Las nubes financieras en Venezuela, vienen creando una interpretación globalizada de imperialismo, con el único interés de falsear los paraísos fiscales, capital financiero, como una forma de acumulación salvaje contemporánea, cuyo endeudamiento nos lleva a sercutirizar naciones enteras y la existencia de una nefasta élite orgánica que actúan como puertas giratorias a escala nacional transnacional al servicio del neoliberalismo, es claro, hoy nadie puede decir que es de izquierda o socialista.
Este conjunto complejo tiene en la acumulación salvaje de riqueza a través de compromisos de rescate – títulos, papeles, instrumentos financieros – y depósitos de ultramar un auténtico casino global protegido por legislación específica en territorios con jurisdicciones especiales. Son beneficiarios de este mecanismo tanto individuos como empresas, pudiendo ser considerado el depósito en "paraísos" la forma contemporánea de enriquecimiento.
República Dominicana, es uno de esos casinos silvestre que posee riqueza a través de compromisos de rescate títulos, papeles, instrumentos financieros y depósitos de ultramar, un auténtico casino global protegido por legislación específica en territorios con jurisdicciones especiales. Son beneficiarios de este mecanismo tanto individuos como empresas, pudiendo ser considerado el depósito en "paraísos" la forma contemporánea de enriquecimiento.
Los valores que acumulan en estas jurisdicciones evitan tanto del fisco de países y por tanto no se transforman en políticas públicas o financiamiento del aparato de Estado como tampoco aumentan la renta media de las sociedades.
Es justamente lo contrario. El modelo de acumulación financiera y la acción del imperialismo en su etapa de globalización post-2008 ve el aumento de circulación de la "industria financiera" no regulada, haciendo que la riqueza no sea ni siquiera oriunda específicamente de explotación de mano de obra y extracción de más valía. El capitalismo actual ya no necesita generar un volumen de trabajo vivo y de empleo directo voluminoso y sí subordinar las sociedades para fines privados en nombre del "crecimiento" de algunos sectores
La ausencia de trabajo vivo y el secuestro de la capacidad extractiva de los Estados, aumentan la brecha de representación y la captura de los bienes colectivos por los entes privados, siendo que sus representantes están dentro y fuera de los gobiernos de turno y de las tecnocracias de carrera. Como se observa, la complejidad del imperialismo contemporáneo nos obliga a desafíos teóricos y organizativos de gran alcance.
La mayoría de los revolucionarios venezolanos, tienen su dinero en estas grandes casas de cambio. Así de esta manera, operan los servicios offshore para las grandes empresas transnacionales y grandes fortunas, cómo gestionan, hacen registros, conducen y operan una entidad en un país extranjero a fin de obtener beneficios financieros, legales y fiscales.
Con los Panamá Papers se reveló el entramado del opaco mundo offshore usado para evadir el pago de impuestos, esconder fortunas, entre otros actos ilícitos más, al cual el bufete panameño había contribuido con la apertura de 214.000 sociedades offshore para empresas transnacionales y personas físicas provenientes de países de todos los continentes. Casi todas las multinacionales que están en el ranking Fortune 500 y los 40 principales bancos del mundo, son parte fundamental de la cartera de clientes del bufete.
¿Y cómo se sustenta este entramado? Usando la figura de sociedades offshore que, bajo el amparo del secreto bancario, logran esconder quién o quiénes son los verdaderos dueños. Estas sociedades se crean en jurisdicciones opacas, mejor conocidas como Paraísos o Guaridas Fiscales, donde no se pagan impuestos o se pagan en muy poco porcentaje.
Se mueven a nivel global, en ese mundo oculto, entre 500 y 600 mil millones de dólares por actividades vinculadas al comercio internacional y cerca de 200 mil millones de dólares en activos financieros que provienen de la riqueza privada personal. Los Panamá Papers empezaron a evidenciar que el proceso consiste en crear, supuestamente, en forma legal miles y miles de sociedades offshore, en jurisdicciones o países que no son los países de origen de los dueños de dichas sociedades.
