Los hurtos en la Ciudad Universitaria se han convertido en la cotidianidad en la vida de las y los ucevistas, se han hecho tan continuos que, pareciera, haber un plan para que éstos/éstas se acostumbren a que la inseguridad, dentro del campus, sea parte del ser ucevista, como el reloj o el Pastor de Nubes. Pero, quién o quienes trabajan en esa macabra misión? La respuesta no es fácil de responder, son tantas variables por descifrar.
El cuento ya lleva su tiempito. Así, en diciembre de 2010, con motivo de la problemática creada por las lluvias ese año, las y los damnificados, en la UCV se prendió la chispa de la solidaridad y, para ello, se estableció en esa casa de estudios un centro de recepción de ayuda para las y los compatriotas en desgracia. Pues, en esos días ocurriría un hecho despreciable y repudiable: “El Vicerrector Académico, Nicolás Bianco, junto al Vicerrector Administrativo y el Secretario de la UCV, Bernardo Méndez y Amalio Belmonte, explicaron que en el centro de acopio fueron hurtados los materiales que estaban siendo donados por los miembros de la comunidad universitaria para ser entregados a los numerosos damnificados que han dejado las lluvias en el país. De igual forma, denunciaron que cuatro proveedores de los cafetines fueron robados. “Los sujetos desvalijaron a dos camiones el día de ayer y a dos el día de hoy dentro de la universidad, bajo el pretexto de regalar la mercancía a los más necesitados”, señalaron en nota de prensa…” (El Universal, 02-12-2010). El vicerrector académico Nicolás Bianco, además de repudiar esos hechos, aseveraba en dicha nota de prensa que: “Bianco acotó que las investigaciones están muy avanzadas y que próximamente se confirmará la identidad de los implicados, para luego proceder a su procesamiento y sanción…” En la nota de prensa le meten piquete político, los denunciantes Méndez y Bianco: "Los sujetos desvalijaron a dos camiones el día de ayer y a dos el día de hoy dentro de la universidad, bajo el pretexto de regalar la mercancía a los más necesitados". Pasados, dos (2) años y tres (3) meses, aún seguimos esperando porque se concrete lo allí expresado por el vicerrector Bianco, no hay detenidos y mucho menos se conocen sus identidades, mucho menos aprehendidos y sancionados.
Dos (2) años y sus meses, un nuevo hecho de similares características ocurre pero en el Comedor Universitario. “Un grupo comando hurtó cientos de kilos de alimentos no perecederos de los almacenes del comedor social de la Universidad Central de Venezuela durante la madrugada de ayer. Los sujetos forzaron tres rejas que protegen la despensa del establecimiento con una barra metálica para ingresar al lugar. De acuerdo con el secretario general de la UCV, Amalio Belmonte, los sujetos tomaron diez ollas industriales de aluminio, las llenaron con pasta, granos, harina de maíz, aceite y otros alimentos no perecederos y huyeron del lugar cargando con los víveres, sin ser detectados por la vigilancia privada de la casa de estudios…” (Últimas Noticias, 26-03-2012). El secretario Belmonte no escatima para darle su toque político a esos lamentables hechos: "¿Cómo son capaces de atacar el servicio de mayor sensibilidad de la Universidad Central? Nos afecta mucho porque los bienes de consumo directo son los que más se han encarecido. Esto se suma a las insuficiencias presupuestarias que sufrimos", expresó Belmonte…” (Últimas Noticias, 26-03-2012). Ni una palabra autocritica sobre los hechos, ¿dónde estaba la seguridad interna?, ¿las cámaras tomarían algo? Nadie hace mercado en el comedor universitario y se lleva hasta las ollas, ¡y qué ollas! Y sale campante por los pasillos como si nada y nadie se percate. Casi que, Belmonte acusa al Gobierno Nacional de lo allí ocurrido. Politizar un hecho tan funesto, es negarse a buscar las soluciones a esa problemática tan grave.
