Parte VII

En la UCV pasa algo...

Las “autoridades” de las universidades opositoras proclaman: -¡no a la nueva Ley de Educación Universitaria!; en tanto que los ricos del este de Caracas declaran que los damnificados no es un problema como lo quieren pintan los chavistas; por su parte, la clase politiquera de oposición considera que Chávez es un populista y demagogo. 

Ya la dinámica universitaria pasa al terreno de la confrontación, de la amenaza física y de la desobediencia, al expresar los sectores fascistas que “dirigen las universidades” que no acataran la recién aprobada Ley de Educación Universitaria, así lo enrostran por las empresas privadas de televisión a la par que con esa actitud retadora de manera explícita motivan y convocan a que las y los estudiantes opositores y acólitos proclamen por igual, la insubordinación académica, orientan pues, que los estudiantes se vayan a la calle!.  

El propósito: generar caos y desestabilización en el país, propiciar la ingobernabilidad todo previo al plan insurreccional que incluye en el menú hasta el magnicidio, intención – acción, que acaricia las “autoridades universitarias”, la oligarquía y que financia el Imperio. 

Desde “las salas situacionales” similares a las del paro petrolero del 2002-2003, las Universidades oligárquica, la derecha asesina, va a monitorear cuantos estudiantes –según sus cálculos e intenciones- irá a matar el gobierno y entre ellos y ellas se susurran:- “hay que buscar que el gobierno mate a decenas de estudiantes pa’que se le ponga la vaina bien fea Chávez”. “Hay que alentar a los muchachos pa’que se lancen a la calle a enfrentar a la Guardia Nacional y a la policía” “Hay que mantener informados a CNN y a Globovisión”. Una autoridad rectoral planteaba con rabia la conveniencia de que:- “Hay que provocar que hayan estudiantes muertos dentro o cerca de la Universidad”, a la par preguntaba con insistencia:- ¿cuál tiene más impacto a favor? Mientras interrogaba a la vez con sus manos y destellaba la piedra preciosa de su anillo de graduación que sobre relieve tenía las tres letras: UCV. 

En otro ámbito geográfico y ambiente “aparentemente” distinto al universitario sabemos que, por las fechas decembrinas se dan los agasajos, las reuniones de salutación por el año nuevo y en un conocido restaurant del este de la capital, una abultada cantidad de personas presente, entre ellos y ellas todo era alegría, buenos trajes, cada persona lucía su condición de profesional y egresado universitario así lo indicaban los anillos de graduación de distintas formas, de variado color y tamaño; la algarabía ahogaba el volumen del televisor de gran formato y que los dueños amplificaban aún la imagen en mayor tamaño con un proyector de video beam; los espacios del restaurant se hicieron chicos ante tantas mesas juntas y finamente decoradas, al cabo del breve tiempo estas lucían repletas de comidas navideñas cuyos platos y bandejas casi no cabían, las y los invitados apenas probaban y pedían otro plato para degustar el variado menú, los mesoneros para poder llevar a sus destinos, cervezas, vinos, guiski contorsionaban sus cuerpos para pasar entre sillas y evadir algún o alguna comensal que ya daban traspiés por los grados alcohólicos consumidos de distintas y variadas bebidas, los modales de los y las comensales se ausentaron y ya los eructos se hicieron presente acompañados de estruendosas carcajadas, de algún chiste malo o el recordatorio de alguna anécdota de bonanza y derroche. 

De repente y sin previo aviso hace presencia en la pantalla del tv y debidamente ampliada la imagen del tricolor nacional, el fondo musical y la voz del locutor anunciando cadena nacional de radio y televisión, pero como por arte de magia, fracciones de microsegundos hubo un silencio sepulcral en las y los presentes, apenas entra otra voz en el mensaje institucional para anunciar la ayuda recibida de países amigos en apoyo al gobierno bolivariano para que sea distribuidas entre las y los damnificados; impelidos como un resorte comienzan los gritos de insultos de las y los comensales como si fueran fanáticos de un equipo deportivo contra otro; al Presidente, el Comandante Chávez le lanzaron una ración con toda clases de insultos y de distintos colores e intensidad, a las y los damnificados les calificaron: -chavistas de mier…! Otro gritó a todo pulmón: -¡a esas lacras hay que exterminarlas como a las cucarachas! Mientras se reían a sus anchas. Una señora entrada en años abarrotada de cremas faciales y collares en su cuello desde su mesa –coincidió con Fedecámaras- y gritó con desprecio: -a los militares también hay que apachurrarlos por vendíos! por traidores!; ante el esfuerzo realizado por la dama para dejarse escuchar con lo que dijo se le escapó en contra de su voluntad un gas intestinal que fue olfateado por su entorno pero que lo saludaron y lo soportaron pensando dicho entorno que ella que se lo dedicaba a los militares. Otro enceguecido por las empresas privadas de comunicación lanzó un trozo de pan de jamón hacia la pantalla de proyección del video beam a la vez que se ufana de su puntería mientras imita a un arbitro de béisbol en sus funciones de dictar sentencia exclamaba jubiloso de su suerte social complementando con la consabida sacada de madre: ahí tienen pa’ que coman! Otra señora de indisimulable edad se paró tambaleante como pudo en la silla blandiendo sus brazos, aupando para estimular aún más la rebelión activa de las y los presentes, con las venas del cuello infladas la dama coreaba el cántico que explotó el clímax de las emociones colectiva: se vaaa! se vaaa! se vaaa! se vaaa! se vaaa! se vaaa! 

