¡Cómo los adecos matan a Alberto Lovera! (4/4)

Al aparecer el cuerpo de Alberto Lovera en el mar, encadenado y con un pico atado al cuello, fue enterrado, algún tiempo después el cadáver fue desenterrado para hacerle una exhaustiva revisión forense, después las autoridades pretendieron volver a enterrar en la ciudad de Barcelona, Oriente del país, el cuerpo de Alberto Lovera, pero su esposa María del Mar se negó y exigió le entregaran sus restos para llevarlo a Caracas; el permiso de las autoridades para este traslado tardaría todo un día. Entonces la señora María del Mar compró una urna para que colocaran el cuerpo de quien fuera su esposo y alquiló un carro fúnebre para trasladar el cuerpo hasta la funeraria La Voluntad de Dios en la capital de la República venezolana; la ciudad de Caracas. Y después de anunciarse que el miércoles 23 de marzo de 1966 en la tarde sería su sepelio, el féretro fue cargado un buen trecho por las calles adyacentes a la funeraria, acompañado por una multitudinaria marcha que recorrió gran parte del trayecto hasta el Cementerio General del Sur. Desde aquel momento comenzó otra lucha para María del Mar: Conseguir que los órganos de justicia actuaran y consiguieran a los criminales, materiales e intelectuales, para que pagaran con un ejemplar castigo. La Sra. María del Mar iba de un lado a otro procurando atención, así fue pasando todos estos años hasta que llegó el gobierno bolivariano y abrió con seriedad el caso Lovera y hoy, por lo menos, se sabe a ciencia cierta que los asesinos si fueron miembros de un organismo policial del Estado, concretamente la DIGEPOL; y que el modo de actuar de ese cuerpo policial del Estado se debía a la aplicación de una política terrorista del gobierno adeco.

Aunque ha pasado mucho tiempo del horrible y monstruoso crimen del Profesor Alberto Lovera, más de 50 años, la Fiscalía en el gobierno bolivariano insiste en investigar hasta el último detalle del secuestro y crimen de este ciudadano venezolano y en la actualidad, por la investigación que adelanta el Ministerio Público a través de la Comisión por la Justicia y la Verdad, creada en febrero de 2013, tras la aprobación de la Ley para Sancionar los Crímenes, Desapariciones, Torturas y otras Violaciones de los Derechos Humanos por razones políticas en el período 1958-1998. Esa comisión al poco tiempo obtuvo la confesión de un ex funcionario de la antigua Policía Técnica Judicial que al ofrecer algunos detalles del crimen, bajo el seudónimo de Manuel León, relata cómo en el gobierno de Leoni se encubrió a los culpables, algunos funcionarios de nuestro cuerpo y la mayoría digepoles. En su testimonio Manuel expone, que después de la muerte de Alberto Lovera hubo un proceso progresivo de asesinatos de testigos claves en el caso, entre éstos el de un hombre identificado como Aníbal González quien había confirmado la detención por la Digepol de Lovera, también el una mujer de nombre María Martínez, quien certificó la tortura contra Alberto Lovera, ella fue la amante de un Digepol llamado Aníbal Lamoglia y también de uno de los jefes, por lo que entraba y salía del organismo a cada momento; ella confesó que un día vio a Lovera en una celda y que el día siguiente oyó gritos y quejidos que salían de ese lugar.

Nosotros, la PTJ, queríamos saber sobre la actuación de la Digepol en ese caso y en la investigación se descubrió los asesinatos de Lamoglia, quien apareció muerto en el hotel Las Acacias de Sabana Grande, supuestamente suicidado, su novia la encontraron muerta tres días después y González asesinado en el peaje de La Victoria, Aragua; le pasaron varias veces un carro por encima. En su declaración, Manuel también detalló que fue en la sede de la Digepol, ubicada en el Edificio Las Brisas, donde comenzaron a torturar al dirigente comunista y sostuvo el ex PTJ que Lovera fue sometido y torturado por al menos nueve digepoles, quienes pretendían sacarle información, sin embargo, al no lograr el objetivo, cinco días después de su secuestro, el 23 de octubre lo trasladan al retén Planchart, en Puente Mohedano, lugar donde hoy se ubica el Complejo Urbanístico Parque Central y allí continúan las torturas. Según Manuel, por pruebas recolectadas por ellos, los nueve digepoles eran: Roberto Romero, Miguel Aguilar, Pedro Cisneros, Alberto Ochoa, José Ramón Antúnez, Carlos Ferrara, Douglas Rodríguez, Eduardo Armenteros González y Mario Segundo Leal, todos ellos conocidos como "los muchachos de Carlos Andrés"



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José M. Ameliach N.


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