Las “autoridades”
de las universidades opositoras proclaman: -¡no a la nueva Ley de Educación
Universitaria!; en tanto que los ricos del este de Caracas declaran
que los damnificados no es un problema como lo quieren pintan los chavistas;
por su parte, la clase politiquera de oposición considera que Chávez
es un populista y demagogo.
Ya la dinámica
universitaria pasa al terreno de la confrontación, de la amenaza física
y de la desobediencia, al expresar los sectores fascistas que “dirigen
las universidades” que no acataran la recién aprobada Ley de Educación
Universitaria, así lo enrostran por las empresas privadas de televisión
a la par que con esa actitud retadora de manera explícita motivan y
convocan a que las y los estudiantes opositores y acólitos proclamen
por igual, la insubordinación académica, orientan pues, que los estudiantes
se vayan a la calle!.
El propósito:
generar caos y desestabilización en el país, propiciar la ingobernabilidad
todo previo al plan insurreccional que incluye en el menú hasta el
magnicidio, intención – acción, que acaricia las “autoridades
universitarias”, la oligarquía y que financia el Imperio.
Desde “las
salas situacionales” similares a las del paro petrolero del 2002-2003,
las Universidades oligárquica, la derecha asesina, va a monitorear
cuantos estudiantes –según sus cálculos e intenciones- irá a matar
el gobierno y entre ellos y ellas se susurran:- “hay que buscar que
el gobierno mate a decenas de estudiantes pa’que se le ponga la vaina
bien fea Chávez”. “Hay que alentar a los muchachos pa’que se
lancen a la calle a enfrentar a la Guardia Nacional y a la policía”
“Hay que mantener informados a CNN y a Globovisión”. Una autoridad
rectoral planteaba con rabia la conveniencia de que:- “Hay que provocar
que hayan estudiantes muertos dentro o cerca de la Universidad”, a
la par preguntaba con insistencia:- ¿cuál tiene más impacto a favor?
Mientras interrogaba a la vez con sus manos y destellaba la piedra preciosa
de su anillo de graduación que sobre relieve tenía las tres letras:
UCV.
En otro ámbito
geográfico y ambiente “aparentemente” distinto al universitario
sabemos que, por las fechas decembrinas se dan los agasajos, las reuniones
de salutación por el año nuevo y en un conocido restaurant del este
de la capital, una abultada cantidad de personas presente, entre ellos
y ellas todo era alegría, buenos trajes, cada persona lucía su condición
de profesional y egresado universitario así lo indicaban los anillos
de graduación de distintas formas, de variado color y tamaño; la algarabía
ahogaba el volumen del televisor de gran formato y que los dueños amplificaban
aún la imagen en mayor tamaño con un proyector de video beam; los
espacios del restaurant se hicieron chicos ante tantas mesas juntas
y finamente decoradas, al cabo del breve tiempo estas lucían repletas
de comidas navideñas cuyos platos y bandejas casi no cabían, las y
los invitados apenas probaban y pedían otro plato para degustar el
variado menú, los mesoneros para poder llevar a sus destinos, cervezas,
vinos, guiski contorsionaban sus cuerpos para pasar entre sillas y evadir
algún o alguna comensal que ya daban traspiés por los grados alcohólicos
consumidos de distintas y variadas bebidas, los modales de los y las
comensales se ausentaron y ya los eructos se hicieron presente acompañados
de estruendosas carcajadas, de algún chiste malo o el recordatorio
de alguna anécdota de bonanza y derroche.
De repente
y sin previo aviso hace presencia en la pantalla del tv y debidamente
ampliada la imagen del tricolor nacional, el fondo musical y la voz
del locutor anunciando cadena nacional de radio y televisión, pero
como por arte de magia, fracciones de microsegundos hubo un silencio
sepulcral en las y los presentes, apenas entra otra voz en el mensaje
institucional para anunciar la ayuda recibida de países amigos en apoyo
al gobierno bolivariano para que sea distribuidas entre las y los damnificados;
impelidos como un resorte comienzan los gritos de insultos de las y
los comensales como si fueran fanáticos de un equipo deportivo contra
otro; al Presidente, el Comandante Chávez le lanzaron una ración con
toda clases de insultos y de distintos colores e intensidad, a las y
los damnificados les calificaron: -chavistas de mier…! Otro gritó
a todo pulmón: -¡a esas lacras hay que exterminarlas como a las cucarachas!
