Durante los gobiernos del Pacto de Punto Fijo, adecos y copeyanos se complacieron en aplicar un sistema de represión extremo al pueblo venezolano en general y más contra los activistas políticos, que no fueran adeptos a su forma de gobernar; aquello fue verdaderamente una barbaridad y no hubo compasión con nadie. El mayor derroche de bestialidad de esos gobiernos, aparte de los casos individuales que fueron salvajes, comienza cuando la Presidencia de la República de Venezuela es ocupada por el doctor Luis Herrera Campins, un viejo militante del partido socialcristiano. Lo de socialcristiano es solo un decir, porque en verdad esa palabra jamás significó nada para los dirigentes del partido COPEI, es un engaño, una trampa caza bobo con la sola finalidad de atraer engatusados adeptos; objetivo que en un relativamente alcanzaron. Ahora bien, como en las personas que conforma la dirigencia del partido siempre ha existido, sin querer queriendo, una tirantez indisoluble debido a las ambiciones personales, resulta que en la elección interna de COPEI es escogido el candidato presidencial, que en los comicios venideros del año 1988 debía competir con el adeco Carlos Andrés Pérez, Eduardo Fernández, quien con mucha habilidad había preparado a la mayoría de participantes de esa convención para que le echaran una soberana varilla al Dr. Rafael Caldera Rodríguez y lo vetaran como el permanente candidato presidencial de COPEI.
De aquella derrota interna en su partido se deriva, por la desmesurada apetencia de mandar por segunda vez a Venezuela, que el Dr. Caldera piense y lo haga, destruir su hasta ayer muy querida obra, destruir al partido socialcristiano COPEI, especialmente porque sabe que ya no podrá contar con el apoyo y la obediencia de sus "delfines", Eduardo Fernández y Oswaldo Álvarez Paz; quienes se habían cansado de ser unos segundones en la dirección del partido. Pero volvamos a lo que creo es un deber contar ahora para que la gente se acuerde o conozca algunos pormenores de los horribles hechos de crueldad sucedidos en los gobiernos puntofijistas, ellos, con ocasión de las masacres de CANTAURA, YUMARE Y EL AMPARO; comencemos.
MASACRE EN CANTAURA. GOBIERNO DEL COPEYANO DR. LUIS HERRERA CAMPINS.
El mundo, en especial los venezolanos, conoce como la Masacre de Cantaura al resultado de una operación combinada de militares y cuerpos civiles de seguridad del Estado llevada a cabo el 4 de octubre de 1982, hace poco más de un mes cumplió 34 años, es en esa fecha cuando un contingente de funcionarios armados arremete contra un grupo de ciudadanos rebeldes reunidos en una montaña en la cercanía de la ciudad de Cantaura, estado Anzoátegui, Venezuela. Esta operación desproporcionada en fuerzas, planeada y ejecutada de forma perversa al utilizarse hasta aviones perteneciente a la Aviación Militar para bombardear el lugar de reunión de 41 jóvenes, de los que fallecen 23 en el momento y sitio, los demás son acribillados por unos cuatrocientos hombres del Ejército y la Guardia Nacional y unas decenas de efectivos de la Disip y la PTJ. Sin embargo, escondido montaña adentro Alejandro Velásquez Guerra logra sobrevivir, y pasado algunos días baja al pueblo en donde cuenta el dantesco hecho de la masacre.
Los nombres de las víctimas mortales de la masacre de Cantaura son: Roberto Antonio Rincón Cabrera, Enrique José Márquez Velásquez, Emperatriz Guzmán Cordero, Fanny Alfonzo Salazar, Carlos Jesús Arzola Hernández, Carmen Rosa García, Ildemar Lorenzo Morillo, Beatriz del Carmen Jiménez, Diego Alfredo Alfonso Carrasquel, Carlos Alberto Sambrano Mira, Jorge Luis Becerra Navarro, María Luisa Estévez Arranz, Baudilio Valdemar Herrera Veracierta, José Miguel Núñez, Mauricio Tejada, Eusebio Martel Daza, María Echegarreta Hernández, Nelson Antonio Pacín Collazo, Rubén Alfredo Castro Batista, Euménides Isolda Gutiérrez Rojas, José Ysidro Zerpa Colina, Luis José Gómez y Julio César Farías Mejías.
En próximo escrito contaré en que ha terminado, hasta hoy, noviembre 2016, esta exagerada historia de terror, llevada a cabo por personas que aun muestran sus caras desvergonzadamente y que han contaminado a otras que militan en otras organizaciones políticas, pero que lamentablemente no pueden deslastrarse de esos genes heredados de aquellos personajes farsantes y malvados copeyanos.