En este país, al igual que ha ocurrido en muchas otras latitudes, una rancia oligarquía se ha dado el tupé de dar un golpe de Estado y disfruta de total impunidad para seguir arremetiendo contra el pueblo y las instituciones democráticas.
El pasado lunes 13 de abril se cumplieron siete años de la heroica gesta de un pueblo que, armado de constitución y coraje, bajó de los cerros y de las zonas populares para deponer al tirano Pedro Carmona Estanga y restituir, junto a la Fuerza Armada, al presidente Comandante Hugo Chávez en el poder.
Casi una década ha transcurrido y a pesar de la desvergüenza de unos medios de comunicación que no escarmientan, cada vez está más meridianamente claro que aquí se planificó con premeditación y alevosía un golpe de Estado; sí un golpe de Estado con todas sus letras, para derrocar al presidente constitucional, arremeter contra el pueblo y truncar violentamente el proceso de cambios.
Por más que se tongoneen cada vez se les ve más claro el bojote del fascismo y la intolerancia. El documental Puente Llaguno: Claves de una masacre, constituye una pieza de factura magistral para comprender qué ocurrió aquella fatídica jornada y cómo los asesinos, criminales e inescrupulosos, que hoy piden clemencia, fueron verdugos implacables del pueblo inerme.
Con dinero y diligente asesoría yanqui estos vándalos sacaron a relucir su cara más oscura, dando rienda suelta a todo el odio que les carcome las entrañas. No obstante, los dueños de medios también implicados hasta el cuello en la felonía, pretenden seguir invisibilizando a las verdaderas víctimas y hacernos tragar la burda patraña del vacío de poder y de los militares “preñados de buenas intenciones”.
Además del documental de marras han surgido diversos textos, realizados por intelectuales y periodistas serios que aportan elementos probatorios e investigaciones rigurosas y bien fundamentadas sobre la loca aventura golpista encabezada por la cúpula empresarial, la inefable CTV y la otra cúpula tecnocrática de la vieja Pdvsa.
Entre los textos que han surgido a lo largo de estos siete años, podemos mencionar la selección realizada por el profesor Eleazar Díaz Rangel, en su columna del diario Últimas Noticias del pasado domingo 12 de abril, a saber: “Investigación de unos medios por encima de toda sospecha” de Luís Britto García; “Dilemas del movimiento popular, luego de la rebelión del 13 de abril”, de Roland Denis; “El 11 de abril palabra por palabra”, de Mylene Cegarra; “Caballos de abril con narraciones de la resistencia en la Refinería El Palito”; Varios autores: Pdvsa y el Golpe; “El golpe fascista contra Venezuela”, Hugo Chávez, discursos e intervenciones, editado en la Habana; “Todo Chávez de Sabaneta al golpe de Estado”, de Eleazar Díaz Rangel y Los documentos del golpe, con reproducciones de prensa de la fundación Defensoría del Pueblo.
Todos estos materiales abundan en pruebas, análisis, investigaciones hemerográficas y declaraciones de viva voz de los principales protagonistas, que comprueban con contundencia irrebatible que lo ocurrido el 11 de abril fue un vulgar y vil golpe de Estado; tramado de manera maquiavélica e irresponsable por una dirigencia opositora sencillamente asquerosa, que repta y es capaz de cualquier bajeza.
Al que no quiera entenderlo así, por ignorancia o disociación psicótica, se puede hacer muy poco por ayudarle. Los documentos, las pruebas están allí a la luz pública y al alcance de todos. Negarse a ver esta realidad, es tan estéril como pretender tapar el sol con un dedo o evitar que todos los días amanezca. En este caso en particular no hay cabida para verdades relativas y sujetas a análisis y/o disquisiciones. Hay sólo una verdad: aquí en Venezuela se cometió un golpe de Estado criminal contra el pueblo.
La reciente sentencia condenatoria contra Simonovis, Vivas y Forero, aunque tardía enciende una luz de esperanza para que la ignominia de abril no quede impune. Es una oportunidad dorada para que el Ministerio Público asuma su responsabilidad y lleve al banquillo de los acusados a unos dueños de medios que actuaron y siguen actuando como ratas genocidas en un golpe continuado.
Hay que acabar con la impunidad. La pelota esta en la cancha de la Fiscalía, vamos a ver si de una buena vez tocamos a los autores intelectuales de toda esta mierda.
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