Tenemos ya los habitantes de Maracaibo alrededor de año y medio recibiendo agua sólo una vez al mes, y eso por apenas uno o dos días, pues, cumplido este lapso, la quitan, y para volverla a ver tenemos que esperar otro largo e interminable mes, y únicamente por el tiempo señalado. Claro, el presidente Maduro, al tener conocimiento del hecho a través de un artículo nuestro publicado por este mismo medio con el título de ´´ LA TRAGEDIA DEL AGUA EN MARACAIBO ´´, destituyó al para entonces nefasto presidente de Hidrolago, Freddy Rodríguez, sin embargo, a pesar de este hecho tan promisorio y esperanzador, todavía no se ha traducido en el mejoramiento del servicio, como cabía esperar. Lo que, desde luego demuestra la magnitud de los daños causados a la empresa por el funcionario acertadamente despedido. Por otra parte, ya se han cumplido tres años y medio de que CORPOELEC nos ha estado quitando la electricidad por espacio de unas cuatro o cinco horas diarias. Y uno, ante un tiempo tan prolongado, durante el cual se han podido construir tres plantas termoeléctricas y otras tantas termonucleares, no puede menos que preguntarse asombrado: pero bueno, ¿ qué será lo que estarán haciendo que no terminan de hacer?, ¿ un transformador espacial o qué? una fuente muy seria y muy calificada nos decía que el 70 u 80 por ciento de la gerencia de la empresa es de la oposición; y nosotros creemos que por ahí van las cosas.
Lo cierto del caso es que sí algo han logrado estos apagones es el daño causado a algunos electrodomésticos y a otros equipos similares. A mí por ejemplo me dañaron hace ya algún tiempo, una nevera y una computadora, lo que provocó mí alejamiento involuntario de aporrea.
Ahora, según se desprende del Art.259 de la Constitución, la administración pública, o sea, el gobierno, del que depende CORPOELEC, está obligado, no sólo legal sino también moralmente a repararme, de alguna manera, por ´´ los daños y perjuicios ´´ - dice el Art. en gcuestión – ocasionados a los mencionados enseres. Y decimos ´´ moralmente ´´, porque si el gobierno ha regalado tabletas electrónicas a granel; si a los noventa integrantes de una promoción de médicos recién graduados les regaló a cada uno de ellos una de estas tabletas; si en dos ocasiones, que se sepa, ha regalado automóviles a diversas personas ( los últimos a todo un equipo de voleibol); si ha regalado canaimitas, cuyos aportes al mejoramiento de la educación ha sido más que dudoso, y que no ha pasado de ser más que un desplante de nuevo rico. Ahora, si todo esto lo ha hecho el gobierno sin estar obligado a hacerlo, sin que para ello haya mediado ningún reclamo, ¿ qué otra actitud debería asumir ante los daños ocasionados por sus empresas como no sea la de indemnizarlos? Y tiene necesariamente que ser así, pues en casos como este, tal como ya dijimos, si está no sólo legal sino también moralmente obligado ha hacerlo, ¿ por qué desconocer esa obligación?.
Pero, además, lo curioso de estos costosos regalos es que fueron entregados sin que existiera reclamo alguno para que se concedieran, ni tampoco porque el gobierno estuviera obligado a concederlos. Simplemente, si se otorgaron fue porque el presidente Maduro creyó justo recompensar el esfuerzo desplegado, al menos por los miembros del equipo de voleibol, que tanto contribuyo a elevar el prestigio deportivo del país.
Ahora, no es esto, y lo queremos dejar bien claro, que estas líneas tengan el propósito de cuestionar la entrega de tales obsequios. Solo deseamos significar que en nuestro país todos somos iguales ante la ley, que no hay unos más iguales que otros, y que en consecuencia, no debe haber por parte del estado un trato que privilegie a uno y se ignore y discrimine a otros.
Por lo tanto, nada más natural y justo que si el estado, a través de su empresa eléctrica, me ocasionó un daño, pues que me lo repare. De allí que espero que el próximo artículo mío sea para agradecerle al presidente Maduro el haber atendido positivamente mi reclamo. Estamos seguros de que así será. Y estamos completamente seguros y confiados de eso, porque tenemos la razón; y contra la razón no se puede ir sin caer en la arbitrariedad y el atropello, y dudo que el gobierno quiera caer en esto. Pero, también lo manda la Constitución. Y si lo manda la Constitución Bolivariana, así tendrá que ser, porque es justo