Carta a Arthemis. Bullicios, puntos de ventas, un negociado de los marchantes y falsos comerciantes

Hoy, amanecí con poco ánimo de ir a los bancos, en este círculo vicioso, llevo un poco más de un año y las colas se hace insoportable para que el cajero nos dé 20 y cincuenta soberanos, ayer me dieron lo segundo y hoy lo primero. Es un círculo vicioso entre SUNDABE, el presidente y la banca, porque los miembros del tren ejecutivo no sirven para vender mandiocas o dulces, como lo hizo el arañero.

Todo es una farsa, como los comicios electorales en mi país, Venezuela. Lo interesante, es que se descubren los rostros y, ahora los adecos son los que controlan las cajas CLAPS. Todos, tanto varones como mujeres son unos lameculos fascistas y tramperos, pero, el sedal va tejiéndose en las noches oscuras, cuando el Callejón del Diablo con sus luces multicolores para fascinar a quienes osan pasar por su sendero.

Aquí, nadie es inocente, ni pueden disculparse, el narcotráfico, bachaqueros y pranes festejan cada día, cuando llegan los camiones al mayorista con un solo comprador general para luego distribuir los alimentos, mientras el presidente se sienta en un gran mesón para hablar para sí mismo con su grupo de zombis.

Ofensa, no es la realidad, de muchas verdades.

Avanzo a paso ligero, necesitaba llegar al banco a pleno mediodía y uno agarra el golpe, decidí cocinar algo, un fororo, unas tres arepitas de trigo y un café, el día anterior ni agua. La agencia me queda a una hora de camino a pie. Ya que cada día, eliminan sucursales y menos jóvenes para trabajar por que el sueldo no les alcanza y prefieren migrar, los flojos son los que se regresan, en ellos hay poca visión de futuro y prefieren regresar a cambio de una parodia. Sorteo el camino a paso ligero. Me encuentro con limpiabotas, chupatintas, vendedores de jugos, como de loterías de animalitos, nos encontramos en una ciudad pintada a pincel, sin coches y unos guardias nacionales entregándoles garrafas de aceite y cauchos a los transportistas para, luego vendérselos a los finqueros del área rural del Estado. Todos burlan al gobierno, hasta los militares que tienen como única autoridad, velar por los alimentos que ellos mismos controlan venden y es parte de la corrupción.

El cono monetario, refleja sus ligerezas y los bancos se prestan al juego agrio de la verdad. Estafar al ciudadano y hacerle pasar hambre al anciano, hasta verlos morir, porque observo como enflaquecen y se hunden sus ojos ante la mirada de todos, quienes hacemos la misma cola, somos cadáveres. Fui cesanteado de Misión Sucre porque le expliqué a mis alumnos esta verdad, lo que vivenciamos cada día, lo único bueno que hacia mi coordinador era abultar las cifras de los alumnos por área académica para que desde la Ciudad Capital les enviasen el presupuesto completo. Así, pasa con los viejitos en su cobro de pensión, quienes pagaron y no pagaron. Pero, pasa también con los puntos de ventas, cobran hasta tres veces el valor de un producto, mientras Nicolás, lata y lata por la televisión y todavía no aplica, lo que debe aplicar, disciplina en su gabinete y cuerpos policiales.

Todos orinan en su rostro, el país en un abismo, es el paso a la dictadura militar con cara de gobierno civil.



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Emiro Vera Suárez

Profesor en Ciencias Políticas. Orientador Escolar y Filósofo. Especialista en Semántica del Lenguaje jurídico. Escritor. Miembro activo de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo. AESCA. Trabajó en los diarios Espectador, Tribuna Popular de Puerto Cabello, y La Calle como coordinador de cultura. ex columnista del Aragüeño

 emvesua@gmail.com

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