Consuelo González, una de las dos liberadas por decisión unilateral de las FARC, organización que les entregó como un acto de desagravio al presidente Chávez, lo que quedó confirmado en el último comunicado de la organización guerrillera, en su comparecencia ante la prensa, fue categórica al afirmar que la solución al conflicto bélico en su país sólo es posible por la vía del dialogo. Y es más agregó, segùn reseña periodística “que está convencida que el conflicto tiene solución en la medida en que se le quite a la FARC la bandera que dice defender”. (1) Se refería la excongresista a la necesidad de producir cambios en las condiciones de vida del pueblo colombiano. Y agregaría uno, en las relaciones y participación políticas.
Es decir, la dama quien acaba de regresar de la selva donde estuvo en cautiverio por seis años y sufrió todas las calamidades que de ello se derivan, sin muestras de rencor alguno y sí con la alegría de estar de nuevo entre los suyos, tiene clara la idea que la paz es indispensable para Colombia; que esto pasa por establecer el dialogo entre las partes beligerantes y la necesidad de producir cambios que “quite a la FARC la bandera que dice defender”. Y está tan convencido de eso que se dedicará en gran medida a establecer las comunicaciones para que quienes quedaron de rehenes en la selva, como ellas, regresen a sus hogares.
La proposición del presidente Chávez, a Colombia y la Unión Europea, de retirar la calificación de terrorista, asumida por esta última en 2001 y 2004, a la FARC y el ELN, tiene el mismo propósito de Consuelo González; es decir, crear las condiciones para abrir el diálogo constructivo que devuelva la paz a aquel país e incorpore las fuerzas guerrilleras a la vida legal. Como dice Consuelo “La FARC debe desvestirse de organización al margen de la ley y comenzar un trabajo político que denote que trabaja por la paz”. (2)
Pero bien sabe uno que la excongresista y recién liberada, está conciente que esa alternativa no puede ser una decisión unilateral de las fuerzas guerrilleras, sino como ella misma dijo, producto del diálogo. Y éste debe comenzar porque se repitan de lado y lado, gestos de buena voluntad, como el que tomó la FARC de liberar a las dos damas. Por acoger la reciente proposición del presidente Chávez, la cual no debe satanizarse siguiendo los dictados de la política Bush, sino verse en su exacta intención, que no es otra que abrirle cauces a la paz colombiana.
Partiendo de una ilegal y arbitraria interpretación del artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, que consagra “el derecho inmanente a la legítima defensa”, Estados Unidos, sobre todo bajo la actual administración, cree estar en el derecho de hacer uso de lo que llaman “Guerra Preventiva”, o adelantarse a quienes crean o imaginen que pueden atacarles, lo que significa agredir e invadir a su saber y entender. Para darle mayor fortaleza a esa arbitrariedad califican a cualquier país o agrupación de terrorista y en consecuencia potencial agresor. Por eso para ellos la FARC y el ELN fueron declarados terroristas, lo que comparte Colombia. Eso y la farsa del combate contra la droga cubren, por lo menos con una hoja de parra, la vergüenza que significa la presencia de más de cinco mil soldados norteamericanos en la patria de Atanasio Girardot Eso explica la apresurada reacción de Uribe a la petición del presidente Chávez, respondiendo que “continuará la lucha hasta derrotar a estos terroristas.” (3) Y agregó más adelante “todos los grupos violentos de Colombia son terroristas……” (4)
Como decimos los venezolanos, lo que está a la vista no necesita anteojos. O lo que es lo mismo Uribe no quiere saber nada de paz. Salvo la de los sepulcros. El solo quiere que la FARC y el ELN, de manera unilateral, entreguen las armas, como si estuviesen derrotados y en condiciones de pedir clemencia, para luego reprimirlos o encarcelarlos de acuerdo a su evaluación política y moral del asunto. Y esta no es la situación de esos grupos que en Colombia ocupan gran parte del territorio y constituyen un Estado paralelo. Y es demasiado obvio que la guerra no es la salida y en todo caso no es nada generosa.
Aún más, hay antecedentes de quienes desistieron de la lucha armada, sin establecer condiciones sólidas y vigilancia internacional, que fueron exterminados por sectores del gobierno y otras fuerzas militares que en aquel país siempre han actuado con impunidad, más ahora que pululan mercenarios USA.
Uribe es un cautivo que obedece a designios inconfesables sin interés en la paz; ni disposición de hacer ningún tipo de concesión a la guerrilla y al movimiento popular; la situación de guerra, que ellos persistirán en llamar de terrorismo, justifica la presencia militar norteamericana por aquello de la “Guerra Preventiva” contra los suramericanos. Y en verdad esta parte del mundo está en ebullición y basta que salgamos a luchar por la justicia, el porvenir, progreso y contra el hambre, para que en el estrecho juicio de los halcones, Bush y el Departamento de Estado, seamos terroristas.
Chávez como un bello idealista, pacifista y gran latinoamericano, lo que intenta es conquistar la paz, objetivo fundamental para quienes nacimos y vivimos en esta parte del mundo que nos duele sobremanera
Repitamos la frase de Consuelo González, “quiten a la FARC, la bandera que dice defender”-
(1) El Tiempo, Puerto La Cruz, 12-01-08
(2) Ídem
(3) Ibidem
(4) Ibidem
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