Rentismo y siembra petrolera

Siembra petrolera y hegemonía política y cultural

Las clases que emergen como dominantes del período colonial son la burguesía importadora y los banqueros y esa es la cultura que se impone en la sociedad, que no es otra, en esencia, que la cultura del colonizado, que se adapta en cada momento histórico, a la división internacional del trabajo impuesta por el capital. En un primer momento de acuerdo con las necesidades de los países desarrollados, se impone la producción y exportación de materias primas (lo que incluye al petróleo), y la compra de productos industrializados. Luego con el desarrollo del capital se van modificando los modos de articulación de nuestras sociedades con el mundo desarrollado, pero nunca hemos dejado de ser exportadores de materias primas. Así va desenvolviéndose el desarrollo del subdesarrollo, como dijo Gunder Frank, con todas las variantes de la división internacional del trabajo que el capital va imponiendo y ello va determinado lo que podemos comprar y vender.

De esa manera hemos terminado "comprando," incluso, la manera como ellos nos denominan, en correspondencia con la dominación cultural: "países en vías de desarrollo". El término subdesarrollo de tanta riqueza política y teórica, sobre todo para la lucha política y social, viene siendo dejado de lado. Ese fue un debate que se perdió en Naciones Unidas durante la cuarta república. Lo dije cuando estuve por allá y no se tomó en cuenta.

El comerciante importador se vio ampliamente beneficiado por esa división internacional del trabajo y es hijo directo de ella: comprar productos industriales y todo lo que venga como el último grito del mercado internacional dominado por el capital y vender materias primas, lo que incluye al petróleo. No importa que lo vendiera el Estado, en fin de cuentas, era un Estado controlado por ellos.

Los banqueros van prosperando con el desarrollo del comercio importador y van naciendo asociados a él. En fin de cuentas son dos clases sociales que viven de la especulación y en Venezuela se van conformando como clases parasitarias. Particularmente porque aquí los bienes del subsuelo son propiedad del Estado y por eso se han dedicado a controlarlo directamente o a parasitarlo.

Mientras los productos exportables procedían de la riqueza de la tierra, como la ganadería y la agricultura, ellos no tuvieron problemas, pues eran los propietarios de la tierra. Cuando el principal bien exportable es el petróleo, el conflicto político venezolano es por el control del Estado y más exactamente por el control de la renta petrolera. Por eso nuestra historia del último siglo, el siglo del petróleo, puede escribirse en torno a este conflicto.

1934, la Petrolia del Táchira y la polémica entre Alberto Adriani y Vicente Lecuna

Este año 1934, es muy importante para la historia de Venezuela, pues en él se resuelven varios asuntos esenciales para nuestra patria. Veamos.

En primer lugar, es el año en el que Gómez, en alianza con las transnacionales del petróleo, le suspende la concesión a la Petrolia del Tachira y la saca del mercado venezolano y este queda definitivamente controlado por el capital petrolero internacional.

Es notable este hecho por cuanto la Petrolia del Táchira había derrotado al capital petrolero en nuestro mercado, pues en él la Petrolia vendía el litro de gasolina a 60 centavos y la Shell, su competidora, lo vendía a Bs. 01. Este no es el único caso en que la derecha neoliberal (aun cuando el término es muy contemporáneo, esas políticas vienen de muy atrás) recurre al Estado para derrotar a sus competidores. En plena crisis financiera de 2007-2008, también lo hicieron cuando Goldman Sachs, quizás el más grande banco del mundo, se apoyó en el Estado de EEUU, para derrotar a su competidor más importante: Lehman Brothers. El neoliberalismo no tiene status académico ni científico. Es pura ideología y es probable que su más importante ideólogo contemporáneo, Milton Friedman, sea un criminal de guerra. Con premio Nobel y todo.

Llama la atención que la burguesía venezolana no reivindique a la Petrolia del Táchira. Es lógico. La burguesía comercial y financiera no se siente representada por una burguesía que no tomó el camino de la especulación y el parasitismo, sino que tomó el camino de la producción y el desarrollo de un mercado interno enfrentado al capital internacional. Por eso casi no existe en la historia petrolera venezolana.

En segundo lugar, debemos referirnos al histórico debate entre Alberto Adriani, productor de café y doctor en economía, y Vicente Lecuna, banquero. Es decir, entre un productor agrícola y un especulador financiero.

