El "coronel" quien pudiera haber sido el mismo Aureliano Buendía, se cansó de esperar le llegase la pensión a la que se creía con derecho por sus servicios al ejército. Y fue natural que así fuese, pues el mismo Aureliano, ya retirado en su casa de Macondo, elaborando sus pececitos de plata, se lamentaba como había perdido su tiempo luchando en la filas del ejército liberal para nada o mejor para que los altos jefes terminasen pactando con sus supuestos enemigos y repartiéndose el poder y el botín.
Si algo debe uno debe llamar la atención sobre "la Revolución Bolivariana", no con la intención que quienes gobiernan hagan caso o asimilen la experiencia, sino a quienes en el futuro deban ordenar e imponer justicia duradera en el país, es aquello que nunca se debe hacer cosas como estas que anoto; empeñar el futuro por francachelas, gastos excesivos que no reproduzcan riqueza, comerse la gallina de los huevos de oro, incinerar las semillas, repartir a diestra y siniestra la riqueza sin sembrar o crear fuentes de empleo y producción; menos olvidar que gobernar es asunto sólo de caerle bien a la gente y dar sin pedir nada a cambio. Menos si después de gastado lo que se tiene en las alforjas, empezar a pedir prestado sin recato para seguir en lo mismo.
Cuando cometimos el garrafal error de "creerle a un grupo de técnicos petroleros", pese los árabes decían lo contrario, "que el precio del petróleo se mantendría por encima de cien dólares por más de treinta años", tal como lo confesó Maduro, como refiriéndose a Rafael Ramírez y su gente, intentando hacer creer que el sólo cuento era y es suficiente para disculpar a quienes cometieron el error de creérselo y en base al mismo continuar gastando sin medida ni recato, y hasta descuidando las defensas, como para que los corruptos hiciesen de las suyas aprovechando aquel carnaval o frenesí, caímos en quienes nos tiraron un paquete chileno.
Creyendo en ese cuento de camino y nuestro potencial productivo no solo consumimos dólares con la misma voracidad de un tiburón, sino que descuidamos la producción misma. Quizás, los "técnicos petroleros" también metieron el cuento que no importaba o no había necesidad de invertir en la industria porque el nivel de los precios era un colchón como demasiado gordo y hasta eterno. Por esa actitud o simple descuido llevamos a PDVSA a la obsolescencia y con esta a una caída del nivel productivo que viene desde los tiempos de Ramírez. Pero para agravar el deterioro, el gobierno de Maduro, hasta no hace mucho, no se había percatado de lo grave y persistente de la caída productiva, estando como estaba sólo combatiendo moros y enemigos de la fe. Como lo ha estado siempre, tanto como que no se entera de lo que a la gente a diario le sucede. Apuesto que el presidente, ahorita mismo, allá en Miraflores, preparándose quizás para tirarnos más tarde un discurso alegórico y lleno de patriotismo o hacer suyo el triunfo del pueblo peruano al sacar al "perrito faldero" del Perú, desconoce que una multitud de viejitos pensionados, pese haber acudido a los bancos a cobrar la pensión no pudieron lograr no cumplir su cometido, lo que suena como muy noble, sino simplemente satisfacer su esperanza, porque en las bancos no hubo suficiente dinero en efectivo.
Mientras los precios del petróleo descendían, lo que el gobierno usó para justificar también su ineficiencia, se caí casi violentamente la producción sin que el gobierno de eso hiciese mención alguna. Y como dije, se calló por descuido de la gerencia de PDVSA, lo que es una verdad a media, pero también del alto gobierno, que no debe entender que hacer política es sólo ocuparse de lo que hace la oposición para responderle. Es decir, si Rafael Ramírez y todos quienes vinieron después a gerenciar la primera industria nacional, fueron o son responsables de esa caída, también lo es Maduro. En Cumaná se solía decir, "si no quieres aparecer no te metas y menos en el medio". Es decir, la gente debe asumir su responsabilidad, tanto quien engaña como el tonto que se deja engañar y además se la echa de vivo.
Cuando todo eso sucedía, contando primero con los altos precios del petróleo y luego con la capacidad productiva, sin evaluar "esa verdad", le pedimos prestado a los chinos para tirar para arriba, como cuando aquello de "ta´ barato, dame dos", para gastar a diestra y siniestra, regalar sin cautela, hasta a Pastor Maldonado para que diese vueltas en las pistas de Fórmula Uno, empezasen a construir unas obras, como una red ferrocarrilera, cuyos durmientes y rieles deben estar en cualquier parte del mundo menos en donde deberían estar. Y por esa vía, con ellos nos endeudamos tanto que, ahora al no poder pagarles, ni siquiera los intereses y menos cumplir lo convenido de enviarles petróleo porque no lo sacamos y menos podemos enviárselo, han dispuesto, según información de última hora, darle un "parao" a eso. Pues los chinos siempre han dicho, como aquellos de la misma nacionalidad que lavaban ropa a orillas del río Manzanares, "si no hay lial no hay lopa". Así, como el capitalismo mismo, es el comercio internacional y hasta la "solidaridad". Hasta los buenos padres se cansan de darle a un hijo cuando este sólo coge los reales para malbaratarlos. Por eso, Maduro pudiera estar ahora como el "coronel" esperando que le escriban.
Por eso, parece que no nos queda otra argolla de la cual guindarnos y el gobierno, de hecho de ella ya lo está, igualito que cuando comenzó esta aventura del "socialismo del siglo XXI", la del rentismo. Pues el Petro, con todo lo bueno que puede significar, pues a lo hecho pecho y no habiendo pan "buenas son tortas", no es más que en buen "engendro" rentista. Como lo es la alegría que animó a Jorge Rodríguez al anunciar la certificación de la "cuarta mina de oro más grande del mundo", la cual ya está entregada a empresa extranjera para que, como los gringos en el pasado con el petróleo, antes de la nacionalización, saquen el oro, se queden con una buena parte, nos agarren por la chiva y nos den una regalía para seguir la fiesta. Porque tal como estamos, con el hambre pegada hasta en las paredes de nuestra casa, no nos queda otro consuelo.
Jorge Rodríguez, quien pese lo que diga el idiota peruano que tiene el programa de televisión en Miami, el mismo que peleó con Rafael Poleo, si es muy inteligente, pero además tiene una hermosa sonrisa, no "pepsodent", porque no se le ven los dientes, que si los tiene y deben ser afilados, pero si muy agradable, la noche que anunció lo de la mina, hizo una excelente exhibición de ella. Pues aparte de lo del Petro, esta mina y otras y "sin contar el coltán, diamante y demás hierbas", parecen como esa tabla salvadora que, el naufrago a punto de ahogarse, en el momento que emerge desesperadamente posiblemente por última vez a la superficie, se la encuentra de pronto.
Los chinos, según una información, parecen haber cerrado la llave. Entonces el "maldito rentismo", ese mismo que el gobierno dice haber asistido a su entierro y hasta enterrado, parece emerger de su tumba para salvar a quienes debieron de verdad hacerlo pero se distrajeron en medio del jolgorio del velorio.