Cualquier vecino se desplaza una cuadra, hacia una bodega a comprar y todo el mundo lo ve y lo reconoce, así lleve disfraz, hasta por el modo de caminar; pero lo que pasa con Leopoldo López, es increíble. Desde ya, debería algún cineasta comprarle la historia, porque no es fácil escaparse de dos embajadas y no ser visto por nadie. O este hombre nació enmantillado o se vuelve invisible en esos momentos de fuga. Se sabe de él, cuando con un tuitazo informa al mundo, que ya está en Madrid. ¡Vale!
Hay que recordar que el 30 de abril de 2019, fue recibido como huésped en la residencia del embajador de España, y estaba acompañado de su esposa y de su hija. Llegaba de la embajada de Chile, en donde estuvo después de fugarse de su propia casa. ¡Y nadie se dio cuenta! Muchos dicen que el elemento distractor para llegar a salvo a esa embajada, fue el huacal de plátanos que apareció cerca de La Carlota, que fue más noticia que su fuga, en el momento del intento de golpe de Estado, en la fecha citada. Por cierto, dijeron las malas lenguas que los mismos eran para el programa de cultivando patria de Castro Soteldo, quien explicaría a los alzados, cómo se hacía el tostón o patacón. Nadie lo creyó.
Desde que llega a la embajada española, comenzó a ser llamado el terror de las embajadas, porque no podía ver a una abierta porque enseguida ¡chupulun!, pasaba raudo y veloz y amenazaba con tomarle un selfie al embajador con Lilian su esposa, y para no empavarse, el embajador no aceptaba tomársela; pero tenía que darles asilo. A propósito, ¿Qué otra embajada tenía en mente si no hubiese escapado a España? Muchos embajadores han dejado saber la alegría que sienten por la fuga de Leopoldo, ya saben que no lo tendrán en la recepción de sus embajadas pidiendo asilo y creándoles problemas diplomáticos con Venezuela; pero, dicen estar mosca con Guaidó, si se le ocurriera visitarlos un día de estos con el mismo fin.
¿Por qué se escapó Leopoldo? Nadie lo sabe; pero, se cree que planificar su fuga pasó por un análisis de la situación política actual en el mundo, en Latinoamérica y en Venezuela; para él, su decisión de fugarse debe estar influenciada por dos hechos resaltantes: La inevitable derrota de Trump en los Estados Unidos y la posible victoria del gobierno en las próximas elecciones parlamentarias. Esto se complementa con el regreso del Mas en Bolivia, el inminente triunfo del plebiscito por el pueblo en Chile, saber que a la embajada española llegaría un nuevo embajador que estuvo ejerciendo en Cuba y supuso que no recibiría el mismo trato del que le dispensó el actual embajador; estaba enterado de que con otro embajador ya no jugaría mas parchís y ocas, ni seguiría jugando bingo en los pasillos de la embajada, de la misma manera; pero, según los cocineros de la embajada lo que más le afectó, fue cuando supo, y la embajada no escapa a esa posibilidad, de que tendría que comer a la leña.
Allí se decidió y dijo "¡Yo me voy de esta vaina! Aprovecho el 7 más 7 plus en su último día de flexibilización, me pongo mi tapaboca y ¡plus!, nadie más me verá hasta que llegue a Madrid" Así sucedió. Pasó todas las alcabalas con el tapaboca puesto, como cualquier ciudadano que se protege del coronavirus, pero sin duda también se protegió de las autoridades que no lo reconocieron y, desde España tuiteo:
"Venezolanos, esta decisión no ha sido sencilla, pero tengan la seguridad de que cuentan con este servidor para dar la lucha desde cualquier espacio. No descansaremos y seguiremos trabajando día y noche para alcanzar la libertad que nos merecemos todos los venezolanos" Para colmo, en su mensaje sigue queriendo alcanzar la libertad, y eso es lo que más ha tenido para hacer todo lo que ha hecho. Para él sí ha funcionado "La salida". Vive saliendo de todas partes, llega y vuelve a salir. En verdad, se contradice.
En realidad, nadie sabe cómo se fugó Leopoldo López. Se intuye que lo hizo en la noche más oscura, la misma de la que habló Cliver Alcalá cuando vivía amenazando al gobierno nacional.
