Los especialistas y opinadores dan por descontado la recuperación económica de Venezuela, e incluso, las agencias especializadas en estos temas no pueden ocultar la realidad del resurgimiento económico del país dando al traste con los agoreros del desastre que hoy no se explican cómo ha ocurrido el milagro de sobreponerse a las más terribles medidas coercitivas en todos los frentes que el imperio y sus mecanismos de dominio nos impusieron de la forma más criminal. A Venezuela le aplican todo un recetario de sabotaje en distintos frentes, el psicológico no podía faltar, por eso la mediática mundial daba por hecho que el país se sumiría en lo más profundo del estercolero que el imperio con ahínco nos reservó por el solo hecho de ser "un mal ejemplo". La quinta columna criolla se encargó de servir la mesa donde los caníbales se comerían la torta desguañangada de un país doblegado por las sanciones, pero el pueblo dijo ¡No pasarán!, y no pasaron. En ese contexto y con la realidad golpeándonos a todas y todos el pueblo de Bolívar y Chávez comenzó a levantarse. Nos convertimos en los mejores inventores del planeta para estirar los recursos y en cada una de las viviendas de nuestros compatriotas se hizo una trinchera de dignidad y con arrechera, y muchas veces sin saber de dónde venían los golpes, pero con ese instinto de pueblo guerrero, nos preparamos para salir del foso y lo estamos logrando en uno de los ejemplos colectivos que perdurarán en la historia de las mejores batallas dadas por una sociedad entera, con la sola excepción de la dirigencia de los quinta columna que como buenos serviles se entregaron en cuerpo y alma a los enemigos de la patria, es decir, al imperio y sus planes genocidas.
Hablo de heroínas, aunque todos somos héroes, a nosotros también nos sale, pero sin ellas quizás no ganamos la batalla... pero quiero referirme a esa cotidianidad sencilla del ama de casa, de la amiga, de la esposa, de la amante que entendió que "la magdalena no estaba para tafetanes" y se las ingenió para sobrellevar los momentos más difíciles con ese espíritu de lucha que nos caracteriza y que es innato en nosotros. En el proceso aprendimos el ahorro de lo esencial. Desde los dentríficos, el jabón, el azúcar, la sal y una larga lista de etcéteras, hasta lo que hoy ya consideramos cómo superfluo, pero que hace 10 años era "vital", como la cervecita, la rumba casi todo el año, aunque no dejamos de rumbear, pero ahora aprendimos que lo podemos hacer echándole bolas. Todo eso, hace pocos años era para los y las venezolanos y venezolanas, algo esencial; ahora, si se puede, mande!, pero no es lo que nos quita el sueño. Eso nos convirtió en excelentes inventores, emprendedores, capaces y de paso, con nuestra particular genética de ser "echaos palante", todo eso nos configura una sola cosa: seremos una potencia en lo social, en lo creativo, en lo espiritual. Aunque el imperio seguirá echando vainas hasta que le toque su buen morir. Sería interesante que científicamente algún día podamos medir el ahorro que multiplicado por millones, se ahorró millones en cada hogar venezolano. Eso a mi manera de ver hubiera sido imposible sin el aporte decidido de la mujer venezolana, de todos los extractos, de todas las profesiones, de todos los colores. Pero eso no está en los cálculos del banco mundial, del FMI ó del Credit Suisse. Para ello solo existen los macro números, para nada se toma en cuenta el aporte de Petra, Juana, Isabel, María y pare de contar. Pero para nosotros los socialistas esto sí debe ser importante, y lo es, pero hay que visualizarlo en su justa dimensión de fenómeno social conjunto y bajo ese lente, las mujeres se la comieron.
Será tema de sociólogos, ideólogos, comunicadores, políticos, dirigentes sociales, campesinos, militares, etc, revolucionarios, pensar en ese hecho que tiene a los sabihondos del mundo tirándose de las mechas para entendernos y no lo logran. Los ideólogos imperialistas por su parte se preguntarán: ¿Cómo es posible que esta gente haya sobrevivido? Mucho menos cuando la crema y nata del imperialismo mundial daba por hecho el colapso total. Porque es bueno que se sepa algo; muchos se imaginaron que la crisis llegaría al extremos de matarnos por una harina, un kilo de azúcar, un paquete de café ó un medicamento. Para elucubrar al menos en este sentido no se necesita ser un experto, solo se necesita tener sentido común. Solo veamos el diseño del plan agresor en lo económico, para no entrar en las demás áreas: la intención era rendirnos por hambre.
Todos estos planes los derrotó un pueblo arrecho, con un presidente que estuvo a la altura, con decisiones políticas acertadas y para nada dogmáticas, tal cual es la esencia del bolivarianismo, aunque mis panas ultra marxistas no les guste, pero siempre hay que recirdar al viejo Marx "lo único que se es que no soy marxista". También habló de haber creado una teoría revolucionaria, no un dogma. La dialéctica misma nos señala que todo cambia. Pues en ese sentido el chavismo aunque se nutre de elementos marxistas, como método científico-social, no es dogmático. Por eso nadie debe asombrarse cuando, estudiando nuestra realidad hubo que pedirle a muchas y muchos riquitos, y otros verdaderamente ricos que sacaran los dólares de sus cochinitos. ¡Ah, traición! Cantaron unos cuantos, pero qué querían, que se presentara la escena en donde si alguien lograba conseguir algo de comida fuera saqueado y descuartizado por una turba??? Quizás muchos de mala fe sabían que eso era posible que se presentara, pero otros inocentemente lo llevaban al matadero y no vio la soga con que sería asesinado. ¿Que esto implicó una negociación con sectores de la derecha y grupos económicos? Pues sí, pero jamás se han entregado principios, solo se entiende la negociación como parte de esa larga batalla para el acceso al poder de la sociedad toda sobre su destino que obviamente tiene que ver con la economía, las finanzas y las relaciones con un mundo para nada amigable, el mundo capitalista.
Pero volvamos a lo íntimo, a ese sistema que está allí en cada hogar, con sus limitantes, con sus frustraciones, con su rabia. Allí se libró una gran batalla, la seguimos librando y estamos saliendo airosos, vencedores y cada vez más seguros y fuertes de ser una casta que no está hecha para ser sumisa, esta hecha para la libertad.
¡Qué vivan las mujeres venezolanas! ¡Qué viva el pueblo todo! ¡¡¡Venceremos!!!