¡Que diferencias de presos!

Roberto Cantoral, fue un cantante y compositor mexicano, autor de la canción “El preso # 9. La letra de esta canción, nos remite a un preso en confesión que será fusilado por haber quitado la vida a su mujer y a un amigo desleal. En otras palabras, por cachos. El, reza con un cura que todavía rezaba, ahora ya como que no rezan, ahora conspiran. Lo bueno de todo es que ese preso, acepta que los mató, y lo volvería a hacer si volviera a nacer y para colmo no se arrepiente de haberlo hecho. De acuerdo a la letra, se supone que, ese preso, no tuvo las consideraciones, ni las prerrogativas que para esa época, eran difíciles de conseguir.

Por su parte, Fernando de Fuentes Carrau, fue un cineasta mexicano, que en el año 1933, se plantea una película, llamada “El prisionero 13” en donde narra el arresto de algunos ciudadanos que participaban, aparentemente, en un complot contra el gobierno del general Porfirio Díaz. El caso es, que una viuda y su hija, desesperadas por salvar al hijo-hermano que estaba entre los reos y que serían fusilados al día siguiente, soborna a un general para que lo libere, éste acepta y trata de engañar a sus superiores, mandando a remplazar al prisionero 13 por una persona que caminaba por la ciudad y que cumplía con las características físicas del sustituido. La sorpresa se la lleva el general, cuando en vísperas del fusilamiento, se entera que el injustamente retenido en la calle, es su hijo que no veía desde hacía mucho tiempo. Menos mal que esta posibilidad, no puede darse en este país, ya que aquí no se aplica el fusilamiento como pena.

Hay otra historia de preso, pero esta vez en Venezuela, que no tiene numero de identificación dentro del penal; se le conoce con su nombre de pila o su apodo en honor al sitio en donde está recluido. Anda tranquilo, porque sabe que en Venezuela no existe la pena de muerte, por medio del fusilamiento. No se parece al preso número 9 en nada, pues no reconoce que 43 personas fueron victimas de sus llamados a tumbar el gobierno de Maduro. Solo coincide con el preso número 13, por los pocos años que le dieron, con pena y como pena. Ojalá, no se le ocurra buscar un sustituto, un clon que pague por él, sus delitos.

Eso, sin duda, merece, componer una canción que narre sus vivencias dentro del pent-house que ocupa en la cárcel. Solo con ver donde está recluido y las comodidades que tiene, reafirman el carácter de la lucha de clases en el país: Presos pobres y presos ricos. Me imagino que tiene cocinero, jardinero, chofer, mayordomo, en el ámbito en el cual se encuentra; dicen que lo único que le falta, es sarna para rascarse.

Si en realidad, tiene todo lo que señala el diputado Cabello, es decir, baño privado con cerámica de 2.8 metros cuadrados con inodoro, lavamanos y ducha; área para la lectura, televisor con señal satelital, área para lectura de libros y prensa, radio, cornetas con conexión a equipos electrónicos, filtro de agua, pizarra acrílica, área de cocina donde a petición del interno prepara sus alimentos, nevera, horno microondas y parrillera eléctrica; entonces, ¿de que se queja?

En conclusión, creo que en este preso se resume toda la política social del gobierno. Tiene Misión lectura (Área para lectura) Misión Agrovenezuela, ya que cuenta con áreas para siembra de plantas y hortalizas; misión Música, Gran misión a toda vida Venezuela, Misión Niños Jesús, porque imagino que ya está haciendo su cartica al niño, etc. Con todas esas comodidades, hasta yo quisiera meterme a guarimbero.



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Jesús Rafael Barreto


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