¿Dónde se encuentran estos paraísos o guaridas fiscales? Hay un debate global sobre los criterios para determinar qué país es o no un paraíso fiscal. Diferentes instituciones multilaterales o países específicos tienen sus propias listas, de acuerdo con criterios diversos: bajos niveles de impuestos directos, transparencia institucional, si existe legislación que bloquee el intercambio de información, si los no residentes se benefician de rebajas impositivas sin tener actividad económica real, entre otros.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha venido reduciendo drásticamente su listado de paraísos, hasta llegar a considerar únicamente a dos; la Unión Europea tiene su propio listado (Black List) en el que ni siquiera aparece Suiza como paraíso fiscal. Con estas listas, ambas instituciones tratan de esconder una realidad que hoy ya no se puede ocultar: que son decenas de países o jurisdicciones las que hoy facilitan la existencia de sociedades offshore.
Otra filtración ha reforzado el conocimiento sobre cómo funcionan las sociedades offshore y las guaridas fiscales: los Papeles del Paraíso (Paradise Papers). Ahora ya no son sólo los bufetes de abogados los responsables de este tipo de estrategias, sino también grandes empresas consultoras que asesoran en conjunto con dichos bufetes la realización de una acción global de evasión fiscal.
La planificación fiscal busca desarrollar una compleja estrategia de opacidad y erosión de la base tributaria de nuestros países a partir de una actividad legal, como es el comercio internacional, valiéndose de métodos como: Falsa Facturación: Es la acción de sobrefacturar o subfacturar en las importaciones y en las exportaciones, elevar artificialmente precios o cantidades de productos importados o de elevar costos de producción; práctica muy desarrollada por parte de las transnacionales a fin de trasladar en uno u otro caso las diferencias económicas a un paraíso fiscal por la vía de una sociedad offshore.
Manipulación de Precios de Transferencia: Se conoce que aproximadamente el 60% del comercio mundial se desarrolla entre "partes relacionadas" o "transacciones intrafirma"; eso quiere decir que se hace entre empresas transnacionales y sus subsidiarias, la manipulación de precios de transferencia proviene de ocultar dicha relación y que las administraciones tributarias las determinen como "partes independientes", es decir, que entre ellas establecen precios para el comercio de bienes y servicios, que no son los reales, dejando a las administraciones tributarias sin la posibilidad de determinar el precio real de las transacciones económicas.
El peso de los Flujos Financieros Ilícitos (FFI) en América Latina es elevado, dada la dependencia económica de la región con los Estados Unidos; el 38% de dichos flujos provienen del comercio con este país y un 19% del comercio con China; luego sigue, por orden de importancia, el comercio con la Unión Europea. América Latina concentra el 20% del total de los flujos financieros ilícitos de los países en vías de desarrollo, esto equivale al 3.6% del PIB regional. Sólo en el 2013, sumaron 213.000 mil millones de dólares. Ello significa que América Latina deja de percibir en cobro de impuestos de esos flujos financieros un promedio de $10.000 mil millones de dólares al año.
Finalmente, si vinculamos los incentivos fiscales, exoneraciones o privilegios fiscales, aunque formal y teóricamente no pueden ser establecidos como FFI, sí representan una erosión muy alta en el ingreso de recursos públicos. La "carrera a la baja", entendida como la competencia entre países a fin de brindar las mayores ventajas fiscales y tributarias para atraer Inversión Extranjera Directa (IED), representa un altísimo costo en gasto tributario. Se calcula que los países en vías de desarrollo dejan de percibir cerca de $138.000 millones de dólares, pues lo que pagan las transnacionales por impuestos por regalías, dividendos e intereses ha descendido en un 30% desde los años 80.
En consecuencia, no tenemos Guerra Económica en Venezuela, sino ilícitos en las negociaciones comerciales y, quien paga es el consumidor.