sus enemigos, y sobre todo de sus verdaderos enemigos los revolucionarios de izquierda o anti-capitalistas.
Pero ese control, efectivo, eficaz y en tiempo real, que tenía la derecha cuando comandaba el país, no lo tiene la revolución “bolivariana”, cuando en plena capital de la república y en sitio publico asesinan a un activista pro-gobierno, y a estas alturas el único culpable es “el fascismo”, en líneas generales y etéreamente.
Esto si bien podía justificarse entre los años 1999-2004, cuando aún el “proceso no se había consolidado y la derecha pugnaba y tenía fuerza para volver, pero a casi 10 años de haber sido derrotada la derecha militar, económica y políticamente, entre el 10 de diciembre del 2001 y el 15 de agosto del 2004, esto no tiene perdón de Dios, o simplemente se trabaja o se brega, soterrada o deliberadamente, para que exista este estado de cosas, y así mantener una “derecha con fuerza” y que su accionar ultroso y fascista sirva de distractivo a las fuerzas revolucionarias de su verdadera misión, hacer una revolución socializante, comunal de fondo, profunda y radical.
Este asesinato de Juancho (Como se le conocía cariñosamente), no puede reeditar los 11 asesinatos del 14 y 15 de abril del año pasado, en donde solo están presos, algunos de los autores materiales y para nada a los intelectuales e instigadores públicos o los asesinatos tanto del golpe del 12-A-2002, como del paro petrolero sabotaje y putchista así como de las diversas guarimbas, en donde también están presos algunos autores materiales, mas no los intelectuales e instigadores, el golpe de estado, en sí, no tiene expediente abierto, es decir goza de impunidad.
La pregunta seria, a raíz del asesinato selectivo de Juancho; la derecha “no está jugando carrito”, ahora se pregunta; ¿el gobierno está actuando en consecuencia?