Anocheció octubre y con él se nos fue Robert, el muchacho, el militante, el amigo, el revolucionario, el hijo de Chávez. El mismo octubre que vio triunfar al comandante invicto fue el mismo mes que la canalla uso para cometer un vil y atroz crimen contra uno de las promesas de esta Revolución Bolivariana. ¡Que contradicción del destino!
Hoy, cuando verifiquen el quórum en la Asamblea Nacional tu nombre resonará en todo el hemiciclo y tu voz aguerrida se escuchará en toda Venezuela. Robert, hijo del tiempo, de la batalla y la victoria tu nombre se inscribe en esa hoja de la historia donde se inmortalizan a los grandes, a los héroes, a los patriotas.
Venezuela te vio nacer, triunfar, amar y luchar por la cristalización del sueño de Bolívar, el mismo de Chávez; libertad, unidad y revolución socialista.
El día en que los desalmados y cobardes arrebataron tu vida vieron tu cara, pero también observaron el rostro de miles de niños, jóvenes y adultos que hoy con tristeza lloran tu partida. Esos inhumanos se llevaron consigo un pedazo de esta noble Venezuela, se robaron a uno de sus valientes hijos.
Joven camarada, estas letras son para ti, también para los que siguieron tu trabajo. No olvidaremos aquella vez que te atreviste a ser voz de los estudiantes invisibles y con el verbo encendido que siempre te caracterizó dijiste; Dios concede la victoria a la constancia, entonces les digo: seamos constantes, seamos perseverantes en la lucha. “Echemos el miedo a la espalda y salvemos la patria”. Sabio mensaje que hoy metemos en el morral que nos dejó Chávez, lo llevamos con orgullo y patriotismo.
La Asamblea Nacional te va a extrañar, ese escenario donde te diste a conocer y que siempre fue protagonista de innumerables hazañas. Te va a extrañar el tiempo, la vida y los recuerdos. Aquí estaremos vigilantes de tu trabajo, del amor por los revolucionarios y la lealtad por la juventud.
También Caracas te va a extrañar, ¡Sí, Caracas! a quién le dedicaste la última intervención, defendiéndola como siempre: “Caracas no les perdona el daño que le hicieron, por eso es que Caracas no les cede ni un milímetro en sus pretensiones (…) y sigue siendo como seguirá siendo un territorio de paz”.
Pero también Guárico te va a recordar, porque Robert es Guárico, es llano, es río, es palmares y granero. Hoy te multiplicaste y te adoptamos como hijo guariqueño.
Por eso y más, decimos contigo: Los que nunca nos rendimos somos los revolucionarios, no se cansa nadie, nadie entrega sus principios, siempre estaremos, esta es una lucha de vida, el mejor ejemplo de esto es Hugo, el gigante. Hugo Chávez entregó hasta la vida por la causa en la cual creyó. Tú también la entregaste, anda sigue venciendo allá en el cielo.
Si no hay camino, lo encontraremos. Y si en el camino no lo encontramos, lo haremos.
¡Patria, estamos venciendo! Robert Serra.