Judy Orihuela, esta misma vocera del FBI de Miami quién años atrás dijo que el terrorismo cubanoamericano “no es una prioridad” para esta agencia, se negó rotundamente, este jueves 3 de diciembre, a contestar preguntas acerca de las denuncias publicadas el día anterior en Puerto Rico vinculando la policía federal estadounidense a un complot para asesinar al líder independentista Juan Mari Bras.
Contestando a una pregunta del San Juan Daily Sun, el diario de idioma inglés de Puerto Rico, Orihuela dijo que “no puede” dar informaciones a la prensa acerca del caso puesto que “esto es algo que se decide en el Cuartel General”.
Añadió que, de toda forma, tendría que “estudiar detalladamente el caso que se extiende sobre 34 años”, en el “almacén de archivos” del FBI en Virginia además de entrevistar los investigadores, antes de decir si la agencia permitirá a los familiares de Mari Bras y al periódico Claridad tener acceso a todos los documentos del dossier.
Orihuela es esta misma vocera del FBI de Miami quién declaró en el 2004, en una entrevista publicada por el Sun-Sentinel, que los “terroristas de Miami no son una prioridad” para el FBI.
Unos años más tarde, confesó que su sucursal de la agencia federal puso fin a toda investigación sobre Posada Carriles en agosto del 2003, mientras el agente CIA se encontraba preso por terrorismo en Panamá y que el cierre de este caso permitió la destrucción de las evidencias relativas al terrorista como parte de una "limpieza de rutina" de la sala de archivos donde se conservaban.
“QUIEN SE QUEDA CALLADO ES TAN CULPABLE…”
“Alguien quien se queda callado acerca de un acto criminal es tan culpable que la persona que comete el crimen”, comentó al diario puertorriqueño el representante del Partido Democrático Popular Charlie Hernández,
Este último introdujo en el Senado puertorriqueño la Resolución número 82 que ordena al Departamento de Justicia de la isla la reapertura de su investigación acerca del asesinato del hijo de Mari Bras, “Chagui” Mari Pesquera, el 24 de marzo de1976, y la entrega de los documentos relacionados al crimen así como disculpas a la familia de la víctima y al pueblo de Puerto Rico por participar en esta conspiración.
Hernández también reclama la extradición de los terroristas Reinol (o Reynol, según la fuente) Rodríguez y Frank Castro que conspiraron con el FBI y cuyos nombres aparecen en los documentos desclasificados que denuncian el crimen.
La actitud del FBI “es un insulto a la inteligencia de todos y un intento patético para escapar a su responsabilidad en el encubrimiento del complot”, dijo por su parte Raúl Álzaga, portavoz de la Comisión por la Verdad y la Justicia de Puerto Rico que investiga el caso y que exige justicia,
“Tratan de no asumir su responsabilidad por lo que han hecho”, subrayó al precisar que detiene documentos que demuestran como terroristas de origen cubano conspiraron, en el verano de 1979, para asesinarlo.
Reynol Rodríguez, hoy uno de los principales cabecillas del grupo Alpha 66 de Miami, no solo estuvo vinculado a los operaciones terroristas que resultaron sucesivamente en un plan de asesinato del líder independentista puertorriqueño Juan Mari Bras, y a la muerte de su hijo, Santiago “Chagui” Mari Pesquera, en 1976, sino que participó también en la cobarde ejecución del joven cubano Carlos Muñiz Varela, en 1970,
En cuanto a Frank Castro, hoy convertido en narcotraficante y radicado en República Dominicana, este otro colaborador de la CIA participó en la destrucción en pleno vuelo de un avión civil cubano que ocasionó 73 víctimas.
Un informe del FBI fechado del 2 de noviembre de 1976 y publicado el año pasado sitúa al " Cojo" Castillo en Caracas, "unos días" antes del hecho, cuando discutió de este último atentado en un bar del hotel Anauco Hilton, de Caracas, con los terroristas Gustavo Castillo, Luis Posada Carriles y Ricardo Morales Navarrete. Todos eran agentes de la CIA colocados de oficiales superiores en la DISIP, los servicios de inteligencia venezolanos.