Cuando uno ve a un Teodoro proponer ¡Abajo Cuba y vivan los gringos!; a
un Américo Martí recibiendo dinero para dar una conferencia contra lo que
creyó y por lo que luchó más de la mitad de su vida; a un Pablo Medina
expresar que Maneiro era un loquito equivocado; a un Gabriel Puerta
Aponte cargándole el maletín a Ramos Allup y al decrépito Pompeyo decir
que los adecos tenían razón en matar y torturar porque ellos se habían
alzado contra la democracia, no le queda otra que preguntarse, quiénes
eran en verdad aquellos jóvenes que dirigieron las luchas por la
libertad, la independencia y el socialismo en los años cincuenta, sesenta
y setenta.
La respuesta habrá que darla en dos partes. Hoy son uno pobres diablos
que vendieron su historia, sus sueños y sus ideales. De jóvenes, quizás
con la excepción de Teodoro quien siempre fue un infiltrado, fueron
diferentes y lucharon por lo que creyeron.
Bien cabe entonces preguntarse si el capitalismo con su dinero pudo
convertir aquellos jóvenes rebeldes y combativos en bazofias andantes qué
será del futuro de los que se forman en la Universidad Católica Andrés
Bello
Nos hacemos esta pregunta porque con tristeza vimos una buena cantidad de
ellos en la parodia de debate que montaron los premajunches… Pobrecitos,
parecían ancianos ocupando el cuerpo de unos muchachos.
Que estén contra Chávez ni asombra ni preocupa, pero que un joven muestre
su admiración por un tipejo con la historia de Diego Arria; que aplauda
las ideas fascistas de un ladrón como Leopoldo López; que se muestre
fascinado por la “intelectualidad y la inteligencia” de María Corina
Machado; que exalte la cultura y la honradez del pupilo de Manuel Rosales
(candidato nada más y nada menos que de AD y COPEII) y que crea en los
principios democráticos del asaltante de embajadas, es como para sentir
pena.
Se supone que un joven es rebelde por definición, solidario por
convicción, rechaza el pasado hormonalmente y lo acompañan sueños de
libertad, paz y justicia. Si no es así no se es joven… Hasta Teodoro fue
así.
Pero ese no es el caso de los jóvenes estudiantes de la Católica... por
lo menos de los que estuvieron presentes en el debate.
Esos, parecían autómatas, estaban teledirigidos, hacían preguntas
previamente preparadas por otros, mostraban desinterés por la respuesta a
sus propias preguntas, se emocionaban con lugares comunes.
No lo mostraron las cámaras, pero no es descabellado suponer que al igual
que en los programas de Venevisión, allí se sacaron cartelitos que decían
(aplausos, risas o de pie según el caso).
¿Cómo puede un joven prestarse a eso, sin sentir nauseas de sí mismo?
Cuando los vi, acudió a mi mente de inmediato la imagen de esa hermosa y
valiente muchacha chilena der nombre Camila Vallejo. Obviamente no por
las semejanzas sino por las diferencias; por el contenido de las ideas;
por la pasión de sus luchas.
¿Qué habrían hecho los premajunches si en el aula magna de la UCAB
hubiese estado una estudiante como la chilena o algunos de sus compañeros
de batalla? Créanlo, habrían salido en estampida o a sus guardaespaldas
le habrías dado la orden de “anularlos”.
Esos muchachos de la Católica inspiran lástima. Lo más hermoso de un
joven le ha sido castrado en los salones de una institución que para
colmo de males se supone está inspirada en el mensaje Jesús.
Si Jesús de Nazaret estuviese al frente de una universidad católica
venezolana les enseñaría a sus muchachos exactamente lo contrario de lo
que enseñó Ugalde y ahora enseña Virtuoso.
Los jóvenes allí formados bajo las enseñanzas rebeldes y revolucionarias
de Jesús repetirían a todo pulmón: “Todo venezolano que por casualidad o
a propósito se encuentre con un dirigente adeco o copeyano, tiene el
derecho a darle por lo menos una pedrada”
arellanoa@pdvsa.com