La consciencia del deber social
El pequeño mercado de intercambio puede tener su espacio dentro del socialismo, el mercado puede tener su espacio, mientras sea el Estado quien controle la producción, la distribución de los bienes y servicios y la banca, el que planifique la economía en su totalidad, ahí veremos si sobrevive. Resolver este asunto es el gran reto del socialismo. La propuesta del Che Guevara de la administración presupuestaria y los incentivos morales para la producción y la eficiencia, es un reto. Cambiar los hábitos de consumo, el "consumismo", que es un desarreglo de la personalidad, pero visto como algo natural en el ser humano, cambiar ésto es un reto. Y por encima de todo, generar consciencia social deldeber social, es decir, trabajar y actuar responsablemente para la sociedad y no poner el beneficio y los intereses personales por encima de ella, este es uno de los retos más grandes de la sociedad y del socialismo. Reeducar a toda una sociedad para la vida comunal, es el reto.
Algunas de estos cambios tienen antecedentes en sociedades no necesaria mente socialistas, que sin embargo son más consistentes culturalmente, de más tradición en la acción comunal y social, con más historia sobre este asunto que las nuestras, rotas de tanta explotación. Un grado de consciencia del deber social se puede ver en la conducta cívica de algunas sociedades, en la limpieza y orden de sus ciudades, por ejemplo, hábitos conquistados sin compulsión o mediante la sujeción del Estado, sino a través de la educación y la consciencia del bien común; la condena de la falta va por parte de la misma sociedad. Conciencia del deber social es la conservación de los bienes públicos, la propiedad pública o social, de las instalaciones públicas, los hospitales, las escuelas, los aeropuertos, las carreteras, instalaciones eléctricas, acueductos, etc., conservar y cuidar lo público, que más que público es un bien común, social, eso es consciencia del deber social.
Lo que propone el socialismo es hacer extensiva esa conducta a la producción de bienes y servicios necesarios para la vida, que cada obrero y trabajador sepa que su esfuerzo será recompensado socialmente, en mejoras para toda la sociedad traducidas en educación gratuita y de calidad, en servicios médicos y de salud gratuitos y de calidad, en la calidad de los alimentos y del agua potable, en la calidad de los servicios públicos, en la construcción de viviendas, escuelas, universidades, de carreteras, de acueductos, instalaciones de recreo, deportivas, culturales, científicas etc. Ir desplazando los estímulos materiales por el estímulo moral, por la consciencia del deber social.
El Estado debe liderar estos cambios en la conducta de la sociedad hasta que sean conductas naturales en cada uno de sus miembros, que cada individuo sea garante del orden y cuidado de lo que le pertenece a todos como sociedad. Esto encierra, groso modo, lo que es la consciencia del deber social.
La ausencia del líder y la revolución de los valientes
¿Por dónde se empieza a cambiar la sociedad? Aquí la importancia que reviste la teoría en toda revolución, se empieza por la propia consciencia y la formación del líder y de los líderes en el estudio y las prácticas de vida. La militancia socialista debe ser un apostolado, un constante control y autocontrol de la conducta. Y los cambios se deben llevar a cabo simultáneamente. No se produce primero y luego se crea conciencia, o primero se crea consciencia y luego se produce, cada cosa en su tiempo y lugar, pero se debe llevar a cabo al unísono, en un solo movimiento del espíritu.
Todo ésto lo pensó Chávez en su momento. Él sabía que para cada tarea debía haber una reflexión crítica de lo que se hacía, y que esta reflexión se la debía exigir con más insistencia a los líderes de la revolución "¿Jaua, ¡y dónde está el socialismo en esto!?" El socialismo practicado y pensado a la vez, que para muchos es una fantasía, una utopía irrealizable, nunca llegó a cumplirse a cabalidad en el espíritu de sus líderes por fallas teóricas, y en consecuencia prácticas, de los dirigentes signados para las responsabilidades nacionales, importantes; por la falta de voluntad (que es falta de consciencia), de formación política y compromiso con la sociedad.
Chávez sólo no pudo ni podía con todo y con todos. Muy pocos lo acompañaron. La mayoría de los dirigentes cercanos a él lo vieron con soberbia y rabia, o con una mirada piadosa como quien está en presencia de un loco. Esa torta marmoleada de exlíderes juveniles "sobrados", venidos de la Liga Socialista, de Bandera Roja, del PRV, del MAS, del PCV, Causa R, cada uno convencido de ser más inteligente que el otro y que Chávez, nunca "cogió línea", nunca cuajó. Lo que ha debido ser una ventaja se convertiría en un problema, en una batalla de egos, solo unidos por la ambición. Sin embargo, fuera de ese pequeñísimo universo pastelero, dirigentes obreros (no sindicalistas), campesinos, trabajadores y trabajadoras comunes, rasos, sí entendieron las demandas de Chávez de voluntad, compromiso y trabajo, la verdadera disciplina política.
Viéndolo así, para llevar a cabo esta tarea de construir el socialismo, estos egos sobran, a falta de líderes políticos inteligentes comprometidos con servir a la sociedad, todavía están los trabajadores chavistas, aquellos humillados, despedidos por eficientes, acusados de jalabolas por burócratas, por la crápula abyecta de los aduladores, aprovechadores de lo público, oportunistas. Viéndolo así, todo iría mejor sin ninguno de estos "experimentados" militantes de izquierda, algunos con leyendas incluidas, que hoy andan perfumados y vestidos con guayaberas de ceda, rodeados de guardaespaldas, de aprovechadores y aprovechadoras, quizás pagando en efectivo o en dólares (realmente nadie sabe cómo viven los diputados, ministros y similares, en estos tiempos).
Sonó la hora de renovar la dirigencia socialista, de apoyar y estimular a los más comprometidos en lo que hacen por servir a la sociedad, y rechazar al funcionario (del nivel que sea) crapuloso, adulador y baboso, a aquellos de alma corrupta, egoísta y mezquina, chismosos, envidiosos. Es la hora del congreso del PSUV, debe haber una revolución moral verdadera allí dentro, la revolución de los valientes.
Marcos Luna 11/06/2018