Los vándalos responsables de asesinatos, destrucción de instalaciones públicas y de comercios, de quemar presuntos chavistas lo son igualmente de haber derribado centenares de árboles en casi todo el país (no tantos como los cinco mil que el Movimiento Ecologista Venezolano calculó como cortados en Caracas). Maracaibo debió ser la ciudad más afectada: solamente el miércoles talaron 45 árboles en la avenida 63. Vean el testimonio gráfico de Eduardo Semprún, una muestra por cortesía de Panorama. Si hay un organismo protector de animales, ¿no lo hay para la defensa de los árboles? Alguien debe investigar y sancionar a los responsables de este otro crimen.
Amenazas del exterior
El peligro de la democracia venezolana, del proceso revolucionario, no parece estar en el interior del país, sino en el exterior. La campaña que han emprendido desde hace meses, reforzada ahora contra la Asamblea Nacional Constituyente, que ha llegado hasta el Vaticano y que no tiene comparación con ninguna parte otra agresión a ningún país, con su epicentro en Washington, se expande a casi toda América Latina y la Unión Europea. Pareciera que no cesarán en su empeño de desestabilizar el gobierno del presidente Maduro.
No sé si conocieron de la reciente declaración del secretario de Estado Rex Tillerson, quien en rueda de prensa dijo que las diversas agencias de inteligencia de Estados Unidos "están estudiando las formas de obligar al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, a abandonar el poder". Más claro, ni el agua. Han examinada cómo derrotarlo en el Consejo de Derechos Sociales y expulsar a Venezuela, pero también promueven más severas sanciones contra el Presidente, e incluso insistirán en la OEA pese a las cinco derrotas sufridas. Por supuesto, ni hablar de la guerra mediática que hacen cada vez más intensa, como se percibe en los medios de casi todo el continente, comenzando con la gran prensa latinoamericana y española.
Y me preguntarán por qué subestimo las fuerzas opositoras internas.
No, no es que las subestime, basta ver todos los destrozos, la muerte y la destrucción, que causaron en estos meses recientes. Hoy, después de la abrumadora victoria con la elección de la Asamblea Nacional Constituyente, las contradicciones internas, sus insalvables divergencias, la han dejado más dividida y débil que nunca antes.
Van a las elecciones de gobernadores del diez de diciembre, es posible que sus extremistas sigan oponiéndose; supongo que estarían conscientes de que los electores sabrán cobrarles lo que fue su política de violencia que sus dirigentes propiciaron y que nunca condenaron ni los hechos más criminales.
Resultó extraño que después de tres días, cuando por primera en años se percibía tranquilidad en las calles, comenzó una sistemática campaña, como la calificó el CNE, contra los resultados electorales y la legitimidad de la ANC. Como la habrían llamado en cualquier pueblo, es la última panqueada de ahogado. En todo caso, esos resultados son auditables y verificables. Y no es casual que el sistema electoral venezolano haya influido
en otros países para modernizar los suyos –muchas especulaciones con la salida de Samuel Moncada de la Cancillería, con apenas semanas en el cargo–.
¿Será cierto que ahora Moncada está en el epicentro del poder y en mejores posiciones para eventuales negociaciones? Negociaciones en duda después de que el secretario de Estado Red Tillerson dijera que "Maduro no tiene futuro, o se viene con nosotros o que se vaya".
Se han dado cuenta
de que los peloteros que han propuesto no jugar el campeonato, como Cabrera y Vizquel, no son precisamente los que juegan en los ocho equipos venezolanos. No pensarían igual si sus ingresos dependieran de nuestra pelota. Afortunadamente, ni las Grandes Ligas tienen reservas por la realización del campeonato.
En Turquía están amenazados de pena de muerte 486 ex funcionarios que han sido encontrados culpables de intentar derrocar el gobierno.
Hubo más de mil detenidos y 110 mil despedidos.
La Universidad Central vive momentos en sus relaciones internas que nunca se observó antes, ni en los años del peor sectarismo adeco (1946-48). Varios estudiantes han denunciado las amenazas, intimidación y el hostigamiento a chavistas o presuntos chavistas.