El 9 de octubre, el gobierno realizará un descomunal desfile en la ciudad de Mérida para celebrar la sangrienta conquista de la región por parte del capitán de la capa roja, un aventurero español llamado Juan Rodríguez Suárez. El 5 de octubre el alcalde Carlos León, junto con el gobernador Florencio Porras y las autoridades militares, ha planificado la realización de un desfile "cívico-militar" en honor a los asesinos que hace 450 años arrasaron los pueblos indígenas que habitaban lo que hoy es Mérida, Lagunillas, y sus alrededores. Esto es una deshonra para los pueblos que cayeron asesinados por los conquistadores. También lo es para el cacique que aplastó a Juan Rodríguez Suárez y a sus acompañantes tres años después de la fundación de Mérida, el inmortal Guaicaipuro, pues aunque descanse simbólicamente en el Panteón Nacional, hoy es el capitán de la capa roja el que es celebrado por el gobierno. Hace poco veíamos el abrazo al rey español, y hoy vemos la celebración de la conquista.
Carlos León va a paso de pan y circo en pos de su reelección en Mérida, como candidato del PSUV. El alcalde del capote rojo rojito lo llamaban por el enorme apoyo institucional que brindó a las corridas de toros, triste herencia española, procurando más y mejores corridas cada año. Ahora lo llaman el alcalde de la capa roja, por la celebración multimillonaria que ha brindado a la ciudad para celebrar la llegada de los conquistadores a estas tierras. Pero la cosa no quedará en desfiles, conciertos, y fuegos artificiales.
Para subrayar el carácter de clase del gobierno en Mérida, se dio inicio, en el marco de esta celebración, a la construcción de un Sambil, el más reciente en la seguidilla de centros comerciales cuya construcción ha sido no sólo permisada, sino estimulada por parte de las autoridades en los últimos años. Mientras que la planta de tratamiento de desechos sólidos se mantiene abandonada, y sus trabajadores abandonados a su suerte, el progreso es medido en términos de densidad de centros comerciales.
No es casual que el gobierno busque alianzas estratégicas con la burguesía y en el proceso termine reivindicando hasta la visión de la historia de la burguesía, echando por la borda su anterior reivindicación de la resistencia indígena. Los socialistas revolucionarios decimos que para honrar la resistencia indígena de hace 500 años, es necesario ser consecuentes en el apoyo a la resistencia indígena de hoy. Por eso apoyamos la reivindicación Yukpa sobre sus territorios ancestrales, y exigimos la renuncia de la ministra Nicia Maldonado, quien le pide a las comunidades en lucha que "vuelvan a las montañas" y abandonen sus territorios. Y también decimos que la demarcación la deben realizar las comunidades indígenas, y no burócratas al servicio de los ganaderos.
Quien celebra a los conquistadores de ayer también aplaude a los explotadores de hoy. Nada de esto es socialismo, ni del siglo XXI ni de ningún otro siglo, ni tiene la menor relación con las aspiraciones revolucionarias del pueblo venezolano. El socialismo es la clase obrera en el poder, no un sistema de alianzas con la burguesía. Por eso reclamamos la entrega de la planta de desechos sólidos de Mérida a sus trabajadores y la entrega de la señal de ULA TV a sus trabajadores en lucha.
Mientras el alcalde y el gobernador celebran la llegada de Juan Rodríguez Suárez, los socialistas revolucionarios conmemoraremos la resistencia que se inicio hace más de 500 años en este continente y que sigue viva en las luchas obreras y populares contra la opresión y la explotación capitalista.
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