Improbada Memoria y Cuenta 2009 de la Universidad Nacional Abierta

En estos días las universidades han puesto en el tapete el problema del presupuesto. El Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria (MPPEU) también ha hecho pública, siguiendo las políticas del Gobierno Bolivariano, su posición sobre el problema presupuestario de las universidades. Coinciden, el ejecutivo y las universidades en que estamos ante un problema. El diálogo abierto y sincero entre ambas partes no ha sido posible porque cada parte apunta a un foco diferente del problema. Por un lado, las universidades, en especial las autónomas, resaltan la insuficiencia presupuestaria y las deudas que se han acumulado con los diferentes sectores de la comunidad universitaria. Por el otro lado, el ejecutivo señala la necesidad de entregar cuentas de parte de las universidades, a quienes le piden sincerar sus presupuestos y justificar sus gastos, en resumen, el MPPEU exige algo elemental: rendición pública de cuentas claras. Pero en ese teje y maneje poco se ventila en la prensa las luchas internas en las propias universidades, poco espacio se le da en los medios a los sectores de la comunidad universitaria que están luchando internamente por el adecentamiento del manejo de los fondos que la sociedad le transfiere a las universidades para la educación avanzada de los jóvenes. Tal es el caso de la Universidad Nacional Abierta, donde desde hace más de 15 años hemos venido peleando para que las cosas se hagan de mejor manera. La semana pasada por fin pudimos poner la primera piedra para frenar el avance de las fuerzas que se empeñan en manejar las universidades a su antojo y sin el cuidado que exige el manejo de fondos públicos.

En la sesión extraordinaria del Consejo Superior de la Universidad Nacional Abierta, que se celebró el pasado jueves 14 de este mes, se improbó con 9 votos a favor, un voto en contra y un voto salvado la Memoria y Cuenta 2009 de la Universidad Nacional Abierta. Por primera vez en su historia, desde su fundación en 1977, nunca antes había sucedido algo semejante. Durante 33 años, los diversos consejos superiores aprobaron, salvo votos aislados en contra, las memorias y cuentas de la universidad. La revisión de tan importante documento se había convertido en una formalidad, casi que en una costumbre. Contadas son las veces que la Memoria y Cuenta fue discutida en detalles y se le hicieron observaciones importantes. Por ejemplo, el año pasado sostuve que cómo era posible que siendo la UNA una institución educativa no reportara en su Memoria y Cuenta datos relevantes sobre número de estudiantes, profesores, obreros y empleados; número de graduados por carrera; prosecución; año promedio de graduación; cantidad de libros impresos; incremento de la atención individual a estudiantes mediante el uso de tecnologías; oferta académica de pre y postgrado; y así sucesivamente. La respuesta fue que esos datos no los pedía el ministerio. Argumenté que aunque eso fuera cierto, la UNA debería reportar datos sobre aquello que representa el núcleo de su actividad, la educación. Este año se sometió la Memoria y Cuenta de 2009 a un escrutinio detallado que fue más allá del acostumbrado estudio de la forma. Se encontraron inconsistencias, datos sin justificación y situaciones poco claras. Se le dio suficiente tiempo a las autoridades para subsanar las deficiencias. Sin embargo, algunas de las observaciones de mayor relevancia quedaron sin respuesta. Incluso, se llegó al punto de omitir información que se encontraba en la versión original para no incluir explicaciones sobre la misma. Ante esta situación la mayoría de los miembros del Consejo Superior (8 votos a favor, 1 en contra y 1 salvado) decidieron improbar la Memoria y Cuenta 2009.

La improbación de la Memoria y Cuenta es un primer paso en la dirección correcta, la de tomarse en serio el cumplimiento de los deberes. Una vez dejado en firme esa posición podemos pasar al reclamo de nuestros derechos sin ningún temor. Pienso que el reclamo de todos los trabajadores por un aumento de sueldo acorde con el nivel de la inflación es justo. Me sumo a ese reclamo. Pero no puedo dejar de señalar que el Gobierno Bolivariano en todo momento ha reconocido las deudas con los universitarios, incluso aquellas que dejaron los gobiernos irresponsables de la IV República. Tampoco puedo dejar de reconocer los importantes avances que hemos alcanzado en materia de democratización de la educación universitaria. Además, junto al reclamo por un sueldo justo tenemos que ponernos de pie en contra el manejo irresponsable de los recursos públicos por parte de algunas autoridades universitarias. En la UNA hemos dado un paso al frente, un grupo de profesores, empleados, estudiantes, obreros y egresados decidimos decir basta.



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Julio Mosquera


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