Universidad para Todos (I)

“...un día la universidad se universalizará; idea que no todos aceptan desde un primer instante, puesto que no conciben, no pueden concebir que una universidad se universalice, que no pueden concebir que se universalice la enseñanza universitaria y que todo un pueblo un día llegue al nivel de lo que llamamos enseñanza universitaria”

Fidel castro, 1969

En un artículo donde justifica la segregación en el ingreso a la educación superior, el Dr. Fuenmayor sostiene que su pensamiento segregacionista se apoya en el Artículo 103 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y en el carácter elitesco de la educación superior cubana. Yo escribí un breve artículo cuestionando el segregacionismo en educación y poniendo en duda la interpretaciones que hace Fuenmayor de la Constitución y de la educación en Cuba. Sostuve que de ser ciertas las interpretaciones de Fuenmayor tendríamos que solicitar un referéndum para modificar el articulado sobre educación en la Constitución y dejar de considerar como referencia el modelo educativo cubano. El Dr. Fuenmayor respondió a mis alegatos en una serie de tres artículos donde desarrolla un poco más sus ideas, trata de descalificarme e introduce un tercer elemento. Ese tercer elemento es su concepción de la inteligencia. No responderé por ahora a las ofensas personales. Me dedicaré más bien a responder a los argumentos en que Fuenmayor soporta su segregacionismo. En esta primera entrega haré referencia al caso de la educación superior cubana.

Creo que el Dr. Fuenmayor tiene una visión incompleta, por decir lo menos, de la historia y de la situación actual de la educación superior en Cuba. Por tanto, como mencioné anteriormente, dedico este artículo a una presentación breve de la historia y desarrollos recientes en la educación cubana y a mostrar como, contrario a lo que piensa el Dr. Fuenmayor, las prácticas y políticas del Gobierno Cubano apoyan la universalización de la educación superior. Finalmente, mencionaré brevemente experiencias en otros países dirigidas a la democratización del acceso a la educación superior.

Para muchos la sociedad cubana es una sociedad estática donde no ocurren cambios importantes desde los tiempos del triunfo de la revolución. Como toda sociedad, la cubana sufre constantes transformaciones. La educación y la cultura no son excepciones. Como dice Silvio Rodríguez, al referirse al asunto de la difusión de la cultura: “Cuba es un país vivo y, por lo tanto con contradicciones. Como en todas partes hay tendencias que son más complacientes con esa zona de la difusión masiva que se apoya en elementos más superficiales que trascendentes. El fenómeno cultural es muy complejo y muy diverso.” (Cuba Literaria, 2001, http://www.cubaliteraria.com/ FIL_Guadalajara/lo_que_ocurre/silvio_conversa.htm). Resalto que el hecho de ser la cultura un fenómeno complejo y diverso no significa que deba estar fuera del alcance de todos sin excepciones y sin limitaciones.

Podemos decir que la transformación de la educación superior cubana ha pasado por tres etapas. La primera se inicia con la Reforma Universitaria de 1962, la cual se caracterizó por la implantación de la enseñanza gratuita y de un sistema de becas. Arturo Rodríguez Pérez, entonces Vice-Ministro de Educación Superior de Cuba, afirmó en 1979 que: “Entre 1960 y 1970 las capacidades universitarias permitieron el acceso de todos los graduados de la enseñanza pre-universitaria. [...]” En esta primera década y la siguiente se logran avances considerables en el aumento de la matrícula estudiantil universitaria, de 20 mil a 240 mil, en la cantidad de instituciones de educación superior, de 3 a 46, y en el número de graduados por año, de 1.300 a 20 mil. Estos datos le molestan al Dr. Fuenmayor quien le encantaría ver cada vez menos estudiantes en las universidades. La segunda etapa comienza en la década de los años setenta. En esta etapa se multiplicaron los centros de educación superior y se inicia la enseñanza a distancia entre otras cosas. El ex-Viceministro Rodríguez Pérez afirma que “[a] mediados de los setenta comienza a aumentar considerablemente el número de egresados de secundaria y se dan cambios importantes en las necesidades sociales. Esta situación lleva a establecer principios de selección para el ingreso a la Educación Superior. Esta selección, agrega el Vice-Ministro Rodríguez Pérez, “[...] se sustenta en el mérito personal, el rendimiento académico y sus aptitudes y vocaciones al concluir la enseñanza media [...]”. Se trata de un sistema de selección sin pruebas. Es a partir del año escolar 1982-83 que se comienza a aplicar un examen de admisión sólo para aquellos que no logran ingresar por el sistema anterior y optan a un cierto número de plazas adicionales. En esta etapa se consolida en Cuba el modelo universitario de los países llamados socialistas. En particular la Alemania Oriental tuvo una enorme influencia en la formación del sistema educativo cubano. Ese modelo se caracterizó por basarse en una meritocracia definida en términos impuestos por la burocracia del Partido Comunista. Ese modelo cumplió un objetivo y se agotó. Así llegamos a la tercera etapa la cual arranca en el 2001 y se lleva a cabo en el marco de la denominada “Batalla de las ideas”. Esta etapa reciente se caracteriza por la universalización de la educación superior. En Cuba la universalización de la educación superior se define como: “la extensión de la Universidad y de todos sus procesos sustantivos a toda la sociedad a través de su presencia en los territorios, permitiendo alcanzar mayores niveles de equidad y de justicia social en la obtención de una elevada cultura integral de los ciudadanos.” (Ministerio de Educación Superior de Cuba, http://www.mes.edu.cu/univer.asp)

