La institucionalidad cuarto – republicana se caracterizó por ser excluyente. Privilegió a un sector muy reducido de venezolanos y a sus allegados, aquellos que coincidencialmente formaron parte de la cogollocracia. Se hizo con esto, un nefasto aporte a la profundización de la brecha y la injusticia social que diezmó nuestras oportunidades y posibilidades de un mundo mejor, para todo nuestro pueblo.
Vemos a través del paso del tiempo como lograron invadir, minar, secuestrar y pervertir estos espacios, asumiéndolos como parcelas particulares, y como expresión vívida de ello podemos comenzar por los sindicatos nacionales. Espacios destinados a la gesta y organización de las grandes luchas reivindicativas de los trabajadores venezolanos, lo cual fue, de lo que menos se ocuparon. Vemos pues, como expresión final de la distorsión histórica y de acto contra natura, como las exiguas dirigencias de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) y de la máxima representación empresarial venezolana FEDECAMARAS, hicieron caso omiso del descalabro de las condiciones de las mayorías trabajadoras, principalmente la primera; para terminar viéndolos, aberrantemente unidos en abril de 2002 dando un golpe de estado e imponer un servil del imperio del norte, como “Presidente” de facto. Esto se da en tiempos cuando la formulación neoliberal, para el relanzamiento del capitalismo en las dos ultimas décadas pasadas, ya se había instaurado en el planeta, para dar paso libre al tropel de los capitales de las transnacionales; logrando hacer desaparecer casi por completo las fronteras para las masas de dinero, privatizar las empresas básicas, debilitar el Estado; dejando estos a su paso, confinado el recurso humano de nuestros pueblos, para quienes no desaparecieron los limites político - territoriales, traduciéndose en mayor desolación, pobreza y necesidades, para finalmente ir a parar y enriquecer a los gobiernos imperiales del llamado primer mundo, con lo que se llevan de nuestros pobres países aun mas empobrecidos y endeudados. Hoy por hoy persiste la pretensión neoliberal, ya más descarada, proponiendo el imperio sin que le tiemble el pulso, la construcción de una muralla USA-México.
En la salud también se sintió el sistemático envilecimiento mercantilista. Comenzaron por las jugosas contrataciones de pólizas privadas de hospitalización cirugía y maternidad, que ampararan a los trabajadores del sector público. Vendiéndonos este aberrante negocio con la salud, como logros reivindicativos de las luchas sindicales, lo que realmente fue, el inicio del financiamiento al sector privado de la salud, restándole recursos a la salud pública. Así, Los hospitales fueron tomando actitud de clínicas privadas, donde se atiende, desde una caspa, una sarna o una diarrea hasta la realización de la mas exquisita intervención quirúrgicas de neurocirugía o cirugía cardiovascular, aboliendo progresivamente los otros dos niveles de atención médica; de esta manera ya el pueblo familiarizado con los espacios privados de la salud y a través de la “Descentralización Mal Entendida”, ya se estaban dando pasos “insensible, sistemáticos y certeros” para la privatización de las instalaciones y equipos de la salud pública, por intermedio de las Fundaciones, Recuperación de Fondos o “colaboraciones voluntaria”, que de no “contribuir” no atendían, así se estuviera muriendo la persona; además de las perversas y extensas listas de medicamentos e insumos médico quirúrgicos, que debían y aun deben comprar los familiares de los pacientes hospitalizados, que también es privatización y termina enriqueciendo al sector privado. Vale la pena reconocer la vigencia de esta práctica actualmente, en algunos estados del país que han interpretado cabalmente la “Descentralización Neoliberal”. Paralelo a esto, el extinto congreso de la República, legislaba en torno al proyecto de Ley de Seguridad Social, confiriéndole todos los privilegios a las transnacionales en la administración privada o mixta de los fondos de pensiones y jubilaciones, poniendo estos en bandeja de plata para ser asaltados por los inescrupulosos manejos, con el consecuente detrimento, aun mas, de los mas desposeídos. Por fortuna, gracias a este gobierno revolucionario se revirtió esta tendencia, con la Ley de Seguridad Social sancionada en diciembre de 2002, por la Asamblea Nacional. Aun cuando, todavía hay que estar alerta en lo que a la Administración de los Fondos de Pensiones y Jubilaciones se refiere, puesto que, el peligro que los asecha no ha pasado por completo.
