Directiva Retorno: El fascismo ha vuelto a Europa

El fascismo, en particular el nazismo, en la forma que tenía antes de la segunda guerra mundial, sufrió una derrota histórica e irreversible como resultado de la misma. Pero, el fenómeno político del fascismo, está todavía latente y lo seguirá, mientras existan el capitalismo y el imperialismo, su fase superior. Como herramienta de los grandes capitales y las clases dominantes, el fascismo es usado por éstos cuando la “democracia burguesa” no puede continuar engañando y controlando a la clase obrera; usa entonces, la insatisfacción y el descontento de las masas pequeño burguesas, en períodos de crisis, para atraerlos bajo sus banderas contrarrevolucionarias. Proclama a esas masas, que la crisis no es culpa del capitalismo, sino de la clase obrera y, especialmente, dentro de ésta, de los sectores más oprimidos (el nazismo utilizó a los judíos, para culpabilizarlos de los males de Alemania). Utiliza también, el fascismo, los perjuicios raciales, nacionales y otros, para encontrar los chivos expiatorios que necesita para provocar y llevar a la clase media al choque contra la clase obrera y demás sectores oprimidos de la sociedad.

Se convierte en un objetivo central del fascismo, la destrucción de las organizaciones de la clase obrera y los oprimidos en general, a través de métodos de asesinato, terror, tortura, desaparecidos y represión política. Esta herramienta del capitalismo, no será construida en Europa siguiendo el mismo molde de las tropas de asalto de Hitler o Mussolini. Hoy en día, no se puede reconstruir el fascismo en ninguna parte, con los símbolos del pasado, porque son los símbolos del fascismo alemán o italiano, y en la conciencia de la civilización moderna, ellos son considerados una monstruosidad del pasado. Hoy, el fascismo adquiere ribetes “democráticos”, en los partidos de la derecha y la izquierda europea, casi sin distinción, recuérdese que Hitler llega al poder democráticamente; es la crisis alemana que lo impulsa por la senda del fascismo, como una respuesta al avance de la lucha de la clase obrera alemana.

Ya en 1924, Hitler avizoraba en la inmigración judía un elemento justificativo de los males alemanes y veía en las políticas norteamericanas un ejemplo a seguir y así lo afirmaba: “...los americanos han fijado criterios científicos para su inmigración, estableciendo requisitos raciales y de salud mental como condición para pisar suelo estadounidense...”, se refería a la política de control ejercida por la autoridades norteamericanas desde 1917 en la frontera con México, donde los miles de inmigrantes mexicanos, antes de cruzar la frontera, tenían que bañarse, pasar desnudos para una inspección, sufrir el tratamiento contra piojos y tener su ropa en un secador de vapor, “limpiezas étnicas” que se mantuvieron durante décadas.

En momentos, cuando la crisis del sistema capitalista globalizado muestra sus narices, los países de la Unión Europea adelantándose a los acontecimientos, desde el 2005, venían preparando un mecanismo expeditivo que hoy conocemos como Directiva de Retorno; mediante la cual, estos países pretenden mantener los costes salariales suficientemente bajos, aún más de lo que están, a fin de mantener la “competitividad de la economía europea”. Quedando con ello, el derecho a la libre circulación de las personas (migración), tan enfáticamente consagrado por la UE y sus Estados, en tantas ocasiones, reducido a una simple autorización administrativa discrecionalmente concedida en función de las necesidades de ganancia y acumulación del capitalismo europeo, encontrando en los y las inmigrantes el pretexto que necesitan para experimentar el recorte de libertades contra el conjunto de los derechos ciudadanos de los propios europeos.

Las crisis cíclicas del capitalismo son ineludibles, la sobreoferta de bienes de consumo provoca la reducción de personal en la industria y el comercio, los obreros extranjeros son los primeros afectados y el resto lo hace la xenofobia, siempre latente, en los círculos de poder, se acabó la época de bonanza y, por tanto, terminó el bondadoso sistema social. Llegado al punto más alto de la expansión económica, comienza la recesión que se expresa en reducción de personal, concentración del capital y política conservadora. Este es el fenómeno que está produciéndose en el conjunto de Europa. Si bien la sociedad de bienestar que ha conocido la Europa hasta el presente, se cimentó en la participación de los y las trabajadoras emigradas, como mano de obra barata; hoy en plena crisis, se les echa o criminaliza, convirtiéndose en los chivos expiatorios, al igual que los judíos lo fueron ayer, la última utilidad que les pide hagan por ellos y ellas, los gobernantes europeos.

Irónico es, que la vanguardia de esta política fascista, recaiga en países como España e Italia, cuyos emigrados fueron y son en la actualidad, muy bien tratados en los países de la América Unida, a la cual emigraron huyendo de la guerra. Vergonzante, la actitud del gobierno autoproclamado socialista de Zapatero, que no habiéndose aprobada la Directiva Retorno, su Ministro de Interior ya anunciaba un proyecto de Ley que planeaba extender el plazo de detención de los inmigrantes irregulares, de 40 a 60 días; restringiendo las reagrupaciones familiares en territorio español, limitándolas sólo al cónyuge e hijos menores de 18 años. Ofreciendo además, entre 8000 y 10.000 euros a los extranjeros en situación regular, para que regresen “voluntariamente” a sus países de origen, llevándose a sus familias y comprometiéndose a no regresar, al menos en los próximos 3 años, reservándose la administración la potestad de permitir o no su regreso a España. Lo que, sin duda alguna, significa un adelanto de lo que sería la aplicación de la Directiva Retorno, cuya aplicabilidad comienza a regir desde el 2010.

El Comandante Presidente Hugo Chávez en tono muy enfático, repudió esta medida, en los siguientes términos: “Cada ladrón juzga por su condición. Ellos son los que representan el verdadero fascismo, la tiranía, el irrespeto al ser humano y a los derechos más elementales del pueblo...”, Latinoamérica toda, llena de emigrados europeos como está, no puede ser indiferente frente al trato que estos gobiernos pretenden darles a nuestros hermanos y hermanas que se encuentran por esas tierras, nuestra respuesta no puede quedar en solo palabras, hechos reclaman nuestros pueblo, si regresan nuestros capitales humanos de la Europa, que regresen los capitales europeos que se encuentran en la América Unida! No al consumo de bienes y alimentos provenientes de la Europa fascista!


henryesc@yahoo.es


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Henry Escalante


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