Esa, ha sido una constante en la actuación de las autoridades ucevistas, en lo que se refiere al tema de la inseguridad en la Ciudad Universitaria de Caracas, politizar los hechos, ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. En la Sesión del Consejo Universitario del 26-10-2011, el entonces director de seguridad interna de esa institución, el Abog. Marcelino Alcalá les informaba a las y los integrantes de ese cuerpo: “el grave problema en el que está inmersa la Dirección de Seguridad, obedece fundamentalmente a un marcado deterioro de los principios y valores en un significativo grupo de vigilantes, quienes están formados en la lógica de la inmoralidad. Lógica que se verifica en la indisciplina, el irrespeto, la negligencia, el ausentismo laboral, la participación en hechos delictivos (hurtos, robos, desvalijamientos, falsificación de documentos, consumo de alcohol, y otros). Pero también tiene que ver con una histórica ausencia de políticas de seguridad, particularmente en materia de selección e ingreso de personal y la falta de formación y capacitación. Igualmente, el escepticismo, la desmotivación y la desconfianza por promesas incumplidas han coadyuvado al referido deterioro. Asimismo, aclara que esta Dirección cuenta con una importante reserva moral constituida por hombres y mujeres honestos y honestas, con alto sentido de responsabilidad y pertinencia con nuestra Casa de Estudios, la cual forzosamente nos convoca a seguir luchando por la construcción de una instancia profesionalmente preparada, que en el marco de los principios, los valores y un profundo amor por la misma, hoy Patrimonio Cultural de la Humanidad, garanticen su seguridad en los términos demandados por su comunidad. En este sentido manifestó lo siguiente: “Convencidos estamos que revertir esta lamentable realidad, no será tarea fácil, pero tampoco imposible; con políticas coherente, autoridad y persistencia en la acción, seguro que lo lograremos, porque definitivamente, la fuerza moral terminará imponiéndose por encima de la lógica inmoral. Como prueba de esta reserva, podemos señalar la importante y significativa participación de los trabajadores, tanto obreros como administrativos en la elaboración del Proyecto de Seguridad de Seguridad que a los fines de su consideración, consignaremos ante éste Consejo.” El Abog. Alcalá, renunciaría en los meses subsiguientes. El 13-02-2012, se designarían como nueva autoridad de esa dirección al Abog. Daniel Rivero.
El diagnóstico del Abog. Alcalá es concluyente: i) hay un problema serio en el componente de seguridad, sus integrantes. Esto, ha conllevado a la complicidad interna en algunos de los hechos ocurridos, como lo denunciara su sucesor en el cargo, el Abog. Rivero: “Una lucha por retomar el control de la seguridad de la Universidad Central de Venezuela (UCV) sería la causa de las acciones violentas dentro de esa casa de estudios. Así lo estimó vía telefónica el abogado, criminólogo y director de seguridad de la UCV, Daniel Rivero, quien agregó que los robos sistemáticos a la universidad cuentan con complicidad interna. Al respecto, indicó que hay varios funcionarios que han sido capturados in fraganti en vandalismo contra la institución, pero no han podido ser sancionados porque se escudan en la inamovilidad laboral, con el apoyo del sindicato, “que es quien está facultado para proponer al personal que prestará servicios en esa área”. Dateados. Rivero recordó que en el robo masivo que se realizó durante el asueto navideño, los ladrones “no violentaron puertas y sabían exactamente que el lugar que estaban saqueando no era alcanzado por las cámaras de seguridad”. (Últimas Noticias, 11-01-2013). Ahora el problema de la inseguridad, según los nuevos directivos, se reduce a que le quieren serruchar su puesto, “a una lucha por retomar el control de la dirección de seguridad”. Es la nueva variable que se introduce en la decodificación de esa problemática.
El Abog. Alcalá en su diagnóstico introduce otro elemento clave: “una histórica ausencia de políticas de seguridad, particularmente en materia de selección e ingreso de personal y la falta de formación y capacitación”. Tal hecho pareciera no relevante, pero sí lo es. Tal diagnóstico, pareciera ser el mismo que el Abog. Marcelino Alcalá hiciera cuando se encargara de la dirección de seguridad en 1988, leamos: “Hace tres años, cuando se asumió la Dirección del Departamento de Protección y Custodia, nos encontramos con una situación muy dolorosa en relación al funcionamiento del mismo, pues prácticamente estaban afectadas negativamente todas las actividades del Departamento. El número de vigilantes era insuficiente, ya que las jubilaciones y pensiones ocurridas desde 1982 hasta 1988 no habían sido compensadas con nuevos ingresos…” (Correo Ucevista, Año 3, Nº 9, Octubre 1991). En 1996, asumiría el rectorado el camarada Trino Alcides Díaz, actual embajador en la República de México, en su informe, la Comisión de Enlace de la dirección de seguridad concluye en su diagnóstico sobre la situación del cuerpo de vigilancia, entre otros elementos, uno a resaltar: “No hay Plan Estratégico de Seguridad, lo que conlleva a que la seguridad se realice de una manera rutinaria, generándose una desmotivación en el ejercicio de labores por parte del personal de vigilancia”, lo cual refuerza en otro punto de su diagnóstico: “ No existe criterio universitario de supervisión, lo cual genera indisciplina”. En su informe, presentado a dicha Comisión, el director de seguridad saliente, el Prof. Lenin Molina, señalaba: “La evaluación efectuada acerca de la eficiencia, la eficacia y la productividad del Cuerpo de Seguridad Interna de la UCV, en términos de una mejor acción, mejor rendimiento, calidad de esa acción y de ese rendimiento, así como de la apreciación, por supuesto, subjetiva, de la satisfacción que se observa en el personal, ha dado como resultado un balance no satisfactorio, que requiere adoptar un programa diferente al ejecutado en 1995, cambiar el Plan Operativo ineficiente y establecer organizativamente cambios permanentes para obtener calidad en la productividad del servicio que prestamos a la Universidad”. En esos años se establecía un Plan de Seguridad que se desarrollaba con la comunidad. En 1996, el cuerpo de seguridad interna ucevista contaba con 34 empleados administrativos en Caracas 8 en Maracay; 239 obreros en Caracas y 65 en Maracay. En Caracas se mantenían activos realizando labores de seguridad en campo 205, ya que 4 tenían permiso sindical, 12 estaban de reposo abierto, 18 realizaban labores distintas al cargo de vigilantes, y 71 estaban en los estacionamientos. Mientras que, en Maracay, 65 estaban activos en las labores de seguridad, 5 tenían reposos abiertos y 2 tenían licencia sindical, según se desprende del Informe de la Comisión de Enlace en la Dirección de Seguridad de la UCV para el Rector Prof. Trino Alcides Díaz, año 1996.