Los Colegios Médicos (CM) y la Federación Médica Venezolana (FMV) no fueron ni son diferentes. Son más de lo mismo. Allí coexiste desde sus fundaciones, la in entendible presencia de los patronos y los trabajadores de la salud. Desde estos espacios se negocia y se ha negociado la miseria en que hoy nos encontramos sumid@s l@s Médic@s, hoy por hoy habiendo arribado muchos, al ocaso de la profesión y/o la vida, sin ninguna posibilidad de plena seguridad social ni reivindicativa, con un sueldo o salario depauperado, esquelético, humillante, que ningún decreto presidencial podrá actualizar responsablemente, sin traer consecuencias socio – económicas incalculables en otros sectores de la masa laboral de la salud. Esto gracias a la histórica irresponsabilidad con que fue manejada, por quienes usurparon los espacios sindicales, hábilmente manipulando con la visión capitalista, con inconsciencia de clases, del estatus que confiere el ser médic@, avergonzándol@ con tan solo pensarse sindicalizad@. Así, también con gran “ineptitud e incapacidad” nos han embaucado desde los CM, FMV e IMPRES, en fracasados planes de Seguros Privados de hospitalización Cirugía y Maternidad, ahondando nuestras carencias e insatisfacciones existenciales. Sumándose a todo esto, el nepotismo, clientelismo político, el amiguismo, la trampa y la codicia, con que han manejado desde siempre, la influencia que tienen, legal o no, para la asignación de becas, cupos de cursos de post – grado, puestos de trabajo para médic@s generales o especialistas. Todo esto sin olvidar las cuantiosas masas de dinero que pasan por las manos de esas directivas, que estoy seguro, la mayoría de l@s médic@s quisiéramos revisar y no creo necesaria una lupa, pues saltará a la vista el despilfarro y el dolo.
Negar un espacio al gremialismo no seria conveniente. Pero renovado, oxigenado; ocupándose de los que realmente es su razón de ser. Hay que acabar con esa pretensión indiscriminada de los gremios, de seguir manejando a discrecionalidad, los recursos emanados de los espacios gremiales, de las discusiones de las Convenciones Colectivas, bonos presidenciales, “previsión social” de los galenos, cuotas de inscripción y afiliación, cursos de post – grado entre otras. Como también es temerario por parte de los gremios, pretender desconocer la innegable existencia y presencia por fuerza de Ley y mandato Constitucional del Sindicato Nacional Bolivariano de Médic@s (SINABOME), expresión de la nueva institucionalidad (nueva en Venezuela) que demanda la Revolución Bolivariana para la transformación estructural fundamental de lo que será la nueva República.
Pretender hacer de las derrotas electorales ante la oposición, una victoria, en la lucha por los espacios gremiales, como lo hacían en el pasado los camaradas, dista mucho de la realidad que persigue el Nuevo Socialismo del Siglo XXI. Esos son espacios calculados y diseñados a la imagen y semejanza de los fascistas de la oposición, por ende para seguir en sus manos, así como están. Solo cuando se modifique el marco jurídico que les da origen: La Ley de Salud y del SPNS, la Ley del Ejercicio de la Medicina y el código de deontología médica, se justificará asumirlos para su transformación y consecuente puesta al servicio de las mayorías, como debe ser.
*Dr. Felipe J. Guzmán Figueredo
Médico Gastroenterólogo
Miembro de la Coordinación Nacional de la CONAMEV
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