Ante la pregunta sobre las distintas propuestas que se han intentado para cambiar el sistema educativo, en reciente entrevista el Ministro Héctor Rodríguez respondió“…yo diría que la revolución en sus 15 años ha tenido un solo planteamiento educativo: la inclusión…”, a esto le diríamos que este juicio suyo suena un poco mezquino, por decir lo menos, ministro.
No es mentira que uno de los ejes medulares de la educación en estos años de revolución ha sido el de la inclusión, pero considerar que todo se ha reducido al tema de la inclusión es desdeñar lo que podríamos llamar logros y alcances educativos de los últimos tiempos.
¿Dónde deja el Ministro los logros de la Educación Bolivariana?, bueno habría que preguntarse primero si el ministro ha oído hablar de eso, si el ministro sabe que además de Escuelas Bolivarianas, existen también Liceos y hasta una Universidad, que fue bautizada con ese nombre en ese mismo marco de rescatar un concepto educativo novedoso con referentes semánticos cercanos a la revolución.
Quizás la información que el ministro maneja al respecto es que todo eso ha sido un fracaso, que nada de eso sirve para nada y que por eso es que hoy el ministerio promueve una consulta nacional para comenzar de nuevo.
El ministro comenta que hay 30 investigaciones en desarrollo que se le han solicitado a los especialistas, ¿será que algunas de estas investigaciones o más de una de ellas abordan la especificidad de la educación bolivariana?. Hace unas semanas atrás en entrevista que hiciera Luis Bonilla a la viceministra El Ackar, ésta expresaba que entre los investigadores se encontraban ideologías diversas, lo que permite inferir que ideólogos opositores participan de esta ruta de la consulta.
Ante esto nos surgió la inevitable interrogante ¿será por eso que Carvajal aplaudió tanto la consulta nacional sobre calidad educativa?.
El ministro Rodríguez, quien ha dado muestras de contar con sólida formación ideológica, debe evitar que el pragmatismo se imponga en el ámbito educativo. Como bien lo dice él existen dos modelos confrontados, el del pasado, que representa al capitalismo, y el de nuestros días que se le opone y que supone una transición al socialismo bolivariano.