Sucedería al Rector Díaz el Prof. Giuseppe Giannetto en el año 2000. Esta fecha es de suma importancia considerarla, Giannetto llega al rectorado con una promesa sacada del manual neoliberal: “Una vez que asuma el equipo rectoral el próximo viernes 16 de junio, plantearé en la primera sesión del novel Consejo Universitario, la reestructuración o intervención de las dependencias centrales, es decir, las que están adscrita al rectorado… (…) “No significa que vamos a despedir gente. Pero movilizaremos personal hacia otras áreas que sean más necesarias, eliminaremos dependencias y adscribiremos unas a otras”. (El Nacional, 12-06-2000). El desmontaje del Estado Universitario conllevaba la debilitación de las funciones de ciertas dependencias para abrirle paso a la privatización de algunos servicios, así comenzaron aparecer en el campus ucevista los servicios de vigilancia privada en algunas Facultades; mientras la Dirección de Servicios Generales se desmontaba para que, ingresaran lo servicios tercerizados de mantenimiento y limpieza, un negocio bien próspero. Al debilitar al Estado Universitario, con ello se debilitaba la Universidad. La seguridad, a partir de entonces, si adolecía de atención por parte de las autoridades universitarias, la misma se profundizaría y agudizaría hasta los niveles que hoy presenta el tema de la Seguridad en la UCV y que se le presta atención, solo cuando ocurren hechos dramáticos como los que se vienen presentando regularmente.
Los hechos presentes, deben reclamar la unidad de acción tanto de las autoridades ucevistas (principales responsables por Ley) como del Gobierno Revolucionario, como de la comunidad de estudiantes, obreros/obreras, empleados/empleadas, profesores/profesoras y de sus organizaciones gremiales y sindicales. Si no se asume como un problema de todas/todos, imposible tener acierto en su solución. Más allá de unas puertas, cámaras o mejor dotación al cuerpo, la solución debe ser integral, dada las connotaciones que ha alcanzado el problema; como bien lo asoman la dirigencia estudiantil (FCU) y sindical (SUTRAUCV-SINATRAUCV). “Todos los estudiantes, trabajadores y profesores nos vemos perjudicados por la existencia del narcotráfico y el peligro dentro de la universidad (…) la presencia de cuerpos policiales en las entradas de la institución permitirá trabajar en conjunto y mejorar esta situación”, recalcó. Requesens recordó que la semana pasada se llevó a cabo una reunión, para solicitar que el estudiantado y demás integrantes de la UCV sean integrados en las distintas mesas de trabajo que buscan entender los problemas que les aquejan, pues “son quienes conocen la realidad de la Central, qué pasillos son peligrosos, cuáles tienen o no luz y demás detalles”. (Noticias24.Com, 22-02-2013). Y ese análisis lo comparten tanto la dirigencia sindical de SutraUCV como la de SinatraUCV. Detrás de toda esa campaña de hurtos y asesinatos dentro del campus ucevista, bien pudiera estar el narcotráfico disputándose un territorio bien jugoso para sus negocios.
Por eso, no entendemos el desinterés mostrado por las autoridades ucevistas de entrompar el problema contundentemente. Se nombran comisiones que, después, se congelan en reuniones sin resultados. Pareciera que pretenden darles largas a la solución del problema, mientras intentan politizar el problema, echándole la culpa del mismo a un ente externo, el Gobierno Nacional. La comunidad universitaria debe exigir de sus autoridades que asuman en serio este problema, que establezcan plazos cortos de medidas urgentes a tomar en conjunto con la comunidad universitaria y el Gobierno Revolucionario. Urge un Plan Operativo de Seguridad que establezca metas y objetivos a lograr en el corto y mediano plazo. La reestructuración del Cuerpo de Seguridad Interna, también es una medida sana, para corregir lo que haya que corregir. La Comisión creada por el Consejo Universitario para abordar este grave problema tiene la palabra, ya basta de dilación a un tema fundamental para la vida de las y los ucevistas, su seguridad.
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