Las entidades bancarias no han sido claras con los pequeños ahorristas y los ancianos pensionados de los diferentes productos que ofrecen, solo trabajan y financian las grandes fortunas. Hay un exceso de conservadurismo, es decir, la tendencia a invertir en productos considerados "seguros" como depósitos, cuentas corrientes o fondos inmobiliarios, que al final ofrecen resultados inferiores a la inflación. En este sentido, existe una gran falta de profesionalidad de las entidades.
Esto merma las posibilidades de invertir en productos que precisan una cantidad mínima inicial para obtener unos resultados eficientes.
Cuando invertimos un dinero esperamos obtener, al menos, una rentabilidad superior a la inflación. Y aunque no existen inversiones perfectas, sí hay posibilidad de encontrar para cada capital unos productos ajustados al perfil del inversor, de manera que se logre el conocido equilibrio en el binomio rentabilidad / riesgo. El problema surge cuando una variable pesa más que la otra, desequilibrando la estructura. En otros términos, cuando lo ahorrado no lleva hacia una inversión que permita lograr resultados.
Pues esto es precisamente lo que está sucediendo en España y Venezuela: el pequeño ahorrador, siempre víctima de la situación sea ésta cual sea, sufre retornos inferiores a los previstos provocando el deterioro monetario de su liquidez. El inversor español y venezolano está perdiendo progresivamente poder adquisitivo, lo cual implica una distorsión del objetivo de cualquier inversión.
Cuando invertimos un dinero esperamos obtener, al menos, una rentabilidad superior a la inflación. Y aunque no existen inversiones perfectas, sí hay posibilidad de encontrar para cada capital unos productos ajustados al perfil del inversor, de manera que se logre el conocido equilibrio en el binomio rentabilidad / riesgo. El problema surge cuando una variable pesa más que la otra, desequilibrando la estructura. En otros términos, cuando lo ahorrado no lleva hacia una inversión que permita lograr resultados.
Ahora, el pensionado, trabajador o jefe de familia jamás podrá comprarse una cocinilla eléctrica, algo común en cualquier hogar de nuestra patria o un molino de maíz, a sabiendas que somos hombres de maíz.
A diferencia de 2008, cuando los gobiernos tenían las herramientas necesarias para evitar un derrumbe descontrolado, a la hora de enfrentar la próxima desaceleración las autoridades tendrán las manos atadas, con un endeudamiento general superior al de la crisis anterior, cuando se produzca, la siguiente crisis y recesión puede ser incluso más grave y prolongada que la anterior.
La crisis económica dificulta la confianza en inversiones paralelas, porque el ahorro está destinado más a la previsión que a la rentabilidad a largo plazo. Esto significa que el peso del ahorro se encuentra en depósitos y en efectivo. En España, como Venezuela, esto supone más del 40% de la cartera, muy por encima de la media europea que se sitúa alrededor del 30%.
En contraposición, mientras que en Europa cerca del 42% se encuentra colocado en fondos de pensiones y seguros (horizontes temporales extensos), en nuestro país llega casi al 14-16%.
Hablo de España. Porque tenemos en Latinoamérica un grupo progresista que nos achica el camino y, es el de Podemos- Pablo Iglesias- Serrano- Zapatero. Levantaron a Cataluña para desprenderla de la antigua península ibérica, para independizarla, luego el cambio de gobierno de Rajoy a Sánchez, la sacada del Generalísimo Francisco Franco del Valle de los Caídos, la destabilización de Nicaragua por la Reforma del Seguro Social y Venezuela, quienes nos vienen asesorando desde la época chavista.