No existe unos límites bien definidos entre estas tres etapas. Como señalé anteriormente, cada una de ellas está llena de contradicciones y surgen en ellas los gérmenes de los cambios que se producirán en la etapa siguiente. Por ejemplo, desde hace varios años “[l]a aplicación de la universalización de la enseñanza en la salud pública ha permitido a Cuba cumplir con la demanda nacional e internacional de esos profesionales y lograr un mayor acercamiento del citado servicio a la población. [...], Francisco Durán, viceministro del sector, se refirió al nuevo modelo aplicado en el proceso de formación de profesionales de la salud en hospitales, policlínicos y en las sedes municipales. Subrayó que el continuo perfeccionamiento de esos profesionales permite que sus conocimientos y habilidades sean hoy varias veces superiores.” (Fuente: http://www.radioreloj.cu/mesa/mesa9-9-04.htm). Nuestro país se ha beneficiado de esta política de universalización de la educación en salud con lo médicos cubanos que trabajan en los módulos de Barrio Adentro I y en la instalaciones de Barrio Adentro II. Más recientemente se ha iniciado un problema para masificar la formación de trabajadores sociales a nivel universitario. También se están realizando esfuerzos por masificar la formación en medicina a nivel de postgrado por medio de la Universidad Virtual de la Salud. Para más información sobre este interesante proyecto educativo visite el sitio http://uvirtual.sld.cu/presentacion.php3. Estas políticas son contrarias al pensamiento de Fuenmayor quien piensa que las escuelas de medicina son sólo para unos pocos aptos con aptitudes innatas. Basta ver los directorios de las grandes clínicas privadas de Caracas para ver como se hereda la aptitud para ser médico, la cual encantado certificará el Dr. Fuenmayor.

La demanda de ciertas carreras y las necesidades sociales llevan algunas veces a establecer lo que se conoce como numerus fixus, también llamado numerus clausus. Es decir, de esta situación surge la necesidad de establecer ciertas limitaciones en el acceso. Actualmente tenemos que “La demanda socio-laboral de psicólogos en Cuba ha llevado a mantener la carrera de Psicología entre las más solicitadas por los estudiantes que ingresan a las universidades. Para el ingreso se realiza un examen de aptitud de carácter eliminatorio, entrando a la carrera alumnos con excelentes resultados en el nivel pre-universitario y muy motivados por la investigación (Herrera, 1998).” (Fuente: Actualidad y perspectiva de la formación del Psicólogo en la Universidad Central de Las Villas en Cuba. Luis Felipe Herrera Jiménez y Vivian Guerra Morales, Departamento de Psicología, de la Universidad Central de la Villas, Santa Clara, Cuba, http://www.cop.es/infocop/ infocop74/info74-51.htm). Ahora bien, la situación antes descrita no significa que hay que limitar el acceso a la universidad en general. Aquí encontramos unas de las confusiones del Dr. Fuenmayor. Él no entiende que pueden convivir perfectamente el establecimiento de sistemas de selección y admisión para ciertas carreras y la universalización de la educación universitaria. Precisamente, Cuba nos sirve como ejemplo.

