En los días de febrero llovió torrencialmente en toda Margarita, tanto como aquellos de julio pasado, cuando se desbordaron las quebradas y por los lados de La Fuente, cerca de El Tirano, muchas casas se inundaron; y menciono esta última circunstancia particular, porque pude presenciarla y hasta resultar afectado. Por lo del cambio climático global, cuando nadie eso se esperaba, en el segundo mes del año, volvió a llover a cántaros en la isla de las perlas. Y otra vez, se produjeron inundaciones y unos cuantos damnificados.

Aquel inesperado fenómeno, la acuciosidad y travesura reporteril, permitieron que el público de Margarita y hasta fuera de la isla, se enterase que en esos días, el gobernador Morel Rodríguez, andaba por España, por las Canarias.

Aquella información, aparecida en la prensa regional, referida al viaje del alto funcionario, no despertó interés alguno. Y no había razones para ello. Por distintas circunstancias cualquier persona, si tiene los medios, puede en este país, sin dificultad alguna, hacer esos viajes. Porque, pese a lo que digan los enemigos del gobierno, hasta los delincuentes disfrazados de políticos, en este país hay libertad absoluta.

Por eso, pese a que el periodista pudo haber dado la información con una doble intención, cuando gran parte de Margarita confrontaba serios problemas por las copiosas lluvias no se le prestó interés alguno. Pareció natural que Morel Rodríguez viajase de placer, como cualquier ciudadano y uno también quisiera hacerlo. Y además es justo que quienes trabajan, de manera razonable y como lo manda la ley, se tomen sus vacaciones y descansen. Y tratándose de un ciudadano con las responsabilidades de un gobernador, su descanso prudencial es a su vez un asunto de interés colectivo.

Además, como dijimos antes, es poco probable que alguien supiese con anticipación que en esos días llovería en Margarita y en tanta magnitud, como para que el gobernador se abstuviese de viajar.

Pero se da ahora el caso, en abril, dos meses apenas después de aquel viaje de febrero, que uno calificó de descanso, Morel vuelve a aparecer en la prensa por otro viaje a España. A las islas Canarias de nuevo, de manera específica, informó otro periodista.

En Margarita se ha armado un revuelo, porque algunos con no muy buena disposición hacia su mandatario, hicieron correr la especie que éste, atendiendo lo que recomienda el refrán, según el cual, “cuando veas las barbas de tu vecino arder pon las tuyas en remojo”, se fue furtivamente a Europa, “casualmente” casi al mismo tiempo que Rosales velozmente salió para Perú.

Es posible que alguien haya pensado mal, no tanto por el asunto de Rosales, sino porque Morel acaba de llegar de España. Y quizás por eso, surgió la interrogante:

¿Por qué salió de nuevo, tan pronto, al mismo sitio y como a la chita callando?

Uno no cree que lo de Rosales, es decir la escapada hasta la tierra de los Incas, tenga algo que ver con este segundo viaje de Morel, en menos de dos meses a las islas Canarias. Pero si llama la atención ese proceder.

Un periodista muy nombrado y bien informado opinó que el motivo de esos viajes está en las inversiones cuantiosas que Morel tiene en esa parte de España. Alberto Nolia, en su programa de televisión, afirmó que el margariteño, allá en las islas africanas pero en jurisdicción española, tiene varios hoteles. Y eso es una razón que le obliga llegarse hasta allá por aquello que “el ojo del amo engorda al caballo”. Y eso implica andar pegado al mingo, para decirlo en la jerga de las bolas criollas o al pago, como diría un gaucho.

Como Morel tiene mucho de Rosales, abundante dinero, el mismo origen político, son adecos, maestros ambos pero de muy pocas letras; uno cría mautes y el otro, gallos de pelea, el haber salido del país en las circunstancias que lo hicieron, estimuló en algunos el pensar que los dos se movieron por las mismas razones.

Bien se conoce que en ningún tribunal de la república, por ahora, hay juicio abierto contra Morel Rodríguez, como para que ponga tanta tierra de por medio, salvo aquel asunto de los árboles y arbustos de Los Robles. Pero eso no es para tanto.

Pero hay algo más en esto que no deja de ser interesante y levanta suspicacias. Altos funcionarios del gobierno regional margariteño, incluyendo a quien ahora suple a Morel, para justificar la ausencia del jefe, dijeron que había viajado “por motivo de un chequeo médico de rutina”.

Esto lleva a cualquiera a hacerse las siguientes interrogantes:

¿Es, en la Venezuela de hoy, moralmente aceptable que un funcionario de tanta responsabilidad y como tal una referencia, viaje a las Canarias por un simple chequeo médico de rutina? ¿Qué piensan los galenos margariteños y de otras partes del país de este proceder?

¿Las Canarias, que queda tan lejos, es el sitio apropiado para ese chequeo?

Por hábitos, cultura, fundamentos y con más razón si se dispone de dinero, los venezolanos van a los renombrados hospitales gringos. Pero, todavía así, es poco probable que lo hagan por un simple chequeo de rutina.

¿Si Morel acaba de llegar de las Canarias, donde viaja a chequearse médicamente, es de rutina hacerlo tan seguido? ¿Es entonces una cosa muy grave y sofisticada que amerita que allá vaya y con tanta frecuencia? ¿Será cosas de los aires africanos?

¿Por qué, quienes se sienten obligados a proteger al gobernador de Nueva Esparta, porque lo están, no se buscaron una mejor excusa?

Por esas cosas, uno optó por creer que lo que dijo Alberto Nolia, parece ser más consistente. Lo que no niega, que el margariteño, más discreto que Rosales, más metódico, con suficiente tiempo, sin correrías ni aspavientos, como algunas aves, en fin de cuentas es gallero, esté elaborando su nidito.

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