Mientras se reían a sus anchas. Una señora entrada en años abarrotada
de cremas faciales y collares en su cuello desde su mesa –coincidió
con Fedecámaras- y gritó con desprecio: -a los militares también
hay que apachurrarlos por vendíos! por traidores!; ante el esfuerzo
realizado por la dama para dejarse escuchar con lo que dijo se le escapó
en contra de su voluntad un gas intestinal que fue olfateado por su
entorno pero que lo saludaron y lo soportaron pensando dicho entorno
que ella que se lo dedicaba a los militares. Otro enceguecido por las
empresas privadas de comunicación lanzó un trozo de pan de jamón
hacia la pantalla de proyección del video beam a la vez que se ufana
de su puntería mientras imita a un arbitro de béisbol en sus funciones
de dictar sentencia exclamaba jubiloso de su suerte social complementando
con la consabida sacada de madre: ahí tienen pa’ que coman! Otra
señora de indisimulable edad se paró tambaleante como pudo en la silla
blandiendo sus brazos, aupando para estimular aún más la rebelión
activa de las y los presentes, con las venas del cuello infladas la
dama coreaba el cántico que explotó el clímax de las emociones colectiva:
se vaaa! se vaaa! se vaaa! se vaaa! se vaaa! se vaaa!
Concluyó al
cabo de algunos minutos el mensaje institucional, las y los comensales
quedaron exhaustos por haber drenado con profunda intensidad espiritual
–sin miramiento alguno- sus emociones, su adrenalina, que se ligaban,
que formaban una mezcla peligrosa al unirse con el alcohol y la cantidad
de varias comidas ingeridas, así se explayaron agotados en las sillas,
dándose entre las y los presentes palmadas en los hombros de salutación
–aún si conocerse entre ellos mismos - por su cómplice desdén contra
las y los damnificados, así como contra los países solidarios, mientras
se iban apagando sus risas y su desprecio por esas y esos venezolanos
que no recibieron nada de la renta petrolera.
Nadie recordó
en cual mesa compartía con su grupo, en el suelo habían trozos de
hallacas, de jamón, resto de ensalada navideña, en las mesas quedan
los huesos aún bordeados de cantidad suficiente muslos de pavo y pollo,
en uno los platos que escasamente quedaron sobre una de las mesas yacía
sin función alguna una dentadura postiza, de los servilleteros no se
veía su destino; las regias alfombras con lagunas de refrescos, cerveza,
vino tinto; los manteles a medio caer, los candelabros colgaban de los
ventiladores, trajes y cabellos de las rubias mujeres untados de tortas,
salsa, mantequilla, las finas corbatas lucían como bufandas; todos
y todas rociadas con cualquier líquido que estuviera cerca para lanzarse
entre las y los comensales de las mesas contiguas como si en tres y
dos el bateador de turno en un juego empatado con un sonoro jonrón
dejara en el campo al equipo contrario, así fue la euforia.
Se apagó
el agasajo de fin de año. Afuera, en la acera del lujoso local una
centena de transeúntes y conductores se aglomeraban por lo ocurrido
dentro del restaurant durante la cadena de radio y TV; los y las curiosas
comentaban como un zumbido, las carcajadas no se hicieron esperar de
las y los espectadores fortuitos quienes vieron salir rapidito a los
y las invitadas formales a la fiesta decembrina. El dueño del restaurant
se paró en la puerta para contener esa avalancha de opositoras y opositores
pero fue en vano a la vez que desesperado reclamaba: -hay que pagar!
quién va a pagar! la turba del este de la ciudad le pasó por encima
y allí quedó tendido, grogui, una señorona con un chal que arrastraba
un extremo por el piso con claros síntomas de ebriedad se regresó
dando tumbos a unos dos pasos donde yacía el cuerpo inerte del portugués
y con desprecio lo escupió y exclamó con una lengua sedada por el
alcohol: -tú también eres chavista!
Entre las y
los ingratos comensales que “echaban el carro” en el restaurant
iba uno tapándose un ojo con la mano y con la otra tanteaba el viento
en dirección a su carro puesto que recibió doloroso impacto con un
turrón que se lanzaban entre ellos mismos; otros y otras daban trapies
etílicos, las y los autores del derrape gastronómico al montarse en
sus lujosos automóviles, por salir apresuradamente, chocaban entre
unos y otros, mientras los flash de los celulares de quienes transitaban
por casualidad por frente al restaurant destellaban en la noche y disparaban
contra famosos y radicales periodistas, así como contra las y los moderadores
opositores de la televisión comercial que cubriéndose la cara con
las solapas de sus trajes pretendían pasar inadvertidos mientras que
las furibundas y femeninas anclas de programas de opinión de tv ocultaban
sus caras con los manteles y/o tras los centros de mesas pero que son
todas y todos responsables por alentar a través de la pantalla de televisión
esos incontrolables estados emocionales.
Habrá
que ver cuál será la estrategia del gobierno y del pueblo venezolano
para hacerse respetar en esta fuerte coyuntura. Pues, el gobierno y
el pueblo venezolano se conjuntan para profundizar el proceso acelerando
el tiempo histórico!
(*)Profesor – Periodista