“No hay mayor fracaso que alegrarse por la muerte de
aquel hombre que no pudiste vencer en vida.”
Paulo Coello
“Ya sé camarada… me veo triste y compungido. Me duelen de sobremanera cosas que están ocurriendo y que tratan de llevarnos a la desesperación y a una guerra fraticida, sólo y únicamente por la ambición de unos disociados… y estamos a pique de caer en la trampa”. Por primera vez, desde que lo conozco, noté un dejo de temor y desconcierto en la voz de Anacleto. “Mirá, lo que acaban de hacer con ese promisorio joven y su pareja no tiene perdón de Dios y que no me vengan a decir que fue el hampa común”. Su voz se tornó más áspera y continuó: “Vos sabéis que no me gusta hacer acusaciones al voleo, pero hay muchos majunches radicales que tendrán que dar una buena explicación. Todos tenemos que tomar decisiones en la vida y a veces lo más difícil en la vida es saber que puente cruzar y cual quemar”. Me miró fijamente, como escudriñándome, y afirmó: “Yo ya hice mi selección y no habrá vuelta atrás. Algunos se ríen porque escapan de la justicia del hombre y… ¿de la divina, qué?”.
Luego de develados los siniestros planes fraguados por Lorent Gómez y sus aliados (entre ellos Uribe), podemos ver con mayor claridad cosas que antes no terminaban de convencernos. El caso de Otaiza, el asesinato del escolta de Robert, de escoltas de alcaldes, de un ex-alcalde, de dirigentes campesinos, etc. etc. Ahora esta macabra encomienda en contra de dos jóvenes venezolanos que luchaban por hacer de nuestra patria un país mejor. Cito al Ministro Rodríguez Torres (sic): “Según las primeras experticias realizadas y basados en el principio de la máxima experiencia en la investigación criminal inferimos que no se trata de un hecho cometido por la delincuencia común, estamos en presencia de un homicidio intencional, planificado ejecutado con gran precisión, organizado al detalle y con mucha técnica”. ¿Serían ellos algunos de los “muñecos” del angelito demócrata y sus financistas?
Decir que Robert Serra era el diputado más joven en la Asamblea Nacional es trillar lo arado; graduarse con gran esfuerzo de abogado en la Universidad Católica Andrés Bello, antro de lo peor de la derecha oligárquica donde lo maltrataban y acosaban a diario, un tremendo logro; post-grado en Criminalística, un acierto; que era maracucho, un honor para nosotros. Su resumen curricular pueden leerlo en las páginas web de Internet y estoy seguro que a muchos dejará atónitos. Ah, y no era un “nerd”. Era un valiente y disciplinado soldado de la revolución que poseía un verbo que le permitía desmontar las falacias de la oposición y decir un discurso sin chuleta. Era considerado por quienes lo conocían, como una persona inquieta, alegre, valiente, emprendedora, y hasta algo polémico. Entre sus virtudes estaba el ser “honesto y honrado”, fiel seguidor de las líneas del Gigante y “echao pa’lante”. El Presidente Maduro dijo que Robert Serra era uno de los más destacados líderes de la generación de oro del sueño libertario de nuestro comandante Chávez. El secretario general de Unasur y ex-presidente colombiano, Ernesto Samper, dijo que el asesinato de Robert Serra y su compañera, María Hernández, era “una preocupante señal de infiltración del paramilitarismo colombiano” en Venezuela. Robert cayó víctima de la continuación de la escalada de odio, violencia, resentimiento, sangre y muerte desatada por una oposición carroñera hambrienta de poder, a la que siempre venció, y sus tentáculos.
Y yo me pregunto: ¿Serían Robert y María Herrera algunos de los blancos, de los que hablaba Lorent, que “tenían que bajarse”, para el logro de sus fines, porque ellos tenían y movían pueblo? ¿Será que tienen en la mira otros “blancos selectivos” para continuar con su macabro plan? ¿Caerá el pueblo venezolano en la trampa de la guerra fraticida, que desataría una invasión gringa en “aras de la libertad”? En la utopía de que eso ocurriese, y habiendo los opositores violentos seleccionado sus víctimas, ¿quiénes serían los blancos de los chavistas radicales? ¿las cabezas de la MUGRE o las cabezas de la oligarquía? Es un panorama dantesco que no deseo ni imaginar; durante muchos años sería casi imposible ponerle nombre a tanta muerte.
Conocedores de esto, tanto el Presidente Maduro como el Ministro Rodríguez Torres han hecho un llamado a la calma y han prometido que presentarán a los autores, tanto materiales como intelectuales, ante la justicia. Y estemos claros: sin justicia no habrá nunca paz, esa paz que anhelamos todos los venezolanos de buena fe, sin distingo de ideología, raza o religión. Nunca antes se habían escuchado planes terroristas como los develados ahora, apoyados financiera, técnica y mediáticamente hasta por un ex-presidente, Zar narco-paramilitar de este plan contra Venezuela, de un país vecino, y por los centros de poder de una gran potencia capitalista. Es un gran caldo con varios ingredientes: la carne de cañón, representada por “y que estudiantes”, con muchos años en las universidades y partícipes de las guarimbas; oligarcas y empresarios, que no exponen sino los reales del financiamiento para los intoxicados de odio y “antichavismo”; y los políticos vende-patria que se encargan de la guerra mediática y propagandística, porque creen que a ellos nos los alcanzarían las balas del invasor.
Estoy seguro de que muchos no conocen la verdadera diferencia entre la “verdad” y la “ficción”. Sólo puedo decir que la ficción tiene que tener mucha lógica, porque con ella tratan de engañar. Y aquí les pregunto: ¿En verdad creen que pueden ser sinceros un grupo de majunches radicales, cuando dicen: “lamentamos la muerte del diputado Robert Serra”? Otros están más claros, celebran el hecho. Otros son como el siniestro enano @argenisdarienzo, que escribió “Las Ratas mueren como Ratas. Decía que estamos en un Paraíso y lo mordió la Serpiente”; parece haberse fumado una lumpia como en sus mejores tiempos y con ello sólo refleja sus propias miserias internas.
En sus declaraciones, Rodríguez Torres comentó que la muerte de este inolvidable revolucionario obedeció a una macabra encomienda. No nos llamemos a engaño, los opositores radicales, que sólo buscan un río de sangre, deben ser tratados como lo que son: vándalos asesinos, y quienes los aupan y financian deben ser sancionados tan o mas fuerte que ellos. ¿No piden a gritos que se luche contra la inseguridad? ¿No son ellos con su terrorismo quienes la propician? Luchar contra el hampa común es algo difícil… ¿y contra el terrorismo, qué?
Nuevamente hacemos un llamado a la paz y a la concordia entre hermanos, al amor y a la tolerancia, y al trabajo por una patria grande. Lo que no quita que, hagan lo que hagan, no volverán, no volverán, porque el pueblo “ya conoce a sus verdugos”.
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