Es importante, y una obligación ética, si queremos ejercer la crítica, que todos los revolucionarios y revolucionarias leamos la Ley de Educación Universitaria que, muy acertadamente, acaba de vetar el Presidente Chávez. ¡Muy acertadamente! Por favor que cada quien saque sus propias conclusiones de su lectura, no de lo que dice o decía la prensa y los rectores de la oposición. No quisiera agregar mucho más, de las precisas palabras del Presidente Chávez, cuando afirmó que es una ley “inaplicable”.
¡El Presidente Chávez no “arrugó”, como alguna gente nuestra está repitiendo, y mucho menos, tomó la decisión por las presiones de la oposición! Las intenciones y propósitos que plantea la LEU pudieran ser loables, pero totalmente “irrealizables”. A diferencia de la Ley Orgánica de Educación, aprobada meses atrás, que es una ley extraordinaria y coherente, y que también fue, fuertemente, cuestionada por la oposición.
La ley debía vetarse, fue muy mal concebida y era inaplicable. Sólo agregaré, la primera impresión que tuve de su lectura, que era una “ley delirante”… No repitamos, sin haberla leído, que el Presidente “arrugó”. Esto sería una afirmación inmensamente estúpida, gratuita e irresponsable. El tema de la “autonomía” no tiene nada que ver con la decisión tomada, ni la crítica idiota de que generaba un pensamiento único. Universidades como la UCAB, la UNIMET y, en cierta medida, la UCV y la USB son las que generan, o intentan generar, una visión sesgada e ideológica de la realidad.
Son evidentes instrumentos ideológicos del capitalismo y eso habrá que enfrentarlo… Insisto: ¡Leamos la LEU! ¡Y ejerzamos nuestro espíritu crítico revolucionario, de manera consciente!
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