Concluyó al cabo de algunos minutos el mensaje institucional, las y los comensales quedaron exhaustos por haber drenado con profunda intensidad espiritual –sin miramiento alguno- sus emociones, su adrenalina, que se ligaban, que formaban una mezcla peligrosa al unirse con el alcohol y la cantidad  de varias comidas ingeridas, así se explayaron agotados en las sillas, dándose entre las y los presentes palmadas en los hombros de salutación –aún si conocerse entre ellos mismos - por su cómplice desdén contra las y los damnificados, así como contra los países solidarios, mientras se iban apagando sus risas y su desprecio por esas y esos venezolanos que no recibieron nada de la renta petrolera. 

Nadie recordó  en cual mesa compartía con su grupo, en el suelo habían trozos de hallacas, de jamón, resto de ensalada navideña, en las mesas quedan los huesos aún bordeados de cantidad suficiente muslos de pavo y pollo, en uno los platos que escasamente quedaron sobre una de las mesas yacía sin función alguna una dentadura postiza, de los servilleteros no se veía su destino; las regias alfombras con lagunas de refrescos, cerveza, vino tinto; los manteles a medio caer, los candelabros colgaban de los ventiladores, trajes y cabellos de las rubias mujeres untados de tortas, salsa, mantequilla, las finas corbatas lucían como bufandas; todos y todas rociadas con cualquier líquido que estuviera cerca para lanzarse entre las y los comensales de las mesas contiguas como si en tres y dos el bateador de turno en un juego empatado con un sonoro jonrón dejara en el campo al equipo contrario, así fue la euforia. 

Se apagó  el agasajo de fin de año. Afuera, en la acera del lujoso local una centena de transeúntes y conductores se aglomeraban por lo ocurrido dentro del restaurant durante la cadena de radio y TV; los y las curiosas comentaban como un zumbido, las carcajadas no se hicieron esperar de las y los espectadores fortuitos quienes vieron salir rapidito a los y las invitadas formales a la fiesta decembrina. El dueño del restaurant se paró en la puerta para contener esa avalancha de opositoras y opositores pero fue en vano a la vez que desesperado reclamaba: -hay que pagar! quién va a pagar! la turba del este de la ciudad le pasó por encima y allí quedó tendido, grogui, una señorona con un chal que arrastraba un extremo por el piso con claros síntomas de ebriedad se regresó dando tumbos a unos dos pasos donde yacía el cuerpo inerte del portugués y con desprecio lo escupió y exclamó con una lengua sedada por el alcohol: -tú también eres chavista! 

Entre las y los ingratos comensales que “echaban el carro” en el restaurant iba uno tapándose un ojo con la mano y con la otra tanteaba el viento en dirección a su carro puesto que recibió doloroso impacto con un turrón que se lanzaban entre ellos mismos; otros y otras daban trapies etílicos, las y los autores del derrape gastronómico al montarse en sus lujosos automóviles, por salir apresuradamente, chocaban entre unos y otros, mientras los flash de los celulares de quienes transitaban por casualidad por frente al restaurant destellaban en la noche y disparaban contra famosos y radicales periodistas, así como contra las y los moderadores opositores de la televisión comercial que cubriéndose la cara con las solapas de sus trajes pretendían pasar inadvertidos mientras que las furibundas y femeninas anclas de programas de opinión de tv ocultaban sus caras con los manteles y/o tras los centros de mesas pero que son todas y todos responsables por alentar a través de la pantalla de televisión esos incontrolables estados emocionales. 

Habrá  que ver cuál será la estrategia del gobierno y del pueblo venezolano para hacerse respetar en esta fuerte coyuntura. Pues, el gobierno y el pueblo venezolano se conjuntan para profundizar el proceso acelerando el tiempo histórico! 

(*)Profesor – Periodista

gaspar_velasquez@yahoo.es 

  


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Gaspar Velasquez Morillo (*)

Perfil de Gaspar Velásquez Morillo. Venezolano. Lic. en Periodismo egresado de la Universidad de la Habana Cuba. Master en Periodismo por la UNESCO. Candidato a Doctor en Ciencias para el Desarrollo Estratégico. Línea de Investigación: Gestión Pública Bolivariana. Especialista en Políticas Públicas. Especialista en Ciencia Política. Profesor Universitario en Pre y Postgrado. Facilitador de Procesos Socio-Políticos y Educativo. Asesor Político Comunicacional. Consultor de la Asamblea Nacional 2001 2005 en la Ley Orgánica del Poder Público Municipal y Ley de la Defensoría. 1er Secretario del Consejo Legislativo del estado Trujillo en la República Bolivariana de Venezuela, año 2000.

 gaspar_velasquez@yahoo.es      @gasparvelasquez

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