Desde que se anunció la consulta nacional acerca de la calidad educativa hemos planteado diversas objeciones a tal planteamiento, exponemos algunos de los argumentos en lo basamos nuestra objeción a la Consulta sobre la calidad educativa.
El modelo educativo que se ha venido instrumentando en estos 14 años de revolución no es otro que el de la Educación Bolivariana, plantear una consulta que apunta a medir la educación que tenemos desde parámetros de calidad puede convertirse en un ejercicio teórico que deje como resultados un compendio de buenos deseos, distanciadas de posibilidades reales que se traduzcan en políticas educativas aplicables en la realidad concreta de nuestra educación.
La actitud de aversión y rechazo sistemático por parte de sectores opositores a las políticas educativas que desde el año 1999 ha implementado el gobierno contrasta con la posición de estos mismos sectores en relación a la Consulta sobre calidad educativa, entre ellos destaca la posición de Leonardo Carvajal quien muestra una opinión tan favorable a la consulta que nos hace sospechar de la pertinencia de la misma, así como de los objetivos que se persiguen con este proceso.
Si estamos claros en que la política educativa debe estar en manos del Estado, Estado docente, y que la revolución ha logrado arrebatarle a sectores que tradicionalmente controlaron la educación (sindicatos, partidos, iglesia, intelectuales, etc.), el poder que ejercieron en la educación, mal podemos promover políticas que dejen posibilidades de que estos sectores desplazados reconquisten espacios y cuotas de poder en este importante ámbito.
Realmente lo que debería plantearse es un debate profundo acerca de la Educación Bolivariana para mejorarla, así como para superar las deficiencias que aún persisten en ella. No hacerlo es echar por la borda lo mucho o poco que en 14 años se ha logrado.
Todos queremos una educación de calidad, eso es indiscutible, la diferencia es que la educación incluyente, popular, equitativa, que abarque a las mayorías y que garantice la igualdad de posibilidades para todos y todas requiere de una sociedad más igualitaria a la que sólo podemos aproximarnos erradicando plenamente los rezagos de la sociedad desigual e injusta que el capitalismo promueve.
Por la urgencia de un necesario y sincero debate sobre la educación bolivariana, sus alcances y limitaciones.