Memoria histórica para no olvidar ni al traidor ni al héroe

A propósito del programa Injerencias, transmitido este sábado por el canal 8 sobre la muerte del dirigente Jorge Rodríguez, padre.

El pasado 25 de julio del 2007 se cumplieron 31 años del asesinato por tortura del dirigente revolucionario Jorge Rodríguez. En el momento de su detención, en la Av. Sucre, frente al liceo “Miguel Antonio Caro”, fue separado de sus compañeros de la Liga Socialista y sometido a bárbaras torturas para que reconociera su participación en el secuestro del industrial norteamericano William Niehaus, de quien, para el momento, los organismos represivos no tenían idea de qué organización había llevado a cabo este secuestro y daban bandazos para saber su paradero. La razón inmediata de su muerte obedece a que pocos días antes de ser detenido, habían sido apresados David Nieves e Iván Nolasco Padilla Bravo, acusados de intentar cobrar un “adelanto” por el industrial norteamericano. Ambos fueron torturados entre otros por Henry López Sisco, el “cabezón Cermeño”, Rafael Rivas Vásquez, Olimpo Oyuela de Armas y otros bajo la vista del director de la DISIP. Arístides Lander. Como reza el libro “Historia de un Proyecto Revolucionario” editado por la Liga Socialista en 1996: “David Nieves resistió la tortura, pero Iván Padilla no las soportó e implicó a David y a Jorge en el secuestro, siendo esta la razón inmediata de las torturas y asesinato de Jorge Rodríguez”.

En el prólogo del libro “El pensamiento de Jorge Rodríguez” David Nieves expresa: “Aquí se autoriza el asesinato de Jorge Rodríguez: sin embargo, regresa vivo a la DISIP, entonces, no se autoriza su traslado a ningún centro hospitalario; durante horas Jorge agoniza tirado en el piso húmedo y putrefacto de un “tigrito” donde finalmente muere. (...) Fui torturado, durante varios días no se informó de mi detención y seguramente, si no es por el impacto que produjo el asesinato de Jorge Rodríguez, yo no hubiera aparecido nunca, me hubieran enterrado cerca de Arrecifes, lugar donde me estuvieron torturando”.

Jorge era para el momento de su asesinato un joven de apenas 34 años, combativo e incansable edificador de una organización muy particular que, para el momento, buscaba afincarse en una línea revolucionaria más allá del foquismo y el reformismo que caracterizaban a otras organizaciones de la época. La Liga Socialista se perfilaba como una de las alternativas válidas más importantes para la reorganización del movimiento revolucionario disperso y encapsulado. Luego de su asesinato en 1976 la Liga sufre un importante estancamiento y se aminoran la producción teórica y la movilización de las masas.

En la revista Élite del 27 de 1976, número 2657, David Nieves se expresa en duros términos hacia su compañero Iván Padilla, términos justificables asegura, por su indignación como militante revolucionario pues la confesión de Padilla fue extraída “bajo el miedo, el pánico, el terror a la muerte” imperando la cobardía que viola el ordenamiento moral, al revelar nombres de amigos cuyas vidas ponía en peligro y por cuya debilidad Jorge Rodríguez pierde su vida. “Cuando la cabeza no quiere, la boca no habla” dice David en el reportaje citado. “Contra mí, continúa argumentando, sólo existe el señalamiento de Iván Padilla quien en el temor a la muerte y por cobardía señaló a Jorge Rodríguez y a mí como jefes de un movimiento. Es el indicio mayor y el que le costó la vida a Jorge Rodríguez”.

En febrero del 2006, David Nieves, ratificó: “Los únicos que conocíamos la identidad del enlace (Cedeño) era Padilla y yo. Cedeño cae por su delación. Hasta unas viejitas evangélicas que colaboraban, las entregó”.

Hoy a 31 años de la muerte de Jorge Rodríguez es necesario recordar estos “pequeños detalles” que algunos olvidan. El entrismo y el arribismo en el proceso revolucionario que vive Venezuela funcionan, y se premia con altos cargos a quien fue el causante de su muerte. Arrimarse incondicionalmente a algún personaje con poder da sus frutos ante la debilidad ideológica de los nuevos funcionarios. El sábado 05-04-2008 en el canal del Estado, en un programa llamado InjerenCIAS se reivindicó a Iván Padilla Bravo como uno de los “secuestradores de Nihouse”. Se presentó a su lado el caso de Jorge Rodríguez como si Iván Padilla no hubiera tenido que ver con su muerte. Se perfumó al traidor incorporando en el video a David Nieves, Agustín Calzadilla y a Paúl Del Río, firmantes de una carta que, juntos a otras firmas del colectivo del Cuartel San Carlos, exigía la destitución de este funcionario. Alguien con poder silencia la traición y obvia los acontecimientos; pero la historia saldrá siempre por los poros y gritará las verdades que quieren enterrar. Honor y gloria a Jorge Rodríguez, padre.

memoriaimplacable@hotmail.com


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