El Canciller Maduro, su Cancillería, el Gobierno Bolivariano y la Embajada de España, que con su pan se lo coman, allá ellos y la política internacional; pero en España se tortura y se encarcela a la gente por lo que dice y por lo que piensa.
Allá los de la ETA con su guerra, que si a hierro matan no pueden morir a sombrerazos. Pero aquí no se trata de ETA sino de centenares de hombres y mujeres vascos, de todas las edades y todas las profesiones, que nunca han usado la violencia, y son torturados y condenados a muchos años de prisión por pensar u opinar diferente, por ser miembros de partidos políticos legales, por trabajar en medios de comunicación u organizaciones culturales.
Aquí hablo, compatriotas bolivarianos, de miles y miles de hombres y mujeres de todas las edades y todas las profesiones, muchos de ellos latinoamericanos que, día tras día a lo largo de España, reciben puñetazos, patadas, escupitajos e insultos de la policía. Y los reciben también de ciudadanos particulares, fascistas envalentonados por la impunidad que le dan los jueces alcahuetas, imitadores del infame juez Garzón, Inquisidor Mayor y record mundial de denuncias de tortura rechazadas.
Todo el Estado Español es cómplice de la tortura sistemática y el encarcelamiento de inocentes por pensar u opinar diferente. Desde la más alta investidura hasta el último funcionario, todos son cómplices de perpetuar el franquismo.
Por eso no es de extrañar que el estudiante Yon Goicochea, traidor a su sangre vasca, reciba ayuda de la derecha española y de la jerarquía católica. Si esa es la España Monárquica ¡Viva la República!
Todo bolivariano decente debe estar contra la tortura y le debe decir, a los altos funcionarios españoles y a sus cachorros venezolanos:
¿Por qué no te callas, franquista de mierda?
rotheeduardo@hotmail.com