¿Están en silencio las trompetas?

Parece que está sobreviniendo el silencio, y que el eco de la última historia personal sobre las vivencias del golpe de Estado de abril del 2002 en Venezuela, está a punto de entrar otra vez en su baúl; y hasta parece que escuchamos un chao, hasta el año que viene.

¿Pero el necesario análisis sobre ese hecho tan significativo de nuestra historia reciente se tiene que reducir al goteo de un largo anecdotario de las vivencias de ese día, contada por los protagonistas que cada año se multiplican como las arenas de Abraham?

Pero más allá del sonar de las trompetas ¿no sería conveniente abrir un debate sobre la esencialidad de esa jornada de abril del 2002 donde el heroico pueblo venezolano salvó a un gobierno revolucionario enfrentado a la legalidad burguesa?

¿Cuales son las reales causas por las que el Estado Burgués ––aun intacto–– le da un golpe de Estado a un presidente incómodo?

¿La lucha de clase, razón fundamental de los conflictos del sistema capitalista, ha desaparecido en Venezuela?

Parece que no, el Imperialismo yankee sigue cometiendo impunemente sus fechorías. En este momento anda armando un expediente sobre el espíritu belicista de la Revolución Bolivariana. En ese expediente Chávez conduce el terrorismo en la región y protege al narcotráfico y a la guerrilla de la FARC.

El contenido de ese expediente no constituye un pretexto más para el imperialismo, en sus intenciones de atacar a Venezuela o a cualquier País del tercer Mundo, si considera que sus intereses están siendo atacados.

Esos intereses son: la venta de armas, su exclusivo y clandestino negocio del narcotráfico, la apropiación de materias primas indispensables para su actividad industrial, y toda la actividad comercial de producción y comercialización de bienes y servicios desarrollada por sus trasnacionales. El imperialismo ataca al gobierno bolivariano por que de algún modo siente que esos intereses están en peligro en Venezuela.

Todos los recursos desestabilizadores con que el imperialismo cuenta, los tiene en Venezuela. La CIA está detrás del arroz saborizado, de la desaparición del azúcar, de la harina, del aceite; del contrabando de gasolina, y de los productos de Mercal. Así mismo su central de inteligencia está detrás del saboteo del sector eléctrico, de PDVSA, de las industrias básicas, y dirige la ofensiva de los medios privados de incomunicación.

Venezuela hoy es el paraíso de los paramilitares colombianos, que según su jefe, el señor Uribe Vélez, podrían actuar en el momento preciso. Esta preocupante declaración se le escapó del cerco de sus dientes como decía Homero; la dejó traslucir en una de sus últimas declaraciones sobre nuestro país cuando se quejaba de la detención de sus 8 espías que sacaban fotografías a una estructura generadora de electricidad. En esa aparición el narco número 82 insistía en la inseguridad en Venezuela, inseguridad que él con el apoyo de la CIA ha construido en casi todo el territorio venezolano.

El golpe de Estado está a la orden del día en Venezuela. Todo depende de las posibilidades de la oposición para ganar los comicios donde será elegida la nueva Asamblea Nacional. Ese triunfo no está nada claro. Hipotéticamente esta envilecida oposición no tiene chance de ganar en esa cita electoral. El imperialismo yankee lo sabe, al igual que sabe del avance cualitativo de la conciencia de clase de una mayoría significativa de los trabajadores venezolanos, que están comenzando a entender la importancia del sindicalismo clasista para la construcción del socialismo.

El presidente venezolano más importante de nuestra historia, después de Bolívar, es sin duda Hugo Chávez. Esa importancia está dada por el hecho de haber sido elegido por un pueblo sometido a las reglas del Estado burgués; y sin embargo, en medio de una gran confrontación, no sigue la línea trazada por el imperialismo en Venezuela y en América Latina, y muy por el contrario se atreve a lanzarle el reto de la construcción del socialismo. Esta realidad coloca a Venezuela, como nunca antes en su historia republicana, en el punto focal de la mira imperialista de los EEUU.

Ahora que se silencian las trompetas de abril, quizás sea un buen momento para abrir el debate de cómo avanzar en el proceso de la liberación nacional y de la construcción del Socialismo, en medio de esta batalla en contra del sistema capitalista, dirigida por el imperialismo en nuestro propio espacio.


tutas13@yahoo.com





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Eduardo Mármol


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