En la Venezuela de la IV República, el país estaba cundido de pavosos en el gobierno. La gente en la calle, para referirse a ellos, decía: “esos tipos son más más pavosos que ponerse alpargatas con sanitaria de pelotero. Uno de ellos era Caniche, perdón Canache Mata. Con su rostro de catalina andina, Canache salía en los periódicos diariamente declarando, emitiendo incongruencias dando opiniones, las cuales eran más vacías que el cerebro de Condolezza. Otro fue Mantellini. Todos los lunes lo veíamos en los periódicos empujando la silla donde permanecía sentado el pa…triarca Gonzalo Barrios, el mismo que dijo”que en Venezuela no existe razón para no robar” y entonces in situ, ahí mismo todos los integrantes de la CTV, el Banco de los Trabajadores, y demás se llevaron hasta la cajita chica que tenía la “compañerita”Apolonia, para comprar el café y la azúcar escondida en su locker del piso uno de JODA (Jugadores Organizados Derrochadores Adecos). Gonzalo se jactaba de una maestría aprendida en la Sorbona, lo cual trajo como consecuencia que los gestores adecos de los ministerios y de la Diex, se hayan sentido reconfortados, pues creían que Gonzalo decía que era un “maestro del soborno”
Pavoso era “ Habla el Presidente Caldera” El jefe del Opus Dei con esa vocecita desnutrida al estilo de Carlos Alberto Hidalgo, trataba de decirle al pueblo que todo estaba pepiado en la nación, que no había segregación y que los ricos amaban a los pobres, que el guiso de la Chuspa, Osma aplicado por el Ministro de Comunicaciones, Carrero, no era verdad, pues ese hombre era más correcto que un recto, amén chigüire. Que las cien mil casitas por año, eran un hecho en el país de la fantasía, donde todos los sueños se hacían realidad, como en una noche tan bella como esa. Y que en Mamera la gente era tan feliz, que disparaba balas de verdad para celebrar. Pavoso era Marcel Granier con su bigote de manubrio y una sonrisa que nos recordaba a Pasmarote el de la comiquita, en su programa Primer Plano. Marcel planificaba ese programa en el edificio Roraima de Chacaito y luego frente a las cámaras, se lo gozaba. En esos años Marcel lucía vestimentas de poco monta, pues todavía no le había llegado la era de “la bragueta loca”. Marcel semejaba un niño agraciado, bobalicón, pirirín, pin, pon. Enego Cova y “Cuatro Esquina” Ortega, eran bebé de probeta
en los retenes del partido AD, cuando Rómulo, el pavoso mayor, después de pasar la noche entera buscando palabras “raras” en el diccionario, para luego adjudicarle una de sus genialidades, tales como “multisápida” se colocaba en un tarantín por El Silencio a gritar que “AD era el partido del pueblo”, mientras José Vargas, el sindicalista que habitaba por la Lagunita Country Club, pensaba para sus adentros…”el pueblo de la cúpula”. Pavosísimo fue Morales Bello. Con su voz de lija 120, el jefe de las tribus judiciales, se ufanaba de que “Sin AD la vida no vale nada” y muerte a los golpistas”
Pavosas eran esa fotos que salían en las páginas sociales de El Nazional, en las cuales Carlos A. Pérez , más conocido en el mundo de la mafia como el “gocho”, se nos presentaba al lado de la “primera dama” señora Blanca de Pérez, en las recepciones, mientras por allá por El Marquez, en una quinta rodeada de Digepoles, su barragana Cecilia reía de lo lindo, porque ella era la amante del fulano gocho desde hacía un pocotón de años. Pavoso fue Lusinchi, con sus chistes de taberna en el Congreso. El combo de jalabolas que siempre tenía a sus pies, se los reían, pues sabían que al salir el oriental con “cara de bebé” los brindaría en la barra del Emperador con güisqui del bueno. Pavosa era Blanca
Ibáñez vestida de amazona, tratando de que su hijita galopara a los caballos de paso que tenía en Fuerte Tiuna, en esas inolvidables tardes veraneras. Un día se cayó, Blanca Ibáñez, y el pantalón se le rompió, mostrando la cara de Jorge Negrete por una ranura que se le hizo abajo. El soldado Leandro, quien cuidaba los caballos de la barragana mayor, de vaina no se murió de la risa en su cama del galpón donde dormía. Ojalá que más nunca al país de Simón vuelvan estos pavosos históricos con sus inmoralidades bello.
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