Alberto Adriani sostiene con toda propiedad que el bolívar está sobrevaluado y ello favorece las importaciones y obviamente, perjudica a la agricultura. Vicente Lecuna se opone a la devaluación del bolívar, lo que favorece a los importadores. Bajo el gobierno gomecista, este debate lo gana Vicente Lecuna y por ese camino la economía agrícola se va arruinando y se va imponiendo la Venezuela petrolera y la cultura petrolera por lo que resulta conveniente volver a leer a Rodolfo Quintero sobre este tema de la cultura petrolera.

Siembra petrolera y hegemonía imperial

Es Arturo Úslar Pietri, quien propone explícitamente la siembra del petróleo. Al considerar al petróleo como "capital natural" resulta lógico que la inversión de este capital en la industria y la agricultura, pueda dar origen a una economía que a la larga se independice del petróleo. Esta propuesta ha sido ampliamente celebrada. Pero fue y es un error.

Quizás el principal problema fue el camino tomado para llevarla a cabo: la transferencia de renta petrolera que fue a dar, principalmente, a los bolsillos de comerciantes y banqueros especuladores y/o empresarios con mentalidad de especuladores, en correspondencia con la cultura que iba dominando el país, la cultura petrolera, de la ganancia fácil por el camino del menor esfuerzo.

En fin de cuentas, la transferencia de renta petrolera a comerciantes, banqueros y productores que no son los llamados "capitanes de empresa" sino filibusteros al servicio del capital transnacional. La primera experiencia en amplia escala de la siembra del petróleo, fue la llamada Corporación Venezolana de Fomento, creada en mayo de 1946, con el propósito de transferir renta petrolera para el desarrollo de la agricultura, la minería y la industria. Su principal resultado fue la formación de varias de las grandes fortunas de burgueses venezolanos, que se tradujeron en transferencia de dólares al sistema financiero internacional, que se convirtió al final de cada ciclo petrolero (incremento y caída de los precios del petróleo), en déficit fiscal, caída de las reservas internacionales, enorme endeudamiento público, inflación-especulación, devaluación del bolívar, salida de divisas, multiplicación y generalización de la corrupción y el correspondiente crecimiento de depósitos privados en la banca internacional, que son como la contrapartida del déficit fiscal, la corrupción generalizada y la caída de las reservas internacionales.

Todos los ciclos petroleros, desde la cuarta república hasta hoy han concluido de la misma manera. Han estado asociados a un gran incremento de los precios del petróleo y a una multiplicada transferencia de renta petrolera a los principales empresarios del país asociados al capital transnacional. Que, diferentes de aquella burguesía nacional que con grandes esfuerzos, incluso sacrificios, impulsó la Petrolia del Táchira, que fue asesinada por el dictador Juan Vicente Gómez, agente del capital internacional.

Los ciclos petroleros de alza y baja de los precios del petróleo han concluido con una consolidación de la hegemonía imperial y el dominio de los empresarios que han sido beneficiarios de la siembra del petróleo mediante una generalizada corrupción.

Los gobiernos, como el gobierno bolivariano fundado por el Presidente Chávez y continuado por el presidente Maduro, que intentan dar otro uso a la renta petrolera (sobre todo de beneficio social), viven bajo una brutal amenaza por parte de las fuerzas imperiales, que culmina cuando el presidente Obama declara a la patria bolivariana una amenaza, lo que es, en verdad, el preludio de una seria agresión imperial.

Esta regularidad de los ciclos petroleros con características similares, ¿no nos llama la atención? Parece que 100 años, un siglo viviendo el modelo petrolero, son suficientes para decir alto, volver la vista atrás y revisar críticamente todo lo que hemos estado y estamos haciendo referido a la siembra petrolera y reconocer si de verdad hemos acertado en ese proceso. Yo creo que no. Nació como una esperanza, una promesa, pero creo que la experiencia nos señala otra realidad.

¿Será la transferencia de renta petrolera, consecuencia de la siembre del petróleo, el problema?

La transferencia de renta petrolera nunca ha tenido una garantía clara de que sería dedicada a fines productivos ni de que habría una retribución para la Nación ¿Pero, que iba a realizar una clase social que como lo dijo Adam Smith, se guía por el egoísmo y la maximización de las ganancias? ¿Correr los riesgos de organizar un proceso de producción, contratar trabajadores, que tienen derechos, dirigir un proceso que tarda un tiempo en producir ganancias? ¿O buscar inversiones de corto plazo con ganancias garantizadas y generalmente superiores a las que puede tener una inversión en la industria y la agricultura? Obviamente prefirió minimizar los riesgos y maximizar ganancias. Sólo el amor a la patria venezolana, que no han probado que lo tengan, podría haberlos llevado a utilizar la renta petrolera para realizar, preferentemente, inversiones en el país para generar ganancias que puedan beneficiar a toda la sociedad..

