Le advertimos al madurismo que no tocara a Luisa Ortega Díaz, ni como mujer, ni como fiscal general de la República, porque ella representa la constitucionalidad que aprobó Hugo Chávez, precisamente para garantizarnos no sólo nuestros derechos, sino la vigencia del proyecto bolivariano plasmado en una Carta Magna que nos unió a los venezolanos, primero a través de un referendo aprobatorio para su entrada en vigencia en 1999, y posteriormente, cuando en 2007, el mismo pueblo impidió su reforma. O sea, si en algo estamos de acuerdo tanto el chavismo como la oposición es sobre la legitimidad y consenso abrumador de apoyo que tiene nuestra Constitución.
Lamentablemente, el madurismo a través de sus ilegítimas crápulas "jurídicas" no sólo intentan desmontar la República, al desconocer con un vacuo "desacato" a la Asamblea Nacional, sino que ahora pretenden a través de un injustificable e inconstitucional "antejuicio de mérito", destituir a Luisa Ortega Díaz de sus funciones como máxima representante del Ministerio Público, razón por la cual, la han "citado" a la sede del Tribunal Supremo de "Justicia" (TSJ) para el 4-7-2017, casualmente un día antes de fecha en la cual Venezuela celebra su independencia.
En tal sentido, no exagero al decir, que ese día, el TSJ, por no decir, el madurismo, en su ceguera política, han convocado no sólo a Luisa Ortega Díaz, sino a todo el pueblo de Venezuela para que en apego al artículo 333 de nuestra Constitución, ejerzamos con fuerza sus líneas las cuales establecen: Esta Constitución no perderá su vigencia si dejare de observarse por acto de fuerza o porque fuere derogada por cualquier otro medio distinto al previsto en ella. En tal eventualidad, todo ciudadano investido o ciudadana investida o no de autoridad, tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia; es decir que el pueblo en una praxis de máxima defensa institucional y constitucional unirá el este, oeste, norte y sur de Caracas para juntos marchar con la fiscal hasta la sede del órgano responsable de impartir "justicia" en Venezuela.
Tal vez sin nadie imaginarlo, el hecho de que Luisa Ortega Díaz sea amenazada por el TSJ con el único fin de destituirla de sus funciones, tal situación nos obliga a los venezolanos a acompañarla hasta la sede del poder judicial, porque ella no sólo representa en este momento una de las instituciones que han sido agredidas y vilipendiadas por el madurismo, sino que también representa la defensa y vigencia de la Constitución, y también se ha convertido en baluarte de las mujeres maltratadas, no sólo por gorilas militares quienes agreden a diputadas en el seno de la Asamblea Nacional, sino que Luisa Ortega es la garantía de vida ante un gobierno déspota que niega los alimentos y medicinas del pueblo, pero también es la imagen de la mujer que lucha contra una crisis económica y social, que ha destruido por completo la posibilidad de que sus familias e hijos puedan vivir de manera digna y con posibilidades de desarrollo.
Este 4 de Julio se ha convertido en la fecha de la Reindependencia Nacional. Todos debemos marchar con Luisa Ortega Díaz hasta el sitio en el cual pretenden desconocerla como máxima garante de nuestros Derechos contemplados en nuestra Constitución. Ese día, no saldremos a apoyar sólo a una mujer, es probable que sea el día en que definamos quienes ejerceremos activamente el artículo 333 de la Ley de leyes en Venezuela, e incluso a costa de nuestras vidas, salir a decirle al mundo que una jauría de ególatras e ilegítimos "magistrados" y políticos, no pueden estar por encima de nuestra Constitución, no pueden estar por encima del pueblo.
¿Se atreverán las huestes militares y "colectivos" armados del madurismo a disparar para impedirnos llegar con Luisa Ortega Díaz hasta el TSJ? Por ahora, el pueblo saldrá a defender a su fiscal, a la fiscal de Chávez, a la fiscal que defiende nuestra Constitución y, por supuesto, saldremos a defender la institucionalidad y majestad de la República contra quienes pretenden mancillar la patria de Bolívar. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
