Entre las diversas y arcanas modalidades de corrupción practicadas e impunemente imperantes en nuestro sistema educativo, universitario, medio y primario, les he referido el emblemático caso de aquel deportista que prevalido de sus buenas aptitudes cursó irregularmente todo su bachillerato, luego de haber sido, por decisión de docentes familiares, promovido a 5to y 6to. grados de Primaria, y a quien, como beneficiario de esas elasticidades burocráticas, estas le permitieron ingresar a la Universidad postperezjimenista, y allí aprobar amañadamente toda una carrera de parasitismo, con prebendas laborales, mientras allí “habitaba” y poco estudiaba, y así culminar, por decisión de su partido político, que a la sazón mandaba en Venezuela, su “brillante” carrera con su designación política como tremendo Rector.
Estos integrantes de la psicológicamente conocida como “Generación Boba”(GB) llegaron más allá, una vez enquistados en las raíces mismas del poder popular de un Ministerio de Educación que ha ido petrificando en su seno los peores vicios morales, académicos y humanos, según historias e historietas que la mediática nos ofrece, a veces timoratamente, a veces de la manera más amarillista, pero sin que indistintamente veamos castigos ni sanciones merecidas de ningún tipo.
El Ministro Samuel Moncada, por ejemplo, quiso ponerle el cascabel a ese entogado y embirretado gato con manos peludas, y ya sabemos que “salió del juego”, y menos mal que lo hizo dentro de un gobierno “revolucionario”, bolivariano, moralista y etceterista, porque de otra manera habría desaparecido, aunque la mayoría de los venezolanos no sabemos dónde se encuentra ni qué hace a estas alturas.
Pero hay más, porque, en aras de seguir dotada de lo mejorcito que académicamente siempre queda cuando en una gruesa y grosera nómina no todos han sido beneficiarios de semejantes elasticidades, los Rectores de todas las universidades comprometidas por igual con estos síndromes de perversión moral, personal y administrativa, años atrás decidieron crear la contrata de personal jubilado, una suerte de aprovechamiento a destiempo de las dotes de ese personal que siempre fue marginado y que sumisa y pacientemente toleró todos los abusos que la generación boba en funciones de mando universitario practicó y sigue haciéndolo impunemente. Los ataques recibidos por críticos del gobierno, hasta ahora no han pasado de ser simples chismorreos de mediocres vecindarios.
Sin embargo, la misma “generación boba” ha tenido suficiente injerencia en la escogencia de tales docentes posjubilados como para seguir contratando a “profesores” que no necesariamente hayan merecido seguir allí para “remendar el capote” de la mediocridad académica que nos ocupa, sino simplemente para seguir beneficiándose de los mismos vicios y votos que embobaliconan a semejantes centros de estudio.
Pero hay más, estas universidades crearon la llamada “Generación de Relevo” (GR), nutrida y seleccionada a partir de sus mejores egresados, a pesar de todas las deficiencias académicas que aquella Generación Boba impuso para su conservación _en el país de los ciegos, los tuertos suelen ser reyes_. Sin embargo, con esta modalidad contractual de docentes de elevada calidad, las universidades siguen pecando ya que esa disposición, priva en buena parte de la poca o mediana calidad profesional de sus egresados que en principio debe ser aprovechada por toda la sociedad.
Digamos que con dicha generación relevista las universidades se van quedando con lo mejor y lanzan al mercado nacional a los egresados de menor calidad académica, por lo menos en un mayor número.
Creemos que tal GR no es mala per se, y que sólo falta que a sus beneficiarios se les condicione a prestar servicios docentes y profesionales fuera de ellas, en niveles medios e inferiores de la Educación, y no limitarla a entrar a las universidades para, graduarse y sin salir de ellas, jubilarse y luego ser recontratados por ellas mismas, según las “juiciosas” y “académicas”· decisiones de la GB que estamos invitando a conocer.
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