Unas clases sociales que desde la colonia se alimentaron de especular con el comercio importador y la actividad financiera, ¿cómo se iban a transformar en productores y dedicarse altruistamente a sembrar el petróleo? Un claro ejemplo es la Polar. Produce harina de maíz con la renta petrolera, pero no siembra maíz en Venezuela. La renta petrolera le permite importarlo. Recibe dólares del Estado a Bs. 10 y luego lo que importa con esos dólares lo vende en el mercado venezolano a la relación dólar-bolívar establecida por el dólar Cúcuta o teniendo esa relación como referencia. Sería una ingenuidad esperar que proceda de otra manera.

Como hoy día Polar es una empresa transnacional, especula en Venezuela y en otros países actúa como comerciante que anda conquistando nuevos mercados ¿Haría otra cosa la Polar? Obviamente no. Tiene además el incentivo de derrocar al gobierno por lo que con alborozo participa en la escasez inducida pues ello le facilita, además de desestabilizar al gobierno, vender en otros mercados donde busca mayores ganancias, pues no existen medidas protectoras del pueblo como existen en Venezuela. De tal manera que habría que dejar la actividad económica de Venezuela al servicio de los intereses egoístas de la Polar y dejar al pueblo desprotegido, lo que significaría dejar de cumplir un deber constitucional. Ya lo dijo Marx hace más de un siglo: el capital no tiene patria.

Es necesario suspender la transferencia de renta petrolera tras el mito de la siembra del petróleo

Los escasos dólares que hoy día posee Venezuela no pueden seguir siendo entregados a la empresa privada. La transferencia debe ser transformada en créditos, con las garantías necesarias de que serán pagados a la nación con los beneficios que se obtengan por su utilización como capital productivo. Se pueden otorgar facilidades en cuanto al nivel de las tasas de interés y los plazos para pagar el crédito, pero jamás deben ser trasferidos sin contrapartidas claras y precisas y el pago de una tasa de interés.

Esa garantía puede ser complementada con otros requisitos tales como, por ejemplo, si se va a producir maíz, qué cantidad será producida y en qué plazos será cosechado y entrará para la venta en el mercado venezolano y cómo serán manejados los excedentes exportables y las divisas que se obtengan con ellos. Hay que cerrar la historia de los déficits públicos de divisas, la caída de las reservas internacionales, la conversión de los dólares del Estado en depósitos bancarios de sectores privados en la banca internacional.

Este proceso para la conversión de renta petrolera en créditos públicos hacia emprendedores privados, debe ser construido con la mayor transparencia y sin ningún género de privilegios o maniobras que se presten para tal fin. Los castigos deben ser ejemplarizantes para cualquier transgresión. No sólo con años de cárcel, sino con incautación de los bienes generados por la corrupción.

La corrupción como mecanismo económico

La corrupción es por supuesto una transgresión de la ética, pero esencialmente es un mecanismo de transferencia del capital público hacia el capital privado debido que, como sabemos, en Venezuela el Estado es el dueño de las riquezas del subsuelo, por tanto del petróleo y monopoliza todo el proceso de la producción, desde la exploración hasta la producción, la refinación y la comercialización y muy particularmente después del paro-golpe de Estado petrolero, cuando la nacionalización del petróleo y el control de PDVSA por el Estado se hacen definitivos.

Se han ido creando sofisticados mecanismos irregulares para transferir renta hacia diversos capitalistas conjuntamente con complejos mecanismos de complicidad y una perversión de los instrumentos de sanción y castigo.

De esta manera la corrupción se ha convertido en un mecanismo "ordinario" de transferencia de capital público hacia el capital privado y de debilitamiento del Estado ante el capital transnacional, principal beneficiario de la corrupción en la medida que buena parte de los recursos transferidos por esa vía, van transformándose en depósitos colocados en la banca internacional. Los llamados paraísos fiscales por donde fluye el capital del narcotráfico son también una de las vías utilizados por los fondos originados en la corrupción.

Conclusión

La siembra del petróleo, que es una bonita figura literaria, ha contribuido a desangrar, a empobrecer al Estado y a la Nación, enriqueciendo al capital privado, desarrollando un "nuevoriquismo" perverso, arribista, depredador, que generalmente se marcha fuera del país para consumir la renta petrolera que se ha apropiado mediante diversas vías, menos la del trabajo creador.




 



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Julio Escalona


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