Descalabro de la economía de la pulpería y botiquería local

Se nos acaba la bonanza económica y los efectos por los altos precios de los productos s de la cesta básica, achican el ritmo de vida de los pobladores venezolanos y las empresas, que, poco se atreven a invertir por los dividendos y las vacunas de intermediarios. Las materias primas se revalorizan porque poco ofertadores ya están interesados por ella y los dirigentes bolivarianos de nuestro país, solo se preocupan por aumentar la represión.

Las empresas, vienen cerrando de una manera progresiva, casi se ha triplicado las estadísticas, todas las oficialistas poco producen o desaparecen del mercado físico y bursátil, la gente prefiere una tarjeta otorgada por el gobierno y rescatar basura útil en las calles.

Según analistas consultados para explicar la actual tendencia hacia el achicamiento del sector privado, tanto el auge iniciado hace una década como en la actual caída se explican por un mismo factor: la extrema dependencia de la economía nacional de los cíclicos altibajos de los precios de nuestras exportaciones e importaciones tradicionales.

Así, entre los muchos efectos multiplicadores positivos que se derivaron de la bonanza de la última década estuvo la ampliación del mercado interno, lo que fue aprovechado especialmente por pequeñas empresas creadas para proveer bienes y servicios al sector estatal y capturar una porción del excedente económico que por diversas vías fue inyectado a la economía nacional. Y ahora asistimos al fenómeno inverso, lo que se refleja en datos como el que indica que en 2006 por cada empresa que se cerraba se abrían otras 34, mientras que actualmente por cada empresa que se cierra ya sólo se abren dos.

Claro, Chávez, trajo hasta ganado vacuno y búfalas, semillas. En mi transitar por algunas fincas expropiadas, el ganado vacuno y porcino iba al sacrificio para satisfacer los estómagos de quienes expresaban que eran campesinos o productores y fundaron cooperativas que los bancos aceptaran y les dieron créditos impagables en el tiempo y originaron el vacío de las reservas nacionales.

Un claro ejemplo de ese cambio del sentido del flujo entre el sector público y el privado es la cada vez más fuerte presión tributaria que desde el gobierno central se aplica sobre el sector empresarial para compensar, a costa de los empresarios, a través de la exacción impositiva, la pérdida de ingresos provenientes de las exportaciones tradicionales.

Si el asunto es visto con una mirada centrada en el corto plazo, puede quitársele gravedad y asumirlo como un decaimiento pasajero. Para ello, se puede recurrir, como de hecho lo hacen algunas autoridades del área económica, a mimetizar los datos negativos entre otros con aspecto más halagüeño.

Hay, mucha fechoría en el mercado interno, donde los militares controlan el mercado interno y los ciudadanos, gritamos furiosos, sobre las mismas cargas de adquisición, cuando vamos al mercado mayorista. Allí, nos ruborizamos por la cantidad de delincuentes que laboran como agentes en el mercado informal, ofreciendo sus mercaderías a un precio muy fuerte al salario, promedio diario. No soportan que las cámaras de seguridad muestren sus infracciones y sus crímenes. Solo el delincuente exige que no se le castigue y, ellos ni se ruborizan. Los delincuentes del volante y él comercio se rebelan y el Concejo Municipal como gobernación reculan, no sabemos si asustados o comprados.

Esta gente, sin conciencia, dieron al traste con la economía local. Ni, con fotomultas, quieren cancelar el quebrantamiento de la ley, buscan sus padrinos.

Nuestros barrios son territorio de peligrosas pandillas, porque no hay autoridad que haga cumplir el orden. Tenemos un tráfico salvaje porque no hay autoridad que haga respetar las normas. En calles y en carreteras, nadie cuida la vida ni los derechos de peatones, ni de conductores. El más fuerte, el más prepotente, impone su capricho y abusa de su fuerza. La población educada y sencilla tiene que vivir a la defensiva, o tiene que esconderse para sobrevivir. Y cuando por fin tenemos cámaras que detengan el caos criminal, saltan airados los delincuentes. No soportan que se busque la paz, el orden. Defienden a dentelladas su derecho a matar, a abusar, a acorralar. Cerrar las pulperías o cobrarles vacunas. Mientras el TSJ y el vicepresidente, en su campaña mediocre de política solo busca dañar la Imagen de la fiscal, Doctora Luisa Ortega Diaz-

Sí, la economía de la mayoría de los socialistas venezolanos es neoliberal, la de los otros es la economía de la envidia y la mezquindad. Cuando el presidente firmaba el último incremento de sueldos sabía que estaba matando infinidad de empresas y de emprendimientos. Lo dijo de manera velada. Pero lo hizo. A los días, también veladamente, dejó escapar sus razones y su verdad. Pero, está amarrado entre los españoles, cubanos y colombianos, deseo saber que hizo la camarada Delcy Rodríguez desde el campo diplomático, creo, negociar nuestra patria en el exterior.



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Emiro Vera Suárez

Profesor en Ciencias Políticas. Orientador Escolar y Filósofo. Especialista en Semántica del Lenguaje jurídico. Escritor. Miembro activo de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo. AESCA. Trabajó en los diarios Espectador, Tribuna Popular de Puerto Cabello, y La Calle como coordinador de cultura. ex columnista del Aragüeño

 emvesua@gmail.com

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