¿Quién le pone el cascabel al gato?

Los medios privados propician un genocidio

Hay momentos en que la democracia revolucionaria en Venezuela luce desamparada y vulnerable como un bebé. Para quienes sufrimos la represión de la democracia representativa y burguesa por años, esta indefensión resulta desconcertante. Con impunidad redonda e impoluta, sectores de la burguesía más apátrida del planeta, no sólo conspiran para derrocar el gobierno a partir de sus propias fuerzas, sino que se ofrece entusiasta para producir, crear, inventar y generar los motivos que permitan una invasión terrible y cruenta contra su propio país.

No conocen límites. No se manejan dentro de ningún parámetro moral por muy baladí que este sea. Ponen en la construcción de ese ambiente propicio para una agresión imperialista toda su capacidad creativa, toda su cólera destructiva. Es difícil encontrar paralelos en la historia que se acerquen siquiera a tanta miseria humana. Acaso Francisco Franco, cuando pactó la destrucción de prueba por la aviación nazi del pueblo de Guernica pudiera dar una idea.

En macabro contubernio con el imperio más genocida de la historia no sólo reciben dinero para desestabilizar, aterrorizar y sumir en el caos su patria, sino que ahora han dado un paso más adelante en esta caída libre por el barranco de las miserias. Producen, desde el seno mismo de la patria, los argumentos que luego serán utilizados por el imperio para justificar sus acciones genocidas contra un pueblo que asiste, con angustia y desconcierto, al espectáculo diario de estas hienas con sus fauces chorreando sangre. Me temo que juegan con fuego. Irresponsables hasta el paroxismo, estoy persuadido que no vislumbran siquiera el horror que están creando. Se pasean como pavos reales por emisoras de radio, estudios de televisión y editoriales de periódicos en medio de un pueblo que cada día sabe más lo que están haciendo.

Están poniendo las piezas necesarias para un baño de sangre que, sin duda, los alcanzará también. Día a día, por ejemplo, en ese programa de Globovisión llamado Aló Ciudadano, dirigido por un irresponsable que ha hecho del antichavismo el negocio de su vida y una payasita de risa ofensiva y estridente, colocan una cancioncita que dice “¡No pasa nada… Aquí no pasa nada…!”. No puedo evitar pensar, cada vez que la oigo, si ellos sabrán lo importante que es para sus propias vidas que aquí no pase nada. Porque, si estas macabras acciones tuvieran éxito, ellos, probablemente, serían los primeros en caer. ¡No importa! ¡No lo verán! ¡Nada ciega más que la soberbia!

Lo último que están haciendo es producir desde Venezuela los “informes de inteligencia” para el Departamento de Estado o el Comando Sur de los Estados Unidos. El general comandante de este comando, encargado por cierto de tejer los hilos para consumar la agresión, declaraba hace apenas tres días que poseían información delicada proveniente de la prensa venezolana que confirmaría la adquisición a Irán por parte de Venezuela de cohetes con carga atómica. Lo primero que viene a la cabeza es la “seriedad” de estos informes. Sin embargo eso no debe sorprendernos, deben ser tan “serios” como aquellos que justificaron la invasión a Iraq. Lo importante aquí es que la “fuente confiable de la prensa venezolana” fue el diario 2001. Este diario, participante en esta trama sangrienta y apátrida, le concedió un titular a ocho columnas en letras rojas a un trabajo de “investigación” de un tal Jesús Brando. Un trabajo que a su vez tenía como base “fuentes confiables” consultadas por el periodista. ¿Es inocente esto? ¿Acaso fue sorprendido el “periodista” en su buena fe? ¡No!. Es parte de la nueva estrategia. Se genera la noticia en Venezuela y luego se rebota a todo lo largo y ancho del mundo. Va adquiriendo credulidad según los medios que reboten la noticia hasta que llega a las manos del Jefe del Comando Sur.

Ayer, el Departamento de Estado, con cinismo insuperable, colocaba a Venezuela como país que “sustenta, ideológica y financieramente a grupos terroristas”. Incluso señala que estos grupos terroristas no sólo son las guerrillas de las FARC o ELN, con las cuales el régimen de Chávez “tiene afinidad ideológica”, sino que señala la existencia de “bolsones de terrorismo islámico”. De nuevo nos preguntamos, ¿De donde saca el Departamento de Estado esta información tan grave?. ¡Si!, de donde lo están pensando, de allí mismo. Hace pocos días el programa la Hojilla presentó siete videos montados y diseñados por “periodistas” venezolanos que señalan lo que luego ha sido argumento para el Departamento de Estado. ¿Qué consecuencias puede tener esto para la seguridad de Venezuela?. Inimaginable. Sencillamente inimaginable.

¿Hasta cuando el Estado venezolano permitirá esto?. ¿Se esperará para poner un freno a estos desbocados a que sea demasiado tarde?. ¿Deberá el pueblo defenderse por sí mismo, como lo hizo el 13 de abril?. Algo así sería definitivamente terrible y sin vuelta atrás. Tienen que ser las instituciones con competencia legal para ello las que tomen las medidas pertinentes. ¡Todo no se le puede dejar al pueblo!


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Martín Guédez


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