En Cuba se ha ensayado con diversos métodos de selección para regular la admisión a la universidad. Por ejemplo, a partir del año 1991 se comienza a usar un Tests de Habilidades Múltiples para la selección de estudiantes que aspiran estudiar Ciencias Médicas en el destacamento “Carlos J. Finlay”. Desde esta nueva perspectiva se toman en cuenta variable “no académicas” como la creatividad y el compromiso. Además de la prueba se toman en cuenta “...la entrevista, el aval en los preuniversitarios, la valoración de las condiciones físicas y mentales de los aspirantes y el trabajo de formación vocacional y orientación profesional que prepara a los jóvenes para la elección consciente de su profesión y para asumir el compromiso social que demanda el sistema nacional de Salud de cada estudiante y egresado.” (Fernández y otros, 2004, en http://www.bvs.sld.cu/revistas/ems/vol18_1_04/ems04104.htm).

Fidel Castro, en el II Taller Nacional “La Universidad en la Batalla de Ideas” efectuado los días 17 y 18 de Enero del 2002, manifestó:

“Yo creo que podemos convertir la Nación entera en una Universidad. Teníamos una, después dos más, ahora decenas.

Están en todas partes y simplemente me parece ver la posibilidad de una nación convertida en universidad; es un sueño...”

A lo cual agregó:

“ Hoy se trata de perfeccionar la obra realizada y partiendo de ideas y conceptos enteramente nuevos. Hoy buscamos lo que a nuestro juicio debe ser y será un sistema educacional que se corresponda cada vez más con la igualdad, la justicia plena, la autoestima y las necesidades morales y sociales de los ciudadanos en el modelo de sociedad que el pueblo de Cuba se ha propuesto crear”. (http://www.mes.edu.cu/ univer.asp). Como vemos esta idea de Fidel no es nueva, él ya la había manifestado en 1969 tal como lo muestra la cita al comienzo de este artículo.

Otro argumento presentado por Fuenmayor es que “[...] La universidad cubana es elitesca académicamente; no excluye socialmente, ni racialmente, ni por el género, ni por el peso, la talla, la religión; ni por el colegio de proveniencia la región del país de procedencia. Compiten de acuerdo a sus aptitudes, motivaciones y capacidades, e ingresan los intelectualmente mejores.” Veamos que opinan los mismos cubanos de este asunto. Por un lado, los cubanos que se oponen al gobierno de Fidel alegan que a las universidades sólo ingresan los hijos de los burócratas del Partido Comunista. Por el otro lado, tenemos que las autoridades cubanas reconocen que ha habido discriminación en el ingreso a la educación universitaria y que esa situación debe corregirse. Abel Prieto, Ministro de Cultura de Cuba, afirmó recientemente que “[...] después de todos estos años de revolución, estamos discutiendo, por ejemplo, el problema de los prejuicios raciales que persisten en Cuba aún hoy. Una cosa es que la revolución abolió totalmente las bases institucionales del racismo y otra cosa y a pesar de ello, al cabo de más de cuarenta años de revolución, todavía sobreviven prejuicios raciales. Eso lo estamos discutiendo a fondo. En todos estos nuevos planes hay un trabajo particular destinado a jóvenes mestizos y negros que vienen de familias marginales. Por ejemplo, cuando se hacen exámenes en las universidades, entran los mejores resultados. Pero sucede que esos jóvenes mestizos y negros que vienen de familias marginales tienen desventajas en su preparación. Las familias de profesionales se preocupan de que sus hijos estudien, de que se preparen, pero ellos vienen de familias divididas, tienen un montón de traumas, entonces algo que es aparentemente justo como es el examen sobre la base de los resultados, de pronto hacía que algunas carreras aparecieran “blanqueadas” (Fuente: http://www.victoria.co.cu/modules.php? name=Sections&op=printpage&artid=128). Así despachamos otro de los errores de interpretación de Fuenmayor sobre la realidad de la educación superior en Cuba.

