El luchador social Acedo Mora desapareció de forma misteriosa, Mérida hierve en hipótesis y conjeturas. La familia, justo es, se preocupa y busca explicaciones. Todos los que conocemos a “Batería”, que así le decimos desde hace muchos años, estamos pendientes del desarrollo de este infortunado hecho. Intentemos algunas reflexiones.
La desaparición de este luchador social se puede abordar desde dos vertientes:
Una, la meramente policial, criminalística, que adelantan los cuerpos pertinentes, la Defensoría del Pueblo, la Fiscalía, sobre ellos recae el peso de la investigación.
La otra, la política, y allí hay mucho que decir. El hecho lamentable de la desaparición de Acedo cae en terreno fértil para la especulación y la diatriba política: son tiempos de elecciones, cuando las pasiones y los apetitos dirigen las acciones, ocurre en el Estado Mérida que es un difícil territorio con una fuerte oposición, con disidencia fuerte del chavismo. Y sobre todo sucede cuando el país sufre un vacío ideológico que fractura los pilares éticos de la Revolución. Hay una exacerbación del egoísmo, del sálvese quién pueda, un descenso brutal de la calidad de la confrontación política interna y externa, la lucha ideológica se enmascara con la disputa de albañal; todo vale, todo se inventa, se dispensan los argumentos, las pruebas. Así se construyen no-realidades desde la imaginación y la fantasía. La batalla de ideas, de los argumentos, es sustituida por la mentalidad de telenovela, la maldad, la infamia es dominante.
Algunos columnistas de prestigio, algunos periodistas destacados, han mordido el peine de la medianía y, perdiendo la mesura, se lanzan a acusar al Secretario de Gobierno del Estado Mérida y al Gobernador Alexis de culpables de la desaparición de “Batería”, lo hacen de manera casi directa, no se cuidan ni de la forma.
Lo primero es que conocemos la calidad humana de Alexis y de Luis, los sabemos incapaces de una acción de este tipo. En Mérida nos conocemos todos. A Luis lo acompañamos en la vida desde que era un niño, sabemos de su entereza revolucionaria, de la lealtad a las ideas del humanismo, por defender su vocación humana se hizo Médico, y en las calles de la cuarta batallando contra la ignominia recibió un balazo, que es un certificado de combatiente por las causas más nobles del humano.
A Alexis lo acompañamos en batallas políticas, sabemos de su humildad y de su vocación de servicio a los desposeídos, su preocupación por aprender, el equipo que lo acompaña está imbuido de estos nobles sentimientos.
Hoy, diferencias sobre la apreciación del momento histórico nos separan de estos dos muchachos, pero salimos a defender su calidad humana de la jauría que se forma alrededor de ellos y pide linchamiento moral: nosotros, sin ninguna duda, metemos nuestra mano en el fuego por ellos.