Nuestra peor pandemia: El Darwinismo social (La supervivencia de los más aptos)

"Me niego a aceptar que la evolución nos ha convertido en una especie de plaga capaz de horadar las bases de nuestra propia existencia" Noel Peralta

Darwin convalidó la tesis de que la evolución se basa en la supervivencia del más apto, dándole categoría de ley científica a 15 mil años del modelo civilizatorio que coloca a la especie humana en el centro del universo con derecho a usufructuar a su antojo toda la riqueza natural de lo conocido y por conocer, e incluso de los más débiles de su especie en función de la supervivencia de los individuos, de alguna manera más, privilegiados.

Gracias a la imposición de este modelo civilizatorio depredador se pretendió borrar más de 100 millones de años de evolución de nuestra especie en perfecta armonía con la naturaleza y en complementariedad solidaria entre humanos y el resto de las especies, algunos funcionando como depredadores, otros como presas pero en una armonía dinámica que garantizaba la supervivencia del sistema vivo "Tierra" o Pacha Mama, como elemento central de nuestra evolución.

Darwin no fue el creador de la explotación y depredación de la especie humana y la naturaleza por los humanos "más aptos", pero su "descubrimiento científico" convalidó como nuestro destino evolutivo la existencia de ricos devorando a los pobres (o pobres exterminando ricos) y con ello la explotación, la esclavitud, el despotismo, las dictaduras, el saqueo, el robo, la corrupción, el egoísmo, el individualismo, las guerras y el odio. O alguien duda que detrás de cualquiera de esos fenómenos antinaturales está la creencia de que lo hacen para preservar su forma de vida, para superarse o para sobrevivir y que sus víctimas se lo merecían por ser más débiles (Brutos, flojos, incapaces, insignificantes, prescindibles, vivir de manera incorrecta,…).

Por suerte Charles Darwin estaba equivocado y la misma evolución lo demuestra en el destino común de las células, seres vivos con conciencia de su existencia, con inteligencia, que desde hace unos 500 mil millones de años han poblado la tierra, muchas veces compitiendo por los recursos y exterminándose entre sí mismas y con otras especies. Pero que al final lograron ponerse de acuerdo y vivir en perfecta armonía como partes de sistemas más complejos pasando de seres multicelulares, tejidos, órganos, especies hasta el mismo sistema planetario.

Somos los seres humanos, como especie necesaria (no superior), un recipiente contenedor de unos 50 billones de células que cedieron su individualidad para conformar un ser "superior" viviendo en armonía y complementándose de manera perfecta, sin discriminación ni egoísmo. Una unidad que puede resumirse en la frase bíblica "amor al prójimo como a ti mismo". En ellas no encontrarás unas células esclavizando o explotando a otras, unas discriminando a otras por su color de piel, procedencia, grupo étnico, raza, especie ni consanguinidad, no encontrarás a unas células del estomago pidiéndole pasaporte o pruebas de ADN (o acusándolas de invasión alienígena al cuerpo humano) a la flora bacteriana para permitirles estar allí y ayudarnos a hacer la digestión.

Nadie puede imaginar a unas células del cerebro o del corazón atribuyéndose el derecho de explotar a otras por ser las más importantes, las más fuertes o las más inteligentes, ni a unas células del intestino o el ano sentirse inferior y sin reconocimiento. De qué sirve un grupo de células si las otras no cumplen su función, si el colom deja de procesar alimentos o el ano no permite defecar todas las demás sufren las consecuencias.

La evolución natural nos llevará como especie inevitablemente a la complementariedad y a la armonía con el resto de la naturaleza. A convertirnos en parte de un "ser superior" que algunos llamarán tierra o pacha mama, otros le llamarán universo, campo cuántico o dios pero que de manera más simple y unitaria sus cualidades se resumen en amor. No el que profesan los amantes o los familiares, sino el que se da sin ningún interés, dependencia, apego o ego.

Y no es una Utopía. Por 100 millones de años, nuestras sociedades primitivas lo venían practicando. La supervivencia del más apto es solo un accidente, una PANDEMIA EN NUESTRA EVOLUCIÓN que ha venido a impulsar la trascendencia hacia niveles superiores de complementación, solidaridad y armonía.

Cada vez más almas están al tanto de esto, por lo que estamos cerca de acumular la masa crítica para dar un paso más en nuestra evolución hacia el amor. Una evolución espiritual forzada por esta crisis de supervivencia del modelo civilizatorio que nos llevará a entender que somos mucho más que biología y procesos mentales, que somos uno con el universo como lo demuestra la física cuántica. A sabernos interconectados a un todo por lo que no hay posibilidades de causar daño a algo afuera de nosotros sin que nos causemos daños a nosotros mismos.

Gracias coronavirus, gracias crisis económica, gracias crisis de valores por despertar de esta pesadilla a tanta gente que nos ayudará a completar "el centésimo mono", necesario para completar la luz de conciencia requerida para trascender la resistencia de quienes aun no salen de esta pesadilla.

No te preguntes que puedes hacer ante tanto poder de los que sostienen este modelo civilizatorio depredador. Ama de verdad, ama profundamente todo lo que existe y el cambio sucederá por añadidura. Cambiemos la conciencia universal y nuestro universo cambiará.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1739 veces.



Noel Peralta Barreto


Visite el perfil de Noel Peralta Barreto para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:


Notas relacionadas