Chávez: ¡duro contra el hampa!

Es un clamor nacional que no hace distinción entre chavistas y opositores, entre ricos y pobres o blancos y negros. Aquí no se trata de una lucha de clases ni de una guerra ideológica. Tenemos un problema que no aguanta más postergaciones, que resta muchísimos votos, que genera desánimo, que produce una enorme indignación, y ante el cual no hemos visto acciones contundentes que permitan vislumbrar que en algún momento meteremos al hampa en cintura.

El Presidente no ha entendido, o no le han dicho, que la inseguridad es el primer problema nacional. Que si quiere buscar explicaciones a algunos resultados negativos de las pasadas elecciones de diciembre, tiene que pulsar entre los electores que se quedaron en casa, cuánta rabia tienen porque salir de ella los sume en la incertidumbre de no saber si regresarán con vida.

Es cuestión de estadística: casi nadie escapa a los números que señalan que todos somos víctimas de alguna manera de robos, secuestros y asesinatos que no paran y que se manifiestan con una saña increíble y digna de un profundo análisis. Esa revisión tiene que considerar, posiblemente, la carga política que puede haber en la exacerbación de la noticia sobre sucesos o en la probabilidad, incluso, de que muchos de esos crímenes por encargo ocurran para generar terror en la población. Pero más allá de eso, lo fundamental a considerar es que la delincuencia nos tiene azotados a todos por igual, no da tregua, asesina sin descanso, por nimiedades, hasta sin razones (si es que para matar exista alguna razón aceptable).

He escuchado varias veces la frase de que hacen falta paredones, exterminios sumarios de azotes de barrios o simples ejecuciones populares. Cuando una sociedad llega a esos extremos, algo en ella anda muy mal. ¿Por qué nombro al Presidente? Porque lamentablemente pareciera que él es el único llamado a resolver los problemas del país. Además de alcalde mayor, tiene que erigirse en policía nacional, represor y sin contemplaciones. No me cabe duda de que si hace eso, volverán a las urnas electorales los que se quedan en casa por temor a terminar encerrados en las otras urnas, las de madera.


Mlinar2004@yahoo.es


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Mariadela Linares


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