Lic. Lucio Segovia
Defensor del Lector de El Nacional
Estimado Defensor:
Reciba mi saludo cordial en la oportunidad de referirme a su nota del pasado 27/02, específicamente la parte que toca el tema del comunicado del Ministerio de Comunicación e Información de fecha 22/03, sobre el editorial del diario El Nacional en su edición del 21/02.
Me sorprende mucho su ardorosa defensa de un editorial, cuando tenía entendido que usted como Defensor tiene vedado en el marco de sus funciones involucrar en su columna, a todo evento, los textos que se publican en el diario que tengan que ver con opinión, lo cual siempre entendí como lógico, pues esos textos llevan el propósito expreso de transmitir puntos de vista de quienes los suscriben y, en el caso del editorial, pues queda claro hasta para el más lerdo, que su responsable es el actual director del diario o su cuerpo directivo.
Pero más allá de ello, lo cual –obviamente- me gustaría que me lo aclarara si estoy o no en lo cierto, observo que el comunicado se refiere a un asunto muy puntual y que usted elude en su nota y es a la afirmación muy clara que hace el editorial cuando acusa al CNE de (copio): "los millones de votos electrónicos que ya tiene fabricados y empaquetados en los programas informáticos" (…) "hicieron de las suyas para disminuir electrónicamente la abstención" (…) "arreglar, maquillar y montar a todo trapo una elección" .
No soy abogado, pero no hace falta serlo para advertir en ese texto que hay una acusación muy clara y muy específica que cuando se formula es porque se tienen las pruebas para corroborarla y más aún si la hace un medio de comunicación.
Es esa acusación muy grave, mi apreciado Defensor, el que aborda el comunicado del Ministerio de Comunicación e Información y no otro, para decir en su parte medular (copio): “Si no formaliza sus denuncias, El Nacional incurrirá en encubrimiento, simulación de hecho punible o difamación, delitos comunes contemplados en el Código Penal, sin relación alguna con la libertad de prensa o de opinión.”
En su nota usted se dedica a sustentar su defensa del editorial sobre otros hechos muy distintos, sobre los cuales se podría dar un debate a través de las páginas del diario, el cual lo creo imposible, pues tengo la experiencia sobre un tema quizás de mucha menor importancia, como fue el caso del ALCA y la señora Beatriz De Majo, en donde se me aplicó la censura, como usted bien lo sabe, simplemente porque esa dama es parte integrante del Consejo Editorial del diario.
De manera que sus reflexiones no estarían mal si se ubicaran en otro contexto, en ese al que usted se refiere que tiene que ver con la libertad de información y que ciertamente el eximio poeta y novelista Miguel Otero Silva defendió siempre y que, estoy seguro, jamás hubiera conducido al diario por el camino que hoy lo llevan quienes lo dirigen hacia el único objetivo de derrocar un gobierno democrático, sin importarle que para ello deba sistemáticamente mentir, sesgar la información y ocultar cualquier obra o acción que haya hecho el gobierno por más positiva que sea para el beneficio del país. Y menos aún le habría pasado por su mente hacerlo, al saber que por detrás de ello está al gobierno de Washington.
Incluyo abajo los textos del comunicado del MINCI, del editorial y el de su nota.
Cordialmente, amigo
Iván Oliver Rugeles
Ministerio de Comunicación e Información (MCI) / 22-02-2006
El Ministerio de Comunicación e Información alerta al pueblo de Venezuela y a los colegas periodistas de Venezuela y el mundo, sobre el editorial "La amenaza de la reelección" del diario "El NACIONAL" del martes 21 de Febrero de 2006, redactado en la misma línea falsaria e irresponsable de los editoriales que ese diario publicó antes del golpe de Estado mediático-militar del 11 de Abril de 2002.
Con afirmaciones como "los millones de votos electrónicos que ya tiene fabricados y empaquetados en los programas informáticos" (…) "hicieron de las suyas para disminuir electrónicamente la abstención" (…) "arreglar, maquillar y montar a todo trapo una elección", acusa al Consejo Nacional Electoral de graves delitos electorales que la Ley castiga con penas de prisión. Si no formaliza sus denuncias, "El Nacional" incurrirá en encubrimiento, simulación de hecho punible o difamación, delitos comunes contemplados en el Código Penal, sin relación alguna con la libertad de prensa o de opinión.