Por último, veamos que dice la Constitución de la República de Cuba en materia de educación y de igualdad. El capítulo dedicado a la educación y la cultura no encontramos elemento alguno que permita apoyar argumentos segregacionistas en educación. Uno de los postulados de la política educativa dice “[...] El Estado mantiene un amplio sistema de becas para los estudiantes y proporciona múltiples facilidades de estudio a los trabajadores a fin de alcanzar la universalización de la enseñanza” (énfasis nuestro). La discriminación en el acceso a la educación y la cultura se condena explícitamente en al capítulo dedicado a la igualdad. En el Artículo 42 se declara que “La discriminación por motivos de raza, color, sexo u origen nacional está proscrita y es sancionada por la ley”, a lo cual se agrega que “Las instituciones del Estado educan a todos, desde la más temprana edad, en el principio de la igualdad de los seres humanos”. En el Artículo 43 se afirma que “El Estado consagra el derecho conquistado por la Revolución de que los ciudadanos, sin distinción de raza, color u origen nacional: [...] disfruten de la enseñanza en todas las instituciones docentes del país, desde la escuela primaria hasta las universidades, que son las mismas para todos”. El Artículo 50 establece que “Todos tienen derecho a la educación. Este derecho esta garantizado por el amplio y gratuito sistema de escuelas, seminternados, internados y becas, en todos los tipos y niveles de enseñanza, y por la gratuidad del material escolar, lo que proporciona a cada niño y joven, cualquiera que sea la situación económica de su familia, la oportunidad de cursar estudios de acuerdo con sus aptitudes, las exigencias sociales y las necesidades del desarrollo económico-social” (énfasis nuestro). En otro artículo discutiré en detalle la diferencia entre la frase sombreada y la que aparece en nuestra Constitución y que tanto le gusta a Fuenmayor. En resumen, no encontramos pues en esta Constitución argumentos para apoyar una visión segregacionista de la educación superior contrario a lo que señala el Dr. Fuenmayor.

Con esta caracterización del desarrollo y de la situación de la educación superior en Cuba queda demostrado que ésta no puede ser usada para justificar el segregacionismo en el acceso este nivel del sistema educativo. Por el contrario, ésta soporta la visión política y práctica de una universidad para todos. Tenemos entonces que Fuenmayor tiene una visión distorsionada de la realidad de la educación superior cubana la cual usa para justificar sus ideas segregacionistas. En el próximo artículo comentaré acerca de la concepción obsoleta de la inteligencia que manifiesta el Dr. Fuenmayor en sus escritos.

Para terminar, daremos un paseo breve por algunos países donde se están haciendo serios esfuerzos por universalizar la educación universitaria. Japón nos ofrece un ejemplo excepcional. En 1966 en 34% de los estudiantes que egresaban de secundaria manifestaban interés en estudiar en la universidad, pero sólo el 17% lograba ingresar. Esto significa que la tasa de competencia era de un 50%. Se solía decir que “el éxito de una persona en la prueba marcaba su éxito para toda la vida” (Mori, 2002), también se hablaba del “infierno de la prueba” para referirse a los exámenes de admisión a las universidades. Para 1999 esta situación había cambiado notablemente, en ese año el 49% de los graduados de secundaria fueron admitidos en las universidades. Si tomamos en cuenta todas las instituciones de educación post-secundaria tendríamos que el 60% de los egresados de la educación secundaria fueron admitidos a la educación superior en 1999. Las autoridades japonesas proyectan que para el año 2009 cada estudiante será capaz de registrarse en una institución de educación superior (Mori, 2002). Según Mora y Vidal (2000-2001), la matrícula de estudiantes universitarios en España creció de 178 mil en 1960 a más de millón y medio en 1998. Para el año escolar 1997-98 el 55% de la población española de 18 años de edad ingresó a la educación superior. Para Trow (1973), un sistema de educación superior en el cual más del 50% de la cohorte en edad potencial está inscrita en una universidad se puede decir que se alcanzó el nivel de universalización (citado en Mori, 2002). En Francia, donde la constitución garantiza el ingreso a todos los estudiantes que tengan las cualificaciones, se han estado buscando formulas para democratizar el acceso a la universidad. Después de 1968 se ha ensayado en ese país con diversas rutas para flexibilizar el acceso a la universidad. Tendríamos que dedicarle un artículo separado a este asunto.

En conclusión, las prácticas y políticas educativas del Gobierno de Cuba no apoyan el pensamiento segregacionista del Dr. Fuenmayor. Además, tenemos que en muchos países se están haciendo enormes esfuerzos por universalizar la educación universitaria y democratizar el acceso a la educación superior. En lugar de crear sistemas de admisión basados en principios seudo-científicos para limitar el acceso de aquellos que son catalogados como ineptos, tal como lo propone el Dr. Fuenmayor. La universalización de la educación superior será una conquista del pueblo comprometido con la Revolución Bolivariana, aunque a Fuenmayor no le guste.


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Julio Mosquera


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