La torpeza moral de "El Nacional" no es original: obedece a una matriz de opinión inventada por la administración Bush para deslegitimar nuestra democracia y justificar una agresión. Para inocular esa matriz, los grandes medios manipulan a los compatriotas opositores como antes manipulaban a toda la Nación. El mito de la "mayoría silenciosa que se abstiene", niega el sistema electoral y conduce a la violencia. La "democracia" que aplauden los dueños de "El Nacional" es la que aplaudieron con Carmona el 12 de abril de 2002, una dictadura pitiyanqui de la oligarquía.
Pero el Presidente y el espíritu de nuestra Constitución lo dicen:
¡NO VOLVERAN!
21/02/06
EDITORIAL de El Nacional
El Presidente de Venezuela ha amenazado a los venezolanos con llamar a un referéndum consultivo sobre su posible postulación a las elecciones en el lejano 2012. El jefe del Estado cree que esa es la única manera de impedir que la oposición se abstenga en este diciembre próximo, tal como sucediera en los comicios legislativos hace dos meses. Se nota a leguas que en Miraflores le temen a la ausencia masiva de votantes porque, como ya quedó demostrado, eso les impide incorporar a los escrutinios los millones de votos electrónicos que ya tiene fabricados y empaquetados en los programas informáticos “Made in Rodríguez” .
En efecto, aquello que no se puede inventar de la noche a la mañana son, casualmente, esos 10 millones de votantes de carne y hueso que deben hacer cola en los centros de votación, a la vista de las cámaras de televisión, de los fotógrafos y de los reporteros de a pie. Es allí donde se les tranca el serrucho porque, como bien lo comprobaron el 4 de diciembre pasado, la maquinaria oficialista no da para tanto. Si en esa oportunidad no lograron llegar a los 4 millones de votos a favor, a pesar de haber hecho uso ilegal de 2 horas de prórroga en la cuales hicieron de las suyas para disminuir electrónicamente la abstención, ahora se les hará bien cuesta arriba fabricar tal cantidad de votantes.
Fíjense los venezolanos en el lamentable hecho, tristemente ejemplarizante para la democracia, que significa la elección por poco más de 3 mil votos del segundo vicepresidente de la Asamblea Nacional. Y es este diputado quien se está ocupando de organizar la escogencia de las nuevas autoridades del Consejo Nacional Electoral. Lo que se observa en todo esto es que el Gobierno trata de validar una farsa con otra, como si quisiera llevarnos finalmente ¡ay! a reivindicar la labor de Jorge Rodríguez, quien en los últimos tiempos ha andado de capa mustia.
Desde luego que el retorno de Rodríguez no ocurrirá porque los venezolanos no tienen tan mala memoria, y menos ahora cuando su hermana ha sido nombrada ministra de la Secretaría de la Presidencia, lo que en criollo significa poner todos los huevos en una misma cesta, aunque salgan revueltos o terminen en tortillas, aunque a Miraflores le da lo mismo si le garantizan la reelección por un próximo período. Pero nunca segundas partes fueron buenas.
En realidad, lo que el jefe del Estado quiere es que Rodríguez se quede en el directorio del CNE, aunque sólo sea de miembro suplente. Y es que en eso de arreglar, maquillar y montar a todo trapo una elección Jorge supera hasta el mismo Osmel Souza.
Pero esta vez los venezolanos cuentan con un arma probada como lo es la abstención y pueden volver a usarla, debido a que con ella le propinaron una dolorosa derrota al oficialismo, y de la cual no ha logrado reponerse todavía.
De suerte que para el Gobierno las cosas no van a resultar tan fáciles esta vez. Por una parte, están obligados a remozar el CNE porque el actual ya no levanta ni calumnias, ni provoca un mal pensamiento o algo por el estilo. Se trata de un carro chocado que debe ser remolcado a la chivera más próxima.
Ahora deben negociar haciendo de tripas corazón con los sectores opositores, para darle quizás un cierto prestigio al organismo electoral que va a organizar y garantizar, nacional e internacionalmente, las nuevas elecciones tan necesarias para la imagen del régimen.
Pero, por otra parte, el Gobierno se encuentra ante el gravísimo escollo de una oposición no partidista, que se ha articulado lentamente en una gran protesta civil silenciosa, y que no tiene una cabeza visible. Hasta cierto punto, esto resulta providencial para la sociedad civil, porque el oficialismo no puede identificar ni etiquetar a sus opositores, lo cual desbarata la construcción de una estrategia gubernamental para neutralizarlos.
Lo que desespera al Gobierno es que no tiene frente a sí a un enemigo visible, al que pueda agarrar por el cuello para exterminarlo.
En su lugar, debe contentarse con hacer boxeo de sombras mientras aparece su contrincante. Pero pasan los días y la ausencia tiene en ascuas al Presidente, que no hace sino clamar porque aparezca un nuevo “Frijolito”. La esencia del drama está en que, a lo mejor, no aparece nunca y la revolución se queda con su inmenso “bojote” de votos fríos prefabricados.
En realidad, como el proceso no tiene programa ni obra que exhibir, necesita con desesperación un adversario para darle contenido a una campaña electoral que desde ya luce insulsa y mediocre. Como siempre.
NOTA DEL DEFENSOR DEL LECTOR
Lucio Segovia
defensoriadellector@el-nac ional.com
El Nacional del 27/02/06
El lunes 21 de febrero de 2006, El Nacional publicó un editorial cuyo contenido alude al tema de la reelección presidencial tal cual fue expuesto por el primer mandatario venezolano en su programa Aló Presidente del pasado domingo 20/02/2006.
Al editorial del diario El Nacional ya indicado, respondió el Ministerio de Comunicación e Información (Minci) a través de un comunicado localizable en el siguiente espacio:
http://www.mci.gob.ve/noticiasnuev.as p?numn=9276 donde se señala que este diario “acusa al Consejo Nacional Electoral de graves delitos electorales que la Ley castiga con penas de prisión.” Advierte el documento gubernamental que si no se formalizan estas denuncias , “El Nacional incurrirá en encubrimiento, simulación de hecho punible o difamación, delitos comunes contemplados en el Código Penal, sin relación alguna con la libertad de prensa o de opinión.” Pienso, como Defensor del Lector y de la Lectora, que una forma de dar una efectiva respuesta al rol que mi cargo implica, es a través de la defensa, también, de derechos que se ejercen desde el mismo diario a través de sus editores y periodistas: son derechos comunes. Tanto el libre acceso a la información como la libertad de expresión son parte integral de la condición de una prensa libre como la que demanda una comunidad lectora crítica como la de El Nacional.
Cuando el Ministerio Público solicita a un representante del Poder Judicial que imponga restricciones no constitucionales al libre acceso a la información y a la difusión de contenidos de interés público.
Cuando un juez conculca y restringe libertades y las instancias de apelación no dan curso o niegan las apelaciones de la ciudadanía organizada y los medios de comunicación.
Cuando una instancia gubernamental –en este caso, el Minci- asocia el derecho a la abstención electoral con la promoción de la violencia o la sumisión a poderes extra-nacionales. Cuando se da toda esta correlación de hechos, conviene tener muy presente algunos principios de modo tal como lo haría el escritor italiano Antonio Tabucchi:
Sostiene El Nacional –en boca de su fundador, Miguel Otero Silva- que “su función es el principio fundamental del periodismo:
informar.” Pero su ética lo conduce a “denunciar lo injusto y lo punible. Este es un deber. Y la opinión pública lo sabe.” Sostiene, agrega Miguel Otero Silva, que El Nacional, como diario que ha resistido los embates de cercos políticos y económicos en muchos momentos de su historia, “seguirá dando la cara, denunciando a todo aquel que atente contra la integridad de los venezolanos.” Sostiene El Nacional –señala expresamente su Manual de estilo - que “resistirá toda suerte de presiones sociales, religiosas, políticas, económicas, y sindicales y que su actitud u orientación “no será en forma alguna oficialista, como tampoco de